La representatividad del artista visual en MICASA a más de 100 días del gobierno del cambio

Según mi experiencia, muchos de los procesos productivos del arte contemporáneo no entran en la lógica de la tarima, del festival, del espectáculo. Y no quiero reducir la propuesta del estallido cultural a un carnaval de pasarelas populares, del venga, traiga sus cosas y vamos viendo cómo participa, pues de ello si que muchos hemos mal comido. Le pido a la ministra que replantee los espacios de participación concernientes a las artes visuales, que incluya a otros actores institucionales, colectivos de artistas y espacios de exhibición naturales de estos espacios en la discusión.

Existe un problema de representatividad de los agentes culturales asociados al arte contemporáneo en el Ministerio de Cultura, las artes y los saberes MICASA[1]. Lo enuncio gracias a la poca participación en espacios de diálogo cultural que se han creado para que el arte contemporáneo dialogue con las propuestas del Estallido Cultural[2], lo que ha generado especulaciones en un gremio tan variopinto cómo el de los artistas plásticos y visuales del país. Esta especulación la he visto reflejada y vivido tanto en los espacios de diálogo que he entablado con algunos agentes culturales, como en las plataformas web como Esfera Pública y la recopilación de discusiones que ha hecho de los textos de Isabel Cristina Díaz[3] y Alberto Borja[4]; además, se ve reflejada en las publicaciones en Instagram que ha recopilado voces como las del profesor Santiago Trujillo[5], o en espacios de denuncia sobre el Salón Nacional de Artistas como lo hace la cuenta Confesiones SNA 46[6]. Y aunque considero que la discusión ha carecido de más voces críticas, analíticas y reactivas a este problema, creo que es un muy buen punto de partida para que el gobierno del Cambio cambie formas de diseñar políticas públicas que dinamice un sector que en el año 2021 graduó según su código SNIES de Artes y Humanidades 8.080 nuevos profesionales[7], sin contar profesionales de las licenciaturas en artes, de las cuales soy egresado.

Estos datos pueden caer en lo vano, pues todos los graduados de estas carreras conforman pequeñas comunidades que les permite su accionar y dialogo en escenarios donde en ocasiones la legitimidad de sus faenas se ven cuestionadas por las pocas formas profesionales de accionar en los espacios. Así configuran prácticas que pueden no ser cercanas a lo que se espera que haga un egresado de artes, humanidades o licenciaturas, haciendo casi ilegible sus acciones alrededor de lo que comúnmente se considera arte. Lo digo no solo por experiencia propia, también por los eventos de dudoso respaldo discursivo de la academia o del mismo mercado como lo fue la pasada Bienal de Arte de Cali[8] o el publicitado evento por la W Radio llamado El Legado del Arte[9], que prometen escenarios robustos donde un profesional se pueda desempeñar, pues la participación de muchos artistas queda relegada a escenarios de exhibición de piezas decorativas que poco o nada están diciendo sobre las discusiones de fondo que ha querido dar la disciplina y que dan cabida a acciones poco profesionales o de poca habilidad especializada. Tal vez sea un romántico o un romanticón, pero creo que el arte está llamado a ser más que una práctica de decoración de interiores.

Con esto hago referencia a ideas regentes de la estética contemporánea, a las nuevas formas de creación que salen de los formatos del lienzo del metro por metro veinte y a formas de acoger prácticas artísticas validadas por públicos mayoritarios en otras latitudes del globo. Sin embargo, este tipo de poca vocería de quienes queremos discutir temas esenciales de la práctica artística desde un ejercicio profesionalizante en el país, donde los procesos productivos se nutren de sofisticados significados, no solo sobre la forma sino sobre el concepto que se desarrolla o las conexiones con otras disciplinas caen en el hartazgo social o el aburrimiento del consumidor, o eso creo; pues pareciese que los grandes eventos artísticos son exitosos cuando no motivan otros significados de lo que es el arte decorativo, donde la identidad no es cuestionada, ni el patrimonio nacional se pone en discusión con las nuevas prácticas artísticas. Aclaro, no digo que en este grupo variopinto de artistas no existan diversos escenarios y prácticas, precisamente el evidenciarlo es uno de los objetivos de este texto, pero pareciese que el arte se concibe bajo un solo significado, heredado de definiciones singulares; por ello, aplaudo la intención de ampliación de significados que quiere hacer el Ministerio de Cultura, aunque hasta ahora en el caso de las artes visuales pareciese que solo le afectaría el nombre que lo enmarca.

