debate bienales

Luís Fernando Valencia no sólo insiste en definir una mega exposición como la Bienal de Sao Paulo a partir de las obras con «calidad». Ha exhibido otras «perlas» como la de preguntar a Jose Luís Brea -en su pasada visita a Bogotá- «cuales eran los artistas apoyados por los estudios visuales». Como si este derivado de los estudios culturales hubiese surgido para «tutelar» un tipo de obra. El argumento «solo el 8% de la Bienal de Sao Paulo es de calidad» parece replicar muchas de las notas de prensa de hace dos décadas para atrás, donde la estrategia central era decir que la exposición «era pésima», pero que sin embargo «sólo un pequeño porcentaje se salvaba». Acto seguido: el artículo sólo se centraba en estas obras y dejaba por fuera todo lo demás.

Pero bueno, como dice el artículo remitido por Manuel Kalmanovitz: el bienalismo caracterizó la década de los noventas. Es posible, como lo es el que la década que le sigue sea la de las ferias. Pero por los debates que se han dado recientemente en torno a las bienales, se podría pensar que ya no son bienvenidas, sobretodo si se realizan por primera vez. Por una parte está el enorme gasto que producen al erario público -ver Bienal de Sevilla-, por otra, su carácter panorámico y espectacular -ver todas las demás.

Anexo a continuación una debate que surge a partir de un artículo publicado originalmente en el diario El País, y enviado por su autor a Salon Kritik, el espacio de internet editado por Jose Luís Brea. Le siguen una serie de reacciones, entre ellas, una respuesta atribuida a la Viceministra de Cultura y Deportes, Dulce Xerach Pérez, cuya institución apoya decididamente la Bienal. Tenemos entonces dos cosas: el debate propiamente dicho y la forma como se hace público. Primero en los diarios, donde no genera reacción alguna, y luego en Internet, donde se da inicio a una serie de intercambios que desde ya son presentados como «polémica».

Camilo Atuesta

anexos >

Paisaje y poder
(publicado el 9 de diciembre en El País y dos días después en Salón Kritik)

La arquitectura es política porque es un eficaz sistema de ordenamiento de lo real, el arte es político porque está sobredeterminado por el mundo de la vida, el paisaje es político en tanto proyección de valores culturales sobre el territorio y la crítica «para ser justa», como dice Baudelaire, «debe ser parcial, apasionada, política». Será necesario fijar desde el principio los términos de un texto como éste, que toma prestado el título a un libro editado por W. J. T. Mitchell (Landscape and Power), para abordar la I Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias, porque una crítica de este certamen que pretenda asentarse en una visión desencarnada y pura pecaría de banal. Organizada por el Gobierno canario, la bienal está dirigida por Rosina Gómez-Baeza, que se apoya en un equipo encabezado por Antonio Zaya, comisario de la sección artística, y Virgilio Gutiérrez, que encabeza el comité científico del área de arquitectura. Recintos y paisajes de las siete islas conforman los escenarios de este encuentro que, con setenta creadores, exhibe ya casi íntegramente su ámbito artístico y comienza a desplegar su eje arquitectónico, basado principalmente en talleres y seminarios. ¿Cuál es el propósito de esta bienal? El presidente del Gobierno canario, Adán Martín, lo explica así en la web oficial: «Conscientes de donde vivimos, en unas islas limitadas por un escaso territorio, pero estratégicamente situadas, con un crecimiento poblacional progresivo y una fuerte presión urbanística, el proyecto es sinónimo de oportunidad, un espacio de convivencia creativa e intelectual». Palabras subyugantes del titular de un ejecutivo con grandes frentes paisajísticos abiertos, como su proyecto de megapuerto de Granadilla, objeto de una extendida contestación; del responsable de un gobierno que guarda en algún cajón las directrices de ordenación del paisaje en Canarias, redactadas por Flora Pescador, quizá porque no casan con su visión economicista del paisaje. A este respecto cuesta entender por qué una persona del prestigio de Rosina Gómez-Baeza ha aceptado dirigir un proyecto como éste, máxime cuando las organizaciones artísticas nacionales intentan poner coto a la instrumentación política del arte.

