En relación con las discusiones alrededor de la Reforma Académica, la venta de la HJCK, las nuevas modalidades de financiación conjunta de los salones del ministerio, el premio Botero y otros tantos casos donde las lógicas del capital afectan -y muchas veces moldean- las prácticas institucionales, me permito recomendar la lectura del artículo anexo de Nina Montmann.
También puede ser de alguna utilidad para el caso del Salón de la Justicia, si se mira esa gestión como el producto de unos actores jóvenes que, como lo señala Lucas Ospina, son un nodo más de la trama de la institucionalidad artística local. Institucionalidad variopinta que trabaja muchas veces asumiendo el rol mesiánico -activismo iluminado e intolerante a opiniones divergentes; el heroico -el sólo hecho de realizar el evento constituye un logro mayor que se mide por el grado de polémica y la cantidad de asistencia generada; y el corporativo, que piensa el evento como empresa orientada a un tipo de consumidor, o, para ser más precisos, a la construcción de un publico que consume de forma crítica los productos de la ‘industria cultural’.
Camilo Atuesta
La empresa cultural en el capitalismo tardío
http://transform.eipcp.net/transversal/0106/moentmann/es