De esta manera, el arte o las artes van perdiendo interlocución con un público que poco lo mira, que busca una esfera de discusión más popular en un interlocutor que le basta con que lo denominen como un creativo para sentirse cercano a las artes visuales, como el caso del recién nombrado embajador cultural J Balvin[10] en el prestigioso museo de esculturas de Hisshhorn[11]. Y no digo que esté del todo mal que una figura pública tan relevante en el mundo del espectáculo lleve la bandera de una práctica que no practica, me refiero a la práctica escultórica, digamos que el comité del museo tiene sólidos argumentos para designarlo en este rol. Sin embargo, queda en duda cuales fueron éstos y de qué figuras están legitimando una disciplina que antes se soportaba en la práctica de sus propios artistas. Sumado a esto, si se buscan representantes de una práctica o una institución, uno supondría que las personas comisionadas han construido conocimientos basados en su experiencia y en la transformación de las ideas que lo rodean gracias a su accionar, pero creo que los espacios de legitimidad han cambiado a nivel mundial.

También, digamos que hay cambios significativos en quienes participan del arte, que están conectado a otros públicos, antes excluidos por dinámicas rocambolescas, que no les permitían acercarse al arte entendido como fenómeno y como objeto, como lo menciona el crítico Jerry Saltz en su trino donde festeja la participación en alza de mujeres artistas y de artistas sin representación galerística en eventos de exhibición y venta de obra[12]. Claro, este twitt hay que interpretarlo con cautela, y más que ello, procurar contextualizarlo al caso colombiano, pues, aunque hay figuras femeninas cada vez más relevantes en escenarios expositivos y artistas emergentes que están batallando con las formas tradicionales y excluyentes de mover su obra, es necesario robustecer las condiciones de su participación para no caer en un simple movimiento temporal. Esto lo expreso debido a lo dicho por el ensayista William Deresiewicz, pues en estos momentos los artistas están batallando contra las nociones de producción artística que cimentan su definición desde la practica aficionada o amateur (2021)(Deresiewicz, 2021), el cual no plantea las preguntas que considero debe dar la disciplina.

Deresiewicz expresa claramente que:

El arte verdaderamente original – experimental, revolucionario, nuevo – siempre ha sido un asunto marginal. En buenos tiempos para el arte, gran parte del mismo puede mantenerse en la línea de la viabilidad, allí donde consigue sobrevivir, donde el artista puede plantarse y seguir trabajando hasta ser reconocido (2021, p. 19).

Y es aquí donde este autor se preocupa por enunciar una búsqueda de la originalidad, cómo una esencia de la creación artística, la cual plantea una discusión sobre los que representan las diversas prácticas artísticas y buscan un ejercicio transformador, no reproductor de otras formas de producir y decir. Por lo tanto, los artistas no solo debemos enfrentarnos a formar gusto, luchar con ideas preestablecidas sobre cómo se debe formalizar una pieza artística, sino que debemos batallar con la creación aficionada de otros que no practican algunas de las prácticas que desean representar, basados en la reproducción de modelos productivos ya afianzados. Pues:

Las grandes obras de arte, incluso las que son simplemente buenas, dependen de la existencia de individuos capaces de dedicar la mayor parte de su energía a producirlas; en otras palabras, profesionales. La creatividad amateur es sin duda algo maravilloso para aquellos que la practican. Pero no debe confundirse con el articulo original (Deresiewicz, 2021, p. 21).