Tras visitar los escenarios artísticos de las siete islas -privilegio al alcance de críticos y periodistas invitados y pocos más por lo graboso en tiempo y dinero del viaje- queda la sensación de que la bienal de que habla Adán Martín y la que se enseña son dos bienales distintas. En buena parte de las obras -Carmela García, Ursula Bienmann, Miwa Yanagi, Javier Téllez…- el paisaje no es más que un fondo pintoresco sobre el que se articulan narraciones -algunas, como la de Téllez, muy interesantes- cuando desde Robert Smithson el paisaje ya no puede ser percibido como objeto pasivo sino como sujeto con vida propia. En otras, la naturaleza está en primer plano pero como ejercicio de estilo -la amaneradísima pintura de Fernando Álamo, el vídeo new age de David Moratón, las postales de Won Ju Lim…-. Hay obras, pocas, bien resueltas -la intervención de Concha Jerez y José Iges en un tubo volcánico, las fotografías de Ori Gersht…-, pero que por sí solas no pueden sostener una bienal que más que de paisaje parece de maquillaje.

Otros trabajos dialogan bien con el paisaje urbano -el acertado montaje de Salomé Cuesta y Bárbaro Miyares en el Castillo Negro de Santa Cruz de Tenerife-, causan perplejidad -la videoinstalación de Johan Thom en el pueblo de Betancuria (Fuerteventura), que el artista y el comisario han emplazado sin relación con el lugar (principios irrenunciables del arte en el espacio público: leer las huellas del contexto y crear lazos comunitarios)- o, en fin, dan risa, como los graffitis sobre autobuses de Mosco y Noxer, más que nada porque la organización, con indisimulada fascinación por el glamour delincuente, comenta que ambos son artistas expresidiarios, aunque la misma organización se pone nerviosa cuando un grupo de pacíficos estudiantes protesta silenciosamente ante lo que considera una bienal electoralista. Con todo, si hay un trabajo que refracte el espíritu de este encuentro es, por su astucia, el de Rogelio López Cuenca: el Gobierno inaugura el certamen en la Casa de los Coroneles de Fuerteventura, desde donde se divisa la montaña de Tindaya, objeto del sueño megalómano de Eduardo Chillida y de uno de los mayores pelotazos en la historia de la autonomía -2.000 millones de las antiguas pesetas desaparecidos en estudios geotécnicos nunca realizados-, y Antonio Zaya hace llamamientos a la «resistencia», pero elude responder a un periodista que le pregunta por este proyecto de arquitectura, arte y paisaje promovido por el Gobierno canario y espeta que no pertenece a la bienal. Pero pertenece, y no sólo porque es constitutivo del paisaje insular, sino porque es objeto además de un détournement publicitario de López Cuenca, Total, por una montaña menos y unos pocos millones de euros más…, en un discreto emplazamiento de cuya ubicación y razón de ser, curiosamente, ni dan cuenta las guías del certamen, ni saben nada los azafatos que orientan al visitante, ni se incluye en la tournée para críticos y periodistas.

Abundan también, en fin, las obras que no abordan el paisaje -aunque Zaya habla de «paisaje interior» y, claro, esto resulta algo eslástico- como el magnífico vídeo de Sergio Brito que explora la «piel» de un aparcamiento, el antidocumental sobre Yemen de Jordi Colomer o las camisetas de PSJM…, y queda flotando esta pregunta: ¿cómo contribuirán a solucionar el «crecimiento poblacional progresivo» y la «fuerte presión urbanística» de unas islas sumergidas en el mercado turístico éstas y otras obras como e-flux video rental, el archivo de vídeocreación de Anton Vidokle y Julieta Aranda?

Dos comentarios para acabar. Uno sobre el montaje de Alfredo Jaar que rememora la muerte de dos niños guineanos congelados en el fuselaje de un avión cuando intentaban penetrar en Europa, una instalación fashion que no reflexiona sobre su propia miseria, su incapacidad para representar una tragedia irrepresentable. El otro sobre los cuatro observatorios que en la sección de arquitectura ha montado Iñaki Ábalos en La Palma, un trabajo de intensificación de la percepción paisajística sin parangón en el certamen, que marca una dirección propositiva para el caso de que la bienal llegue a ser una bienal, es decir, para el caso de que se repita.

