Carta abierta frente a la renuncia de Don Nadie

El Sindicato de artistas es una colectividad en construcción que empezó a reunirse a partir de la convocatoria generada por Lina Bolaños a través de su proyecto instalativo A las Onces Sindicato, expuesto en la galería El Dorado. Desde el 30 de julio nos hemos encontrado, personas con diferentes trayectorias, para compartir nuestras experiencias, preocupaciones e intereses en términos de las condiciones precarias de trabajo que, como artistas, mediadoras/es, montajistas, curadoras/es, críticas/os y demás labores desempeñadas en el marco de la producción artística, nos encontramos antes, durante y después de la pandemia.

Con el paso de algunas reuniones el proceso pasó de ser una iniciativa individual a un interés colectivo, en el que diferentes personas desarrollamos tareas diversas: comunicaciones, metodología, consulta jurídica, etc, configurándose como un liderazgo colectivo e interdisciplinar en función de posibilitar mejoras a las condiciones de precariedad laboral que nos reúnen a todos.

Nos hemos encontrado ante la necesidad formativa y de discusión acerca del contexto en términos políticos, así como de políticas públicas, -desde diferentes lugares de enunciación,  para generar un diagnóstico claro de nuestra situación en términos de los derechos económicos, sociales, culturales y políticos y en esa vía, incidir en el mejoramiento de dichas condiciones. Por ello hemos planteado como ejercicio inicial el Seminario: Trabajo del Arte en Colombia.

El proceso, aún muy germinal de nuestra propuesta, ha sido transparente y ampliamente difundido. Por ejemplo, nuestras reuniones han sido transmitidas por redes sociales para facilitar la divulgación entre personas que no se encuentren en Bogotá o que no puedan acudir a las convocatorias. Desde un inicio ha sido evidente que nos interesa hablar del trabajo y cada vez nos queda más claro que no estamos interesadas/os/es en definir qué es o no “Arte” dado que en nuestra diversidad el mínimo común es la precariedad laboral. Además, comprendemos que hay otros escenarios para ello.

No obstante, y como en todo proceso colectivo hemos encontrado divergencias que han alentado el debate hacía otros ámbitos: ¿puede el arte considerarse trabajo? ¿Puede un/una/une artista sostener económicamente su vida a través de lo que propone plásticamente? Para la mayoría de nosotras/os/es sí, aunque partamos del reconocimiento de que en este momento las condiciones en las que se desarrolla, para la mayoría, no son las más dignas. En el marco de estas divergencias, entre otras voces, se han encontrado las de Don Nadie, que, aunque se han expresado desde un inicio continuaron confluyendo en los espacios de reunión y grupos de comunicación hasta el pasado 16 de noviembre, cuando presentaron su carta de renuncia posterior a su ponencia, en un margen amplio de tiempo, recibiendo comentarios y preguntas de las personas presentes en el espacio. Ante la publicación de la carta en redes sociales y pasada otra conversación colectiva, nos permitimos comunicar lo siguiente:

Consideramos que la diversidad de opiniones e incluso el desencuentro de estas es deseable y sano en la sociedad. No obstante, los modos como estos debates y diferencias se expresan son fundamentales para la sostenibilidad de los tejidos sociales, tan fuertemente golpeados en un contexto violento en términos económicos y políticos como el nuestro. Entendemos que haya diferencias y conflictos, pero rechazamos la violencia aun cuando esta sea simbólica.

El reconocimiento de las otras personas es fundamental para el encuentro colectivo. No aceptamos el irrespeto, la tergiversación y el intento de control por parte de un grupo hacia una colectividad. Dicho ejercicio de control intenta desestimar la idea central de este proceso: el mejoramiento de las condiciones de trabajo en el campo artístico, aun cuando esta ha sido clara desde un principio y nos ha reunido a la mayoría de las personas interesadas.

Pero más allá de eso, esta renuncia se basa en una suerte de juicio ético-político-artístico, por parte de un grupo de tres individuos, desde un marco que no ha sido discutido ni consensuado previamente por la colectividad y con una pretensión antiautoritaria y antipatriarcal. Pero llama la atención que este control sea ejercido no solo sobre nuestros intereses colectivos y formas de empezar a organizarnos, sino también sobre las maneras de pensar y actuar de dos compañeras en particular, cuestionando las fuentes de ingresos, las relaciones familiares, las prácticas artísticas, entre otros aspectos del fuero personal de las mismas. ¿Es este un intento de ejercicio de poder autoritario y patriarcal? Nuestra respuesta es sí y queremos dejar abierta la pregunta para aquellas personas interesadas en leer la carta de renuncia y esta carta abierta.

Ante los anunciados comunicados próximos: rechazamos el uso de las palabras y las acciones de estas u otras personas integrantes de nuestra colectividad de manera descontextualizada y amañada. Rechazamos el ejercicio policivo de la vigilancia y los invitamos a concentrar sus esfuerzos en actividades que no pasen por encima de los criterios y decisiones de las mujeres, o de las personas, en últimas. Los llamamos a vincular el ejercicio de la crítica con una perspectiva autocrítica.

Nosotras/os/es seguiremos formándonos y organizándonos. Aún no sabemos si daremos el paso a ser un sindicato constituido legalmente, pero tenemos claro que el momento político es histórico y que mientras recibimos esta suerte de juicio político, en diferentes ciudades del país se están desarrollando las Audiencias Públicas de la Ley de la música, en donde este gremio ha logrado tener incidencia. Esperamos que el proyecto de Ley presentado en la Cámara de Representantes permita mejorar las condiciones de trabajo y creación musical, de la misma manera como deseamos llegar a un proyecto de tales características que nos permita en un momento próximo a nosotras/os/es, así como a otras generaciones investigar, crear, educar y mediar desde las artes plásticas y visuales en condiciones dignas, justas y libres.

Alentamos que otras iniciativas que tengan otras perspectivas se desarrollen.

Estamos interesadas/os/es en transformar las relaciones de competencia en relaciones de solidaridad.

Queremos ser una generación de artistas -sin importar nuestras edades- que interrumpa la tradición de disputas personales y competencias desleales.

Invitamos a las personas interesadas a asistir a las dos siguientes sesiones del Seminario.
Éste seguirá siendo un espacio amplio y respetuoso de las diferencias.

Sindicato de artistas

Byron Adarve

Ingrid Salcedo

Felipe Ramirez

Lina Bolaños

Carmen Caro

Luis Hernandez Mellizo

Libardo Galindo

Guillermo Vanegas

Aura Daniela Celeita Diaz

Daniela Torres Maldonado

Klaus Guzmán

Andrea Niño

Laura Olave

Daniela Mayor

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