Con ello no quiero decir que el artista es el que exclusivamente se dedica a desarrollar prácticas y a hacer objetos de arte, pero si el que dedica la mayor parte de su tiempo o sus esfuerzos a enriquecer la disciplina con sus acciones, pues “cuanto menos pueda ganar uno con su arte, más deberá depender de otras fuentes de apoyo como mamá y papá. Cuanto menos dinero haya en las artes en general, más será un juego de niños ricos” (Deresiewicz, 2021, p. 18), esta es una realidad innegable como lo expuso el profesor Lucas Ospina en su texto ¿de qué vive un artista?[13]. Y es esta limitación a la cual se enfrentan muchos artistas a nivel mundial, la de dedicarse exclusivamente al arte, pero, esta discusión se debe abordar bajo todas las definiciones de lo que se considera arte. Por lo tanto, es preciso ampliar los significados de lo que llamamos arte, debemos atrevernos a proponer otras maneras de formalizar el arte y reconocer en otras prácticas saberes nacidos de la experiencia acumulada gracias al tiempo dedicado de los artistas. Parte del meollo de esto es ¿cómo se rentabiliza para que el artista dependa cada vez menos de un apoyo externo?

Bajo este escenario que acabo de esbozar, el cual me espanta y preocupa, planteo elementos de desarrollo respecto a las necesidades que considero tiene el sector de las artes visuales en Colombia, basadas en la promoción y el reconocimiento de diferentes prácticas y roles que pueden ampliar la definición de arte en el país, definición que precisamente acojan el término de las artes y los saberes, como creo que lo propone el Ministerio de Cultura. Y sé que este postulado es enormemente ambicioso para resolverlo en un breve texto, y mucho menos, se pude plantear desde una sola voz, la mía, pero como artista y educador considero que puedo sumar a una discusión que necesita plantearse desde el Ministerio de Cultura hacia la comunidad variopinta de artistas visuales de este país.

Es obvio que inicio hablando de la poca representatividad de las artes visuales en el nuevo Ministerio, y la casi nula aparición de una mención a las instituciones que la soportan en la propuesta de estallido cultural. También, mencioné el poco desarrollo de otras formas de definir el arte en Colombia, y el escaso encuentro que las diversas prácticas artistas tienen en los escenarios sociales como un asunto histórico. Todo ello decanta en una propuesta de identidad inconclusa, huérfana de las artes visuales en el Ministerio; pues, sumado a esto, en el anterior gobierno si se viabilizó una identidad alrededor de la economía naranja, pero no se desarrolló con propiedad la identidad del artista y sus roles periféricos a su práctica. Y aunque muchos crean que la propuesta del gobierno Duque no tuvo mucho calado en la comunidad de artistas, si considero que se desarrolló, si se implementó y el sector de las artes del país se apropió de sus dinámicas. Aunque no esté de acuerdo con esta propuesta de artista y emprendedor, en los cuatro años del gobierno Duque se logró centrar la oferta de venta de obra a través de intermediarios en la ciudad de Bogotá para los meses de octubre y noviembre, claro, refiriéndome estrictamente a lo que considero arte contemporáneo.

Pero no entraré a discutir un camino que ahora debemos recorrer, viendo el retrovisor en cada giro, aunque prácticamente eso sea peligroso. Pero, vale la pena escuchar a la ministra de Cultura Patricia Ariza, como al gestor cultural de festivales Viva el Planeta – Juntanzas Polifónicas[14], para empezar a comprender cómo un plan piloto busca dar luces sobre el camino que recorrerá la institución en estos menos de cuatro años que le resta. De la charla que tiene ellos en el espacio virtual, puedo sacar un par de conclusiones, que me adelanto a decir, dejan por fuera una visión ecosistémica de la cultura y con ello se podrían instrumentalizar el rol del artista como el acompañante de procesos y no centrar desarrollos sobre su propio campo de acción. Y en este punto procuraré no contradecirme tanto, pero a pesar de que es necesario dichas juntanzas, es necesario crear un plan piloto para tomar decisiones, no escuché como otras artes más allá de la música y el teatro van a aportar al proyecto del estallido cultural. Además, David Jaramillo al decir al inico que este estallido será una fiesta y será la reivindicación de una lucha de grupos que han trabajado arduamente desde hace mucho, para luego cerrar al final de la charla con que verán como hacen para que estas organizaciones sean escuchadas por personas del consejo y el alcalde del pueblo, me hace recordar en cómo muchas de estas han hecho dicho lobby y han sido usadas una y otra vez para servir como agrupaciones que engalanan un plan de gobierno, pero no lo vuelven una práctica central.

Ese es el punto de la poca representatividad del artista visual en el ministerio, ya que el arte no solo sirve para formar “mejores” ciudadanos, también tiene propuestas al interior de su campo, pues como lo referencia Artur Danto (1997):

Sea música o filosofía, pintura o poesía, la obra del genio no es un objeto útil. La inutilidad es una de las características de las obras de los genios; es su título de nobleza. Todas las otras obras humanas existen sólo para la preservación y alivio de nuestra existencia; a ésas no las discutiremos aquí: en cambio aquéllas existen para ellas mismas, y en ese sentido están para ser consideradas como la flor (…) de la existencia. Nuestro corazón es por eso regocijado por su disfrute, por lo que nos elevamos de la pesada atmósfera terrena de la necesidad y el deseo. (Artur Schopenhauer, The world as Will and Representation, Nueva York, Hafner Publishing Company, 1958, 2, pag 388.)

Es por ello por lo que, el arte debe dejar de verse por los políticos y los administradores solo como un vehículo o un mecanismo para algo, en contraste como lo expresó David Jaramillo en la charla con la ministra Patricia Ariza. No digo que no sirva para eso, pero en el discurso de este plan piloto, no se ha contemplado que la práctica en sí es poderosa, sin que esta sirva para una cosa u otra, que la experiencia estética desarrolla formas de ser y estar en los espacios independiente de que esta sea dirigida a un fin particular (Montenegro Ortiz, 2014). Por favor, basta de esos discursos paternalistas y serviles que les han sumados a las artes, robustezcamos el accionar de las instituciones y construyamos roles diversos dentro de la práctica artística para que verdaderamente los artistas puedan construir destrezas especializadas, y no llamar a disciplina por disciplina o expresión artística por expresión artística a participar de un pretendido estallido cultural que según lo que interpreté de personas que interlocutaban en el espacio con preguntas si el poema llanero podía sumarse, si la troba podía sumarse.

Según mi experiencia, muchos de los procesos productivos del arte contemporáneo no entran en la lógica de la tarima, del festival, del espectáculo. Y no quiero reducir la propuesta del estallido cultural a un carnaval de pasarelas populares, del venga, traiga sus cosas y vamos viendo cómo participa, pues de ello si que muchos hemos mal comido. Le pido a la ministra que replantee los espacios de participación concernientes a las artes visuales, que incluya a otros actores institucionales, colectivos de artistas y espacios de exhibición naturales de estos espacios en la discusión, porque solo con un formulario que a la fecha de publicación de este texto está deshabilitado[15], si es porque el espacio de participación ya pasó[16], con más fuerza le pido que invite a construir una hoja de ruta para un campo que gradúa personas en 304 programas académicos, incluyendo Artes plásticas, visuales y afines, y artes representativas, según su núcleo de conocimiento (NBC) para el 2018[17].

Por lo tanto, se hace necesario abordar este problema de manera más sistémica, no solo con la premisa de incluir a los que se quieran sumar, ni a una única lógica de participación, pues si queremos reconocer las diferentes artes y los diferentes saberes, debemos atender las voces de otros sectores que están jugando en el mismo escenario, no solo a las organizaciones de músicos locales, también debemos tejer puentes con las escuelas y universidades que están graduando esa gran cantidad de profesionales cada año, y se debe revisar el trabajo de las diferentes comunidades que se han conformado una vez han egresado como profesionales de las artes visuales. Se debe atender a las diferentes prácticas que están desarrollando, no solo si tocan un instrumento, cantan una canción o participan en una obra de teatro. Considero que los artistas hemos desarrollado formas más sofisticadas de producir nuestro arte por medio de conexiones con otras disciplinas y hemos tenido incidencia en otros ámbitos y territorios, como lo es el de venta comercial de obra, el de docencia y desarrollo curricular, el de apalancamiento de procesos comunitarios, el de atención social, el de desarrollo de memoria histórica en ciertos territorios, menciono estos por citar algunos ejemplos. Por eso la discusión sobre la profesionalización de la labor es tan importante, no nos quedemos con ser los que engalanan los actos políticos de las regiones y menos de este gobierno, pues lo llamado como toma artística puede caer solo en ser considerados los acompañantes de tarima de un alguien político que dice cosas importantes.