Mariano de Santa Ana

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Polémica alrededor de la Bienal de Canarias

Como continuación a la crítica de Mariano de Santa Ana a la Bienal de Canarias, publicada originalmente en EL PAIS, y que reprodujimos en salonKritik el pasado 11 de Diciembre, se han sucedido una serie de comunicados públicos, que el propio Mariano (amigo y colaborador habitual de nuestro salón) nos ha remitido con la petición de que le demos difusión, cosa que con gusto hacemos seguros de que la apertura de un debate público siempre y necesariamente beneficia a la función crítica y por tanto a la riqueza misma de cualquier actividad cultural. Independientemente de nuestra incapacidad para coincidir o no con sus opiniones críticas -dado que no nos desplazamos a las islas, y por tanto no tenemos un conocimiento directo de la Bienal- nos reservamos en todo caso alguna duda -que le hemos expresado al propio Mariano- sobre la atribución de autoría al texto al que Mariano contesta (supuestamente de la Viceconsejera de Cultura y Deportes, Dulce Xerach Pérez). Sea ella efectivamente su autora o no, en cualquier caso éste es un debate que ha saltado al espacio público y al que por lo tanto nos parece interesante dar plataforma, hecha en todo caso esta reserva pública de nuestra duda acerca de una autoría de la que no podemos tener constancia absoluta. Publicamos por tanto a continuación, y siguiendo el hilo temporal de su recepción, los sucesivos escritos que Mariano nos ha ido remitiendo.

Los documentos hasta ahora llegados, y que siguen a continuación, son, por este orden:
– Nota de Mariano de Santa Ana remitiendo el texto «RETRATO DE MARIANO SIN PAISAJE».
– RETRATO DE MARIANO SIN PAISAJE, atribuido a Dulce Xerach Pérez
– Breve intercambio de 3 emails entre Mariano y Dulce Xerach Pérez
– Un email más de Mariano con un enlace a indymedia canarias en la que se han publicado estos mismos y otros documentos y comentarios críticos relacionados con el tema. [ Nota, hasta aquí, de la redacción de SalonKritik ]

siguen pues los distintos documentos referidos, separados entre sí por flechas como la inmediata.

Jose Luís Brea

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De: Mariano de Santa Ana
Fecha: 20 de diciembre de 2006
Asunto: Bienal de Paisaje

Queridos amigos, inestimables enemigos:
Nuestra viceconsejera de Cultura y Deportes, Dulce Xerach Pérez, ha tenido el gesto de hacer un «retrato, sin paisaje» de mi humildísima persona a propósito de mi crítica sobre la Bienal,’Paisaje y poder’, que publiqué hace unos días en el diario ‘El País’ y pueden consultar en este hilo de debate. Y no sólo ha tenido la delicadeza de redactarlo sino el detalle además de echarlo a rodar por la red. Una vez que el texto ha llegado a mi correo he intentado que nuestra viceconsejera me confirme su autoría mediante un correo electrónico y un recado en su contestador pero con resultados infructuosos así que si que, como ella no me lo desmiente, lo doy por suyo. Dado su indudable interés he creído oportuno colgarlo en este necesario espacio de reflexión sobre la Bienal.

Atentamente,
Mariano de Santa Ana

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Retrato de Mariano sin Paisaje
La crítica es un ejercicio que demanda lucidez, inteligencia, coraje y ese porfiado don que es la ecuanimidad. Claro que existen fórmulas para eludir tan pesada y exigente tarea y, sin embargo, presentarse como un crítico de rompe y rasga, una luminosa conciencia que denuncia insuficiencias y abusos del gobierno ( porque ya se sabe, todo gobierno siempre es malo, malo, malo ¿ verdad Mariano? ), un escriba insobornable capaz de deletrear la oscura sintaxis del poder en toda propuesta institucional.

La metodología más socorrida consiste en eliminar, propiamente, la actividad crítica e ignorar cualquier deontología profesional, es decir, llegar a la propuesta concreta que debe analizarse con una perspectiva perfectamente definida de antemano ( antes de que tuviéramos el programa de la bienal confeccionado Mariano ya estaba en contra.. ).

