Antes de sumarse al repudio expresado por una inmensa minoría, vale indagar un poco más sobre las razones por las que la histórica emisora llega a su fin en el dial cotidiano transladándose online.
Si el problema es dinero, porqué los que pautaban (que verbo tan feo) ya no quieren pautar? Tradicional y eficaz mecanismo para silenciar por asfixia económica a cualquier medio que se atraviese en el camino. Y como de censura política no creo que se trate en esta ocasión, el problema es de físico rating. Simple y fatal deficiencia en la respuesta masiva del consumidor.
De donde se deduce que masajear con Cultura a la minoría selecta ya no es productivo, y que todo se resuelve en la promoción del espectáculo, de la cultura convertida en deporte a partir del emotivo conteo ‘regresivo’ de las 40 más populares.
Nada distinto a la confrontación característica del siglo XX entre lo Culto y lo Popular, entre lo High y lo Low. Lo que en este caso se traduce como la supervivencia del gentleman (de la «inmensa minoría», y todo lo que representa) versus Jorge Barón Televisión (del «agüita pa’ mi gente», y todo lo que logra capitalizar).
Se cansó entonces finalmente Alvaro Castaño de rebuscar patrocinio y, como Julio Mario (guardadas proporciones) decidió vender para salvar lo que quedaba de un proyecto puesto en jaque por opciones más rentables o más populares?
Ya que un individuo, o dos, no dan abasto para sostener esa empresa, habría que incorporarse entonces a estructuras más grandes como las emisoras culturales universitarias que, según parece, constituyen su verdadera competencia?
No será que la HJCK resultó también algo tímida ante la versatilidad de registros que se requiere hoy por hoy en los lenguajes de programación; que no supo modificar su patrón o inventarse más creativa frente a la adaptacióninvolutiva que la competencia supone?
De cualquier modo la solución de internet que plantean es capciosa, ya que el problema desde el punto de escucha, de la recepción, es de hardware: No es acaso el radio el artefacto más económico, el más inmediato y por esto el más popular frente al computador que, por costoso y complejo, resulta siendo el más exclusivo? Al transladar la emisora a la inmensidad de la red, la “inmensa minoría” en lugar de aumentar disminuye –bastante más allá de la marginalidad paradójica expresada en su slogan.
… En cambio, lo que me parece realmente interesante de esta situación es lo que pudiera pasar con el archivo grabado, con el patrimonio cultural sedimentado a través de 55 años de intensa radiodifusión. No habría alli una industria posible, una digitalización extensiva y correctamente ‘indexada’
de la cultura-colombiana-auditiva que pudiera justificarse ampliamente a partir de su presencia en la Red?
Ahi sí, además de la transmisión musical que plantean, sumándole todo lo que la información representa como producto –traducido en imágenes, textos, Cds, DVDs y variables ingeniosas de Podcasting incluidos-, la relación entre servicio, producto e imagen pudiera darle a esta emisora el toque Fenix que su tragedia romántica está a todas voces clamando.
Pedro Falguer
(usuario potencial)