Esto no es un pato

“Imágenes de archivo, una enciclopedia para toda la familia” es una exposición en la Casa del Encuentro del Museo de Antioquia en Medellín compuesta por un conjunto de partes ordenado bajo el nombre de curaduría (antes eran llamadas colectivas). Hay un texto a la entrada, una cita célebre y más de 20 obras dispuestas en salas y corredores. Si camina como pato, nada como pato y grazna como pato ¿es un pato?¿es esto una curaduría? Los interrogantes surgen a partir de las partes mismas.

El texto de presentación es un compendio de ideas rotas, podría estructurarse un ensayo, un discurso, una fábula, pero la escritura es difusa, se debate entre educar a las familias visitantes o recordarle al criollo ilustrado una tesis sociológica, la falta de creatividad exilia la felicidad y esa apatía se trasmite al lector.

La cita célebre es de Borges, citada en algún libro de Foucault, y reencauchada en producciones académicas que quieren darse un aire literario en medio del rigor; los escribidores explotan sin mesura esas canteras llamadas Nietzche, Benjamín, Pessoa, Zuleta o Derrida, les arrancan pedazos a dentelladas pero no digieren su forma de expresión, el formato ICONTEC continua inalterable, las buenas intenciones comunicativas contrastan con pobreza formal y poca imaginación.

Las obras, todas de reciente factura, proyectos de grado o restos de una novel exposición, cargan el sambenito de la propuesta curatorial —la enciclopedia—, y ante un tema de peso y ligereza, lo mostrado ilustra con ocurrente desparpajo lo que le corresponde. Hay ejercicios de archivo, medición, historicismo, arte sobre arte… juiciosas tareas escolares, pies de cita, retórica, contracultura institucional y una que otra discreta singularidad —menos taxonómica y más alegórica— que no alcanza a generar un contrapunto temático o formal (hay algo de pintura, pero por atavismo nostálgico, no por concreción). Más que curaduría lo que hay es un servicio capaz y diligente de cazatalentos y gestión cultural. La falta de contraste en la selección hace pensar que las obras estarían mejor agrupadas bajo una de esas categorías genéricas que permiten a los jóvenes artistas pernoctar en las instalaciones museales: Arte Joven, Nuevos Nombres, Arty-party, etc… Los museos, avaros con su capital consagratorio, serviles a la demagogia, le apuestan poco a las exposiciones individuales, usan la vía purgativa de las exposiciones colectivas, ¿la forma educada de llamarlas?: curaduría.

Lucas Ospina
http://lucasospina.blogspot.com/

1 comentario

«TODO EL MUNDO SE EQUIVOCA; ES CIERTO, PERO NO TODOS MIENTEN INCONSCIENTEMENTE…»
F. Pessoa

El, Jaime cerón es inefable; y sólo sabe responder diciendo, -nerviosamente-: «nunca me han podido comprobar nada…»

Es bueno para los artistas que no necesitan de guías y curadorías dudosas, dar un paso al lado.
En Bogotá tuvimos 12 años del gusto de Jaime Cerón. Cualquier otro es válido y es bueno que ahora lo sepan en Medellín, Cali y otros lugares; porque lo nocivo no es el sofá; sino, quien lo usa y no da respuestas satisfactorias a preguntas claras.

Quizás necesite un diván; porque, el ARTE, responde claramente a otros principios que él, parece estar incapacitado para entender o aceptar; son distintos, en todo caso; a aquellos por los cuales -entendería uno-; como persona, él se rige.

Si el Curador, Montajista u otro ha de estar; no solamente mediando entre el público y el artista; sino, entre la institución y el artista; semejante situación exige que ha ese tipo de, «jerarca»; se le exija mucho, pero mucho más; una clara respuesta a por qué debemos concederle un trato especial. Tal trato obliga, en consecuencia, a que seamos exigentes; por el bien de una comunidad democrática. ¿O no, Señor Cerón..?