Un magnífico ejemplo de esta vulgaridad autosatisfecha es la crítica proferida por Mariano de Santana sobre la I Bienal de Arte, Arquitectura y Paisaje publicada en el último número del suplemento Babelia. Lo mejor: su pregunta sobre ¿ como puede una persona del prestigio de Rosina Gomez Baeza presidir una bienal como esta? Cuando en realidad la pregunta correcta es ¿ como puede un suplemento cultural del prestigio de el Babelia publicar artículos de alguien como Mariano de Santa Ana que demuestra «cuánto se ha democratizado la materia gris que cualquiera puede ser un intelectualillo» encadenando frases hechas con citas salpicadas de palabras rimbombantes para impresionar a sus amigos y pavonearse en sociedad ?

Sin embargo, hay que reconocer que don Mariano se toma ciertas precauciones en su comentario. La primera, anunciar urbi et orbe, por si acaso Walter Benjamin no se había enterado, que la arquitectura es política. Esta sagaz observación le permite justificar, siquiera retóricamente, su principal objetivo, que es la deslegitimación de la I Bienal de Arte, Arquitectura y Paisaje de Canarias por razones exclusivamente políticas, y aun partidistas.

Así se le ocurre sacar a colación el proyecto de puerto industrial de Granadilla – que de manera automática y sin ninguna argumentación equipara a una inminente catástrofe medioambiental perpetrada por el Gobierno autonómico-o el proyecto monumental de Montaña Tindaya -insinuando despreocupadamente una estafa que no ha certificado ningún tribunal de justicia ni comisión parlamentaria. En todo caso no sé si sería de recibo que se descalificara la Documenta de Kassel por los vertidos industriales en la Selva Negra o la Bienal de Venecia por el deficiente estado de conservación de los canales de la antigua capital de la República Serenísima.

No lo sé, pero don Mariano parece seguro de saberlo. De hecho, lo demostró en la presentación de la Bienal, en los aviones y en las guaguas que trasladaron a los periodistas a las diferentes obras e instalaciones que integran su programación. Desde el primer día, aunque ciertamente nunca antes del desayuno, don Mariano proclamó ostentosamente, arrellanado en su butaca, que la Bienal era una filfa, que no le convencía nada -antes de verlo- y que la siguiente visita, con toda seguridad, supondría una nueva y cruel decepción para todos. Tan insistente y profético estuvo que se convirtió en una fuente de terror pelmazo para algunos de los críticos y periodistas invitados que huían de él discretamente. Y también en fuente de chiste, ya que algunos le engañaban diciéndole que lo que era bueno era malo y lo que era malo era bueno: y él.. se lo creía.

Un Gobierno que desprecie el urbanismo, la arquitectura y el paisaje no impulsa iniciativas como esta bienal, abriendo un espacio para la dinamización de sensibilidades, para la reflexión artística y para el debate social y cultural sobre estas materias íntimamente integradas en nuestra vida individual y colectiva. Un Gobierno que desprecie el urbanismo, la arquitectura y el paisaje opta por otras fórmulas y formatos para engalanarse con oropeles y alcanzar el incienso de los titulares: concursos, premios y exposiciones con artistas de prestigio de talonario. Un Gobierno, sobre todo en una sociedad como la canaria, en la que el debate cultural y el diálogo crítico que pretende estimular esta Bienal es aun tan frágil e insatisfactorio, sabe que una convocatoria como la que estamos celebrando en las siete islas no le supondrá ningún rédito electoral relevante. Pero este Gobierno la ha puesto en marcha porque la cree un instrumento válido, aunque sin duda mejorable, para un diálogo fecundo entre creación plástica, imaginación arquitectónica, territorio y paisaje.

Si Don Mariano fuera un verdadero crítico, un verdadero intelectual entonces hubiera enviado una carta como esta a las cartas al director del País o incluso a los periódicos de Canarias, incluso estaría dispuesta a sostener con él un diálogo constructivo como he hecho en otras ocasiones o como estoy dispuesta a hacer por ejemplo con la Fundación Cesar Manrique, o los Colegios de Arquitectos y otras instituciones culturales serias y periodistas con verdadero criterio, sobre el futuro de la Bienal, pero Don Mariano no lo es, no se merece tanta dedicación por mi parte, así que he escrito esto como desahogo porque el trabajo de poner en marcha una bienal como la de Canarias ha sido mucho y muy duro como para que venga cualquiera a intentar tirarlo por la borda. Al contrario, artículos como el de Mariano me estimulan para dejar lo mejor preparada posible la segunda bienal ( que a él le encantaría que no existiera ¿no quiere que en Canarias ocurran estas cosas? )

Muerta de risa con el resultado final de este artículo quiero compartirlo con varios amigos y solo lo envío a los que sé que sabrán entender lo que he sentido escribiéndolo.

