El artista y su frivolización de los medios
Es cierto que hay mucha crítica institucional y muy poca crítica de las obras. Además del ejercicio juicioso que algunos asiduos de Esfera Pública (Peñuela, Ospina, Vanegas) comparten con nosotros, quisiera resaltar los textos de Lolita Franco, quien desde hace un par de años viene escribiendo en su blog sobre exposiciones, y lo hace en un modo un tanto descarnado, muy similar a esos primeros textos de Catalina Vaughan y otros esferistas.
Anexo artículo de Lolita sobre las exposiciones de Edgar Cortés y Danilo Dueñas, seguido por la “nota cultural” de El Tiempo -mencionada por ella en su texto- donde se puede apreciar el grado de frivolidad a que han llegado los medios masivos:
Hasta cuando?
http://lolita-franco.blogspot.com/2009/03/hasta-cuando.html
La galería Casas Riegner muestra la obra reciente El Extraño Mundo De Danilo Dueñas
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3341793
Gabriel Merchán
Puede morir
“…Su aspecto es el de un huso de hilo, plano y con forma de estrella, y la verdad es que parece hecho de hilo, pero de pedazos de hilos cortados, viejos, anudados y entreverados, de distinta clase y color. No sólo es un huso; del centro de la estrella sale un palito transversal, y en este palito se articula otro en ángulo recto. Con ayuda de este último palito de un lado y uno de los rayos de la estrella del otro, el conjunto puede pararse, como si tuviera dos piernas.
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Uno estaría tentado de creer que esta estructura tuvo alguna vez una forma adecuada a una función, y que ahora está rota. Sin embargo, tal no parece ser el caso; por lo menos no hay ningún indicio en ese sentido; en ninguna parte se ven composturas o roturas; el conjunto parece inservible, pero a su manera completo. Nada más podemos decir, porque Odradek es extraordinariamente movedizo y no se deja apresar.
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Puede estar en el cielo raso, en el hueco de la escalera, en los corredores, en el zaguán. A veces pasan meses sin que uno lo vea. Se ha corrido a las casas vecinas, pero siempre vuelve a la nuestra. Muchas veces, cuando uno sale de la puerta y lo ve en el descanso de la escalera, dan ganas de hablarle. Naturalmente no se le hacen preguntas difíciles, sino que se lo trata —su tamaño diminuto nos lleva a eso— como a un niño. “¿Cómo te llamas?”, le preguntan. “Odradek”, dice. “¿Y dónde vives?”. “Domicilio incierto”, dice y se ríe, pero es una risa sin pulmones. Suena como un susurro de hojas secas. Generalmente el diálogo acaba ahí. No siempre se consiguen esas respuestas; a veces guarda un largo silencio, como la madera, de que parece estar hecho.
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Inútilmente me pregunto qué ocurrirá con él. ¿Puede morir? Todo lo que muere ha tenido antes una meta, una especie de actividad, y así se ha gastado; esto no corresponde a Odradek.”
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Es triste esa nota del Tiempo. Es triste ver como Danilo deja de ser dueño de su medio y se vuelve una alcancía de los medios. La luz se vuelve light, el ritmo se vuelve el de Pat Primo, la línea se vuelve línea de accesorios, la forma es la de la celulitis de las nalgas de una reina cafetera. Un trabajo como el de Danilo es como el algodón de azucar, si la coge la mano sudorosa del agitado, se disuelve. Como el Odradek de Kafka, una cosa hecha de olvidos. Algo que toce desde un rincón de la casa, a veces con un eco extraño que llama la atención, a veces, muchas veces, sin eco alguno. Así puede vivir, tullida, enferma y lejos de la fanfarria y del vaudeville del circo de reflectores de alto voltaje (”basta el susurro de las hojas del bosque para ahuyentarla”). En el “center stage” de la máquina frívola del Tiempo esa toz es tuberculosa. La obra de Danilo es un paradigma del tipo de arte que “puede morir” (a manos del Tiempo de letras vacías y mayúsculas… porque le pertenece al Tiempo de letras minúsculas que se arrastran como la basura). Es como las imágenes antiguas, subterráneas en “Roma” de Fellini, que al ser expuestas al sol por los arqueólogos, se borran irremediablemente.
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Francois Bucher
Querido Francois:
Tu refulgente talla me obliga a escribir. No, en serio.
Tal vez el asombro y la alegría familiar ante un recorte de periódico bastante extenso aparecido en El Tiempo haya suscitado en ambientes más oscuros, quién lo creyera, la reacción de la posible muerte de mi arte. Y en aras de la verdad, pido de paso, que el texto en cuestión sea leído en toda su extensión ya que el texto remitido a Esfera Pública por la Srta. Franco y el Señor Merchán no es el texto completo que yo pude leer en El Tiempo este lunes.
Bueno, pero volviendo al tema, Francois, acaso no te enseñé y no recuerdo si en clase de Taller Interdisciplinario o de Pintura o de Dibujo, que el arte es precisamente, la fuerza de la vida inorgánica y que esta no muere. Sólo los organismos mueren. Sí, nosotros, tu y yo y no la vida.
Y aclaro, y de golpe encontrándome muy cerca de Odradek: no me interesan los elementos que son visibles o perceptibles tales como cosas u objetos. Debemos abrir las cosas! le repetí a El Tiempo varias veces. Y abrir el paso a visibilidades, lejos del mundo de Kafka y de Bucher, donde no hay formas de objetos, ni tampoco formas que vemos bajo la luz, sino más bien formas de “luminosidad” y que permiten que una cosa u objeto exista sólo como un destello, centelleo o brillo.
Y eso es arte. No olvido. Olvido de paso, es una palabra demasiado “literaturezca”.
(Debe ser con “s” pero no me gusta). Pura Picaresca.
Un abrazo,
Danilo
Querido Danilo
Creo que era lo más atinado usar como elemento retórico el dato de que habías sido mi profesor, de pintura, dibujo o taller multidisciplinario. Porque mi comentario, que fue como un exabrupto provocado por el malestar inmediato que sentí, viene del respeto hacia tu trabajo precisamente (magnificado, seguramente por haber sido tu discípulo, como quisiste recalcar para poner de frente el orden filial: “mayores en dignidad gobierno y jerarquía”). Viene de la decepción de verlo mal encuadrado, o para ser más bucólico, mal pastoreado. Y lo que quiero decir es que es vital que esto se entienda, sobre todo para ese trabajo que no tiene una narrativa incorporada que lo pueda defender; y lo que quiero decir es que es tan grave ese tipo de tratamiento de la creación artística que es capaz de desangrarla hasta la muerte. Para mí la nota hunde el trabajo en el pantano de la frivolidad, que quede claro mi eufemismo, que lo podría decir peor. “Qué chistoso este tan loco, que se la fuma verde y hace sus locuras y vende piezas que ni siquiera son objetos, y los galeristas sufren porque el loco no trae nada” y todo eso. Es como los que se burlan de cualquier espacio místico y lo vuelven una caricatura alegre, “no a usted ya le va a salir
el tercer ojo”. Las cosas tienen peso, la obra de Danilo Dueñas es importante y es tan difícil saberla disfrutar como lo es distinguir cual es un buen vino del que se hizo con pastillas baratas de fermentación acelerada. O cual es un buen guarapo. La cultura de hoy es una cultura en la que se le pintan una rayas a un pedazo de carne para que parezca “grilled” y ya, nadie va a notar nada porque ya nadie ve ni siente. No existe ya ese tiempo lento con el que se aprende a ver, o se aprende a distinguir, el tiempo en el que crece la percepción. Y ese es el sentido de la obra de Dueñas. Creo que en esa nota hay una falla en ese sentido, en el sentido de un auto respeto.
No creo tampoco que la o el periodista que escribe esa nota deba ser pasado al cadalso ni que sea tan de vida o muerte la cosa como lo hace parecer mi estilo literario. Y no estoy atacando a mi pater familiae para sentirme viril y peligroso, Dios sabe que somos animales tan distintos, en tanto artistas, que es una locura que nuestra profesión tenga el mismo nombre.
Cuando me diste clases de pintura, dibujo o taller multidisciplinario yo conocí muchas cosas nuevas. Cosas que no se aplicaban directamente a lo que habría de ser mi manera de operar, pero el solo hecho del misterio que traías, la seriedad, la concentración, la manera de “sugerir lo imposible e indicar que uno lo puede disfrutar” me dejó una semilla. Una de las tantas de la gente que me enseñó. La serie de retratos de “Grace Kelly” de Imi Knoebel se me quedó grabada en la mente “fantasía de la pantalla, princesa de lo real” en colores abstractos. Nos lograste poner en el sitio del misterio, tanto que cuando se acababa el taller hubo una mini revolución contra la directora del departamento porque era tal el deseo de seguir ahondando en eso que nos estabas abriendo que todos queríamos seguir y cancelar el siguiente módulo. Traías un hechizo que estaba flotando sobre cualquier raya, cualquier grieta y cualquier forma, nada más, y con eso habías logrado dejarnos en suspenso, cosa que no es tan fácil. Ese es el lenguaje con la que el artista debe pastorear su obra, sobre todo cuando su obra es una obra callada.
Es es el misterio que se desvanece para mí en esa nota. Y sin ese misterio se marchita tu obra, y esas palabras tan ligeras cierran el abanico en vez de abrirlo… cuando cada texto que toca las mil caras del arte tiene la responsabilidad de al menos intentar lo contrario.
Como el Albatros de Baudelaire, o mejor como Dumbo -la historