Estoy de acuerdo con Carolina Rodríguez. En este país hay un buen trabajo en las artes plásticas. Podría ser mucho mejor si la gente que lo hace supiera recibir las críticas y no las tome como el producto de un «espíritu egoísta y destructivo». Tenemos que aprender a escucharnos y a tomar en cuenta lo que el ‘otro’ nos dice, así sea desde el discurso de la exclusión. Si esto no sucede, se anula la posibilidad de una autocrítica, que es en últimas lo que hace que cada evento artístico se transforme para bien.
O lo que transforma una universidad. Como pasa con las directivas de la UN, que dicen estar a la espera de las opiniones distintas para acordar los ajustes de la Reforma Académica, a pesar de todo en algún momento les tocará escuchar lo que piensan los otros. Hay que escucharlos. Así sea una hartera.
Es una lástima que la multinacional PRISA y CARACOL no escucharan el clamor de un sector del medio cultural -o podríamos decir su ¿espíritu destructivo?- para que no desapareciera la HJCK.
Otro fue el caso del premio Botero, que muy a su manera supo lidiar las crítica