* Y., Mariano, si te llega por casualidad este artículo: no te ofendas, va en el oficio querido, aguanta estoicamente como yo aguanté tu injusta crítica.. ¿ o vas a criticar a partir de ahora todo lo que haga en venganza por mi atrevimiento a protestar? Seguro que sí, pero ya me da igual, sabré por qué es, y los demás también.

10 de diciembre 2006 Dulce Xerach Pérez

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[ Breve intercambio de 3 emails entre Mariano y Dulce Xerach Pérez ] De: Mariano de Santa Ana
Fecha: 21 de diciembre de 2006
Asunto: RE: Bienal de Paisaje

Hola Dulce, querida:
Te agradezco de corazón tu consejo de que no me crea nada de lo que dicen por ahí y te prometo que a partir de ahora voy a tenerlo muy pero que muy presente. No obstante, no era eso lo que te planteaba. Lo que te decía, textualmente, era: «me ha llegado este retrato mío que te adjunto, y sólo quería que me confirmaras si eres tu la firmante o, como sería de temer, se trata de un libelo». Pero, una vez más, mis dificultades en el manejo del lenguaje que tu sagazmente has detectado, me han vuelto a jugar otra mala pasada. No obstante, personas que están en condiciones de hacerlo me han confirmado tu autoría, así que permíteme que, humildemente y con el respeto debido a tu cargo de viceconsejera de Cultura y Deportes del Gobierno canario, que sea yo ahora el que te de un consejo: no te avergüences ni te desdigas nunca de de lo que escribas porque da como mal efecto, no es un rollito muy guay.

Estoy seguro de que te complaceré si te digo que, como tu propósito era difundir este «retrato sin paisaje» que haces de mí -que, aunque seguramente no me creerás, te agradezco profundamente,- y con el objetivo de enriquecer el debate sobre la Bienal, sobre la política cultural canaria y sobre nuestro paisaje insular en general lo he colgado en el hilo de debate en la red sobre la Bienal, cuya dirección no te paso porque seguramente la conocerás de sobra. Lo he mandado también a varios de los críticos y artistas que invitaste y que, según dices, tan bien se lo pasaron conmigo, más que nada para que se lo sigan pasando bien y mantengan este buen recuerdo de estas islas subtropicales de habitantes siempre sonrientes.

Sin embargo, varios amigos me dicen que tienen dificultades para colgar sus reflexiones críticas cen la página web oficial de la Bienal, seguramente, a que dudarlo, por problemas en el servidor. Y dado que éste se presenta como un foro de reflexión sobre la Bienal permíteme este atrevimiento: ¿serías tan amable tu de colgar en él tu propia carta acompañada de mi encabezamientol? Aprovecho para desearte una feliz Navidad y un pesebre lleno de figuritas. Por mi parte, te prometo que como te preocupa tanto mi problema de obesidad, como me estuvistes diciendo en el viaje y me recuerdas en tu magnífico retrato, este año no me pasaré, mmm, con los turrones. Besos, Mariano

Hola Mariano:
¿que tal? Se que me estuviste llamando pero es que ayer tuve un día muy duro y ni tiempo de coger el teléfono, y ahora acabo de ver este email. No te creas nada de lo que dicen por ahí. Saludos Dulce

El 20/12/2006, a las 11:12, mariano de santa ana pulido escribió:
Hola Dulce, me ha llegado este retrato mío que te adjunto, y sólo quería que me confirmaras si eres tu la firmante o, como sería de temer, se trata de un libelo.
Saludos,
Mariano de Santa Ana

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De: Mariano de Santa Ana Fecha: 24 de diciembre de 2006 Asunto: Bienal de Paisaje Querido José Luis: En la dirección que te adjunto hay dos PDF. El segundo contiene una entrevista, muy esclarecedora, realizada para La Provincia/DLP por Jorge Balbás Peña con Antonio Zaya, comisario de la sección artística de la Primera Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias. Como veo que estás colgando todo lo que sale he pensado que quizá consideres pertinente dar voz también a alguien de la organización. }

