vecinos cercanos y distantes.

Vecinos cercanos, pero también distantes. Importante distinción para los amigos del salón de oriente, cuyo nombre evoca a nuestro Manuel Ancízar, el fundador de la Expedición Corográfica y fundador de la Universidad Nacional, un poco masón.

¿Qué tiene que ver la geografía con el arte? Buena pregunta, cuando se modifica el Salón NACIONAL de artistas y se exploran expresiones regionales. Otra prueba, la disputa por lo caro y lo barato en el Amazonas, debates que, como el del Salón Caballero, nos indican que son muchísimos los comensales y pocos los platos en materia de arte. Y que la metáfora de la cocina no irrite a los que protestaron la presencia de un gastrónomo español en Documenta o el júbilo de Andrés Hoyos desde su distancia canónica de El Malpensante.

Añado dos estadísticas, la una de estudiosos de Harvard, citada en el Plan Colombia Visión 2019: y espero que la fuente oficial no cause urticaria: la probabilidad de que dos personas tomadas aleatoriamente de distintas ecozonas de Colombia es la antepenúltima entre 155 países; y la otra, nuestro grado de condensación urbana es el menor entre quince países de América Latina. Nuestras individualidades naufragan a la deriva en una complejidad geobiótica y en una precariedad de tramas culturales.

En nuestro habitat estamos inmensamente solos, tanto más cuanto que a las barreras y fracturas geográficas se añade esa soledad impuesta por la escasa densidad cultural agravada por los bajos presupuestos para ciencia, tecnología y cultura: allí radica nuestro mayor problema, acentuado porque el Estado se ha obnubilado con lo que llamo un «clientelismo tecnocrático aplicado a lo social», léase programa de Acción Social y Familias en Acción, necesarios sí, pero que develan que «los cabildos abiertos» (tradúzcase por fortalecimiento político administrativo de los mil y tantos municipios del país) naufragan muchos en un clientelismo de baja estofa.

Incluso cuando Esfera Pública, el excelente medio de correspondencias de ángeles estéticos (la palabra proviene de mensajero, según lo recuerdan Sloterdijk y Serres) sostiene discusiones que duran 10 golpes, la impresión que dejan estos encuentros es que todo pasa clausurado al fin por nuestros desencuentros radicales y porque nuestro proclive narcisismo no se templa por tangentes interpersonales.

Gabriel Restrepo

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1 comentario

«la probabilidad de que dos personas tomadas aleatoriamente de distintas ecozonas de Colombia es la antepenúltima entre 155 países» te equívocas es la penúltima.
«nuestro grado de condensación urbana es el menor entre quince países de América Latina» nuevmente te equívocas son 18 países de América Latina incluyendonos claro esta.
Me encuentro de acuerdo con este ensayo, el subdesarrollo se debe a la poca inversién a la educación, ciencia, industria, tecnología que son totalmente necesarias para la intervención de un territorio como es el Colomiano que casi la mitad esta poblado por selva, encontrandose abrupta y accidentada, y por lo contrario estos territorios son mal utilizados tal vez porque al estado no le conviene y porque claro es participe de ese mall uso al igual que agentes como podría decirlo «ilegales» o «fuera de la ley»