Es necesario retomar la idea de revalorar las prácticas, de reconocer las conexiones que pueden crear las diferentes diciplinas, y así robustecer un campo artístico con conexiones interdisciplinares, donde exista valor a una práctica que se nutre de un hacer. Se debe avanzar hacia el refinamiento profesional de las practicas artísticas, al reconocimiento de la multiplicidad de roles, y darnos cuenta que esos roles son muchas veces temporales; para mí, ese es el verdadero norte para las artes visuales de un ministerio de cultura que cambia su nombre al de artes y saberes, el de el desarrollo de las diferentes prácticas artísticas. Ya que, si se desea promover cambios culturales, las prácticas deben afectar y verse afectadas en un ejercicio de transformación, pues el concepto de práctica es físico, cultural y psicológicamente ambiguo, como Pierre Bourdieu lo afirmaba, pues las estructuras cognitivas y motivadoras parecen ambiguas si se olvida que están constitutivamente relacionadas con las prácticas sociales establecidas (Zembylas, 2014). Esto quiere decir que las prácticas en sí pueden encarnarse en agentes que busquen la reproducción cultural o, por el contrario, su transformación, pero esto siempre será difícil de definir porque vivimos inmersos en los mismos referentes culturales.

Imagen: proyecto Ruta de Tropas: 42 SNA. Artistas: artistas Jennifer García, Lina V. López, Richard Bent y Alexánder Jiménez.

De aquí que, si queremos pensarnos en un ministerio de cultura que procure transformar culturalmente al país, se deben ampliar los significados de arte que las prácticas de los artistas están desarrollando, para ello es esencial escuchar al campo del arte con su vocería propia, no debe servir para un fin, ni ser el vehículo para lograr otras cosas a parte de su fin en sí mismo, pues el mismo concepto de práctica cubre diferentes actores, objetos y agremiaciones institucionales; enfatizar el valor de las acciones en los conceptos, situaciones y entendimiento de las acciones sobre las estructuras sociales, y además, no prioriza un tipo de conocimiento sobre otro (Zembylas, 2014). Seguramente las diferentes prácticas artísticas atenderán resolución de conflictos sociales, vincularán acciones patrimoniales en diferentes lugares, conectarán esfuerzos de agremiaciones artísticas para lograr los fines que ellas mismas se planteen, y especialmente, la idea de arte puede ser ese tangible, intangible, dinamizador, constructor o cualquier denominación que se le asigne según la intención de los agentes culturales involucrados.

Es así que estas juntanzas no solo deben plantearse en la acción artística, más si en la práctica artística, la que abarca todo, la que desarrolla agenciamiento respecto al conocimiento práctico y el desarrollo de habilidades y capacidades; en su rol y en la vinculación de diferentes niveles de procesos de creación; de los roles estéticos de los artistas y su sentido crítico respecto de lo que hacen; y por último, a la adaptación de nuevas formas de crear según las demandas de los contextos (Zembylas, 2014). Es aquí donde la representatividad del artista visual en el ministerio de cultura debe influir en la creación de las políticas públicas, en la formulación de las hojas de ruta, aportando a un sistema de conocimientos, a una ecología de saberes que reconozca temporalidades en los roles, pero que potencie la lectura de las prácticas artísticas actuales.

Para concluir, estas discusiones deben propiciar el reconocimiento justamente de los saberes según diferentes lógicas de producción. La dirección de artes visuales del ministerio de cultura debe ir mucho más allá de lo que ha ido, debe propiciar un sistema de conocimientos afianzados en lo que hacen los artistas en Colombia y en lo que pueden hacer, reconociendo una historia y una influencia en sus territorios, pues el modelo actual de Salón Nacional se ha quedado corto en la conexión de esas prácticas con la necesidad de dinamizar esta gran cantidad de personas que crean y se conectan con los universos simbólicos del público que los observa e interactúa. Debe estar más al servicio de dicho sistema que de la creación de un evento, que sé que implica mucho, pero que se cosifica bajo una misma lógica. Por lo que, es necesario conectar las facultades de artes y las licenciaturas de artes al ministerio de cultura de manera más propositiva, Min Ciencias al ministerio de Cultura y a la dirección de artes visuales. Por favor, expandan su campo de acción hacia lo educativo, hacia la valoración del conocimiento técnico, teórico y productivo (Eisner, 2008), porque de lo que venimos, y aparentemente hacia donde vamos, no creo conexiones de cambio significativo en estos más de 100 días del gobierno del Cambio.

 


Referencias.

Danto, A. C. (1997). Después del fin del arte. El arte contemporaneo y el linde de la historia. (R. Molina (ed.); 1st ed.). Paidos.

Deresiewicz, W. (2021). La muerte del artista. Cómo los creadores luchan por sobevivir en la era de los billonarios y la tecnonolía. (S. L. Capitán Swing Libros (ed.); 1st ed.). Capitán Swing Libros.

Eisner, E. (2008). Art and Knowledge. In J. G. Knowles & A. L. Cole (Eds.), Handbook of the Arts in Qualitative Research: Perspectives, Methodologies, Examples, and Issues (pp. 3–13). SAGE Publications, Inc. https://doi.org/10.4135/9781452226545.n1

Montenegro Ortiz, C. (2014). Arte y experiencia estetica: John Dewey. Nodo Arquitectura. Ciudad. Medio Ambiente9(17), 95–105.

Zembylas, T. (2014). The concept of practice and the sociology of the arts. In T. Zembylas (Ed.), Artistic Practices (1st ed., pp. 7–16). Routledge. https://doi.org/10.4324/9781315863092


[1] https://www.mincultura.gov.co/prensa/noticias/Paginas/con-proyecto-de-ley-ministerio-de-cultura-inicia-transformacion-a-ministerio-de-las-culturas-las-artes-y-los-saberes-mi-cas.aspx

[2] https://www.mincultura.gov.co/prensa/noticias/Paginas/unete-al-gran-estallido-cultural-por-la-paz-y-por-la-vida.aspx

[3] https://esferapublica.org/desbalance-entre-encuentros-y-desencuentros-alrededor-del-46-sna/

[4] https://esferapublica.org/logicas-paraconsistentes-y-rios-voladores-una-posible-cronica-del-46-salon-nacional-de-artistas/

[5] https://www.instagram.com/p/CkgOJSkuqZP/

[6] https://www.instagram.com/confesionessna46/

[7] https://hecaa.mineducacion.gov.co/consultaspublicas/content/poblacional/index.jsf

[8] https://esferapublica.org/a-donde-se-han-ido-los-eventos-de-arte-contemporaneo-en-cali/

[9] https://www.wradio.com.co/amp/2022/10/04/credicorp-capital-y-la-w-se-unen-para-potenciar-nuestro-legado-del-arte/?outputType=amp

[10] https://hyperallergic.com/780804/j-balvin-named-hirshhorn-museum-cultural-ambassador/

[11] https://hirshhorn.si.edu/

[12] https://twitter.com/jerrysaltz/status/1595480341652840449?s=20&t=FBFwNp8pGdHM-3QVuFF1kQ

[13] http://lucasospina.blogspot.com/2011/03/de-que-vive-un-artista.html?view=sidebar

[14] https://www.youtube.com/watch?v=1v7XXTbI2Ew

[15] https://form.jotform.com/planDanza/Registro-iniciativas-ciudadanas

[16] https://www.mincultura.gov.co/prensa/noticias/Paginas/unete-al-gran-estallido-cultural-por-la-paz-y-por-la-vida.aspx

[17] https://www.mineducacion.gov.co/sistemasinfo/Informacion-a-la-mano/212400:Estadisticas