Abrazos,
Mariano de Santa Ana
http://canarias.indymedia.org/mod/comments/display/24145/index.php

1 comentario

Prefiero vivir en una Canarias con Bienal – Dulce Xerach Pérez

Continuando nuestra anterior entrega sobre la bienal de Canarias, publicamos a continuación un escrito remitido por Dulce Xerach a Mariano de Santa Ana, precedido del email con que se lo envía. A su vez, Mariano de Santa Ana nos lo envía con la petición de que así lo publiquemos, cosa que en aras de favorecer el debate público hacemos:

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Querido Mariano:
A la vista de que parece que te gustaría saber mi opinión sobre tu crítica en el Babelia y teniendo en cuenta que algunas personas han decidido decir por mi cosas que yo suscribo pero que preferiría haber dicho con otras palabras más amables, teniendo en cuenta que he tenido unos días libres en Navidad me decidí a escribirte una carta realmente escrita y firmada por mi.
Te ruego que la difundas con el mismo énfasis que la anterior. Por mi parte la haré llegar también a la gente que ha mostrado cierto interés.
Un saludo.
Dulce Xerach

———— texto adjunto ———————–>

Prefiero vivir en una Canarias con Bienal
Dulce Xerach Pérez

Partamos de un acuerdo, y quiero que conste así porque si no podemos confundir a los lectores y eso estaría mal: el libro de W.J.T. Mitchel Landscope and Power no cita en sus página ni se refiere al acontecimiento del que hablamos. Pero de él roba el título para el suplemento “Babelia” de El País (9 XII 06) el señor don Mariano de Santa Ana, y no sólo lo toma prestado. Se refiere allí, con semejante carga, a la primera Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias.

El señor Santa Ana utiliza a Mitchel para construir una metáfora superficial y no para ordenar sus fundamentos. Si de otro modo procediera no podríamos explicar los propósitos del libro de Mitchel con los propósitos del artículo de Santa Ana, aunque sí con la Bienal a la que se refiere. Es una pena que el señor Santa Ana no apunte bien, porque si se hubiese percatado del modo en que opera W.J.T. Mitchel otro gallo nos hubiese cantado y nuestras iniciativas convendrían con las que él quiere que convengan y en su comentario sólo supone convenir. Así pues estaríamos muy contentos en el Gobierno de Canarias.

Un ensayista, un especialista en los temas que explica (y no tanto en el maravilloso entendimiento del señor Santa Ana) nos vendría como anillo al dedo, aunque sea para tapar los verdaderos propósitos del presidente del Gobierno de Canarias y de la Bienal a que hace referencia en señor Santa Ana. Nuestra reflexión formaría parte de una reflexión de alcance universal.

Según nuestro parecer (y no el superficial parecer del señor Santa Ana), miel sobre hojuelas, objetivo cumplido; hemos conseguido lo que queríamos conseguir y, además, podemos seguir especulando. Nos atrae el pensamiento de Mitchel, en tanto nos vemos identificados en una frase como esta: “naturaliza, construcciones sociales y culturales representando un mundo como si fuera natural e inevitable, y haciendo esa representación operacional logrando que el recipiente la vea como algo dado”.

Eso quiere decir que la crónica del señor Santa Ana sobre la Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias (a pesar del robo a W.J.T. Mitchel ) no es (como pretende comentar) un acontecimiento que quepa en la columna de Babelia que la mantiene, esto es, “Arte”; más bien habría de haber sido colocada en el lugar correspondiente: sociedad, especulación, sucesos o página policial, en la que se da cuenta de los desfalcos urbanísticos y especulativos que cubren muchas horas de los programas basura de la TV o de la prensa sensacionalista.

¿Qué pretende enseñarnos el señor Santa Ana con su crónica, que Canarias es un hervidero de corruptos y especuladores o que, modestamente, el Gobierno de Canarias ha tenido el arrojo de montar una bienal sobre la arquitectura, el paisaje y el arte en Canarias?

¿Qué le duele al señor Sana Ana, que nos atrevamos a montar un acontecimiento tal y al que no tenemos derecho por sus prejuicios o que en vez de imponernos semejante reflexión debamos autoinculparnos en lo que él nos inculpa?; más aun, ¿que somos (desde el Presidente del Gobierno de Canarias, la Viceconsejera de Cultura y a todos los responsables del acontecimiento) unos adversos especuladores que no estamos convencidos de lo que debemos hacer? No lo somos, lo siento por usted que desearía que lo fuéramos para quemarnos en la hoguera.

No debe en ese caso el señor Santa Ana buscar fuentes tan apañadas como el libro de Mitchel; si fuera más perspicaz nos hubiese sonrojado con otras referencias. Por ejemplo (y es verdad) que setenta años después pisamos la huellas de lo que nos enseñó Gaceta de Arte, y de lo que tiempo después probó en Lanzarote y en otros lugares de Canarias César Manrique. ¿ Le molesta al señor Santa Ana que exista una bienal en Canarias? ¿ prefiera una Canarias sin bienal porque así sería una tierra más yerma para criticarla mejor?

¿Qué ocurre, cuál es el credo?; ¿el señor Santa Ana se resiste a aceptar que los canarios podemos alguna vez tomarnos en serio una reflexión decidida sobre la intervención consecuente sobre el paisaje desde la iniciativa institucional?

Ese (a pesar de lo que dice y no prueba el señor Santa Ana) es nuestro credo. Esto es, pensar nuestro espacio, analizar las consecuencias sobre nuestro espacio para actuar. ¿Es espurio el proyecto?, ¿es minora en el ánimo y la consecuencia de doña Rosina Gómez-Boeza y de don Antonio Zaya su proceder?, ¿atenta contra semejante propósito el hecho de que el Presidente del Gobierno de Canarias, don Adán Martín Menis, lo apoye?, ¿de qué nos acusa a los canarios don Mariano Santa Ana, de que ocultamos en esta iniciativa singular la especulación que el no prueba y que, si la probara, cabe en otra sección del periódico en el que escribe?, ¿es don Adán Martín Menis un corrupto le vuelvo a preguntar? ¿ soy yo una corrupta?

Si proponemos una actividad como la Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias, lo hacemos con propósitos específicos y concretos. Pongamos que a un “crítico” como el señor Santa Ana le parezca que no hemos acertado o que no hemos conseguido lo que a él, eximio instruido y promotor de propuestas sobre “paisaje y poder”, le convienen. ¿Cuál es su propuesta, cuál el resumen, cuál es la crítica sobre lo que hemos hecho, no hicimos y debemos hacer?

Es fácil presumir de que nada es igual a lo que él formaliza. Si las palabras suenan en ese sentido con argumentos aparentes sobre lo que es o fue la Bienal, los promotores habremos de callarnos. Si no dicen la verdad sobre lo que nos sucedió y se escudan en fundamentos que no tienen sentido, sólo cabe una consideración: majadería, pura majadería, que no atinamos a comprender ni interpretar, porque los fundamentos del señor Santa Ana no sólo son oscuros sino que se pierden en soportes que no tienen sentido.

Si el arte y la iniciativas merecen discurso, es porque esa es la base de las iniciativas sobre las artes. Lo que el señor Santa Ana diseñó no tiene bases. Lo prioritario es afirmar que vivimos en una sociedad que se precia y que discute y sustenta su porvenir, sea quien sea el que lo promueva. La actividad crítica debiera sostener semejante consecuencia y conformarla; debiera asirse a fundamentos que declaren su viabilidad o que la deploren. Si ese no es el mérito, los promotores de iniciativas como la Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias perderíamos el tiempo. Tal cosa no se deduce del análisis del señor Santa Ana, en tanto no queda claro que perdemos el tiempo o que deberíamos ganar el tiempo con actividades más adecuadas. Luego, hay algo que le escuece y no sabemos qué es, porque no lo aclara, porque (según parece) no tiene palabras para explicar lo que el tiempo nos ha hecho cuestionar y vivir.

Construcción frente a destrucción indiscriminada es el dilema. Nosotros (todos los canarios) construimos, a pesar de que algún crítico menesteroso se empecine en hacernos retroceder y perder más tiempo del que ya hemos perdido con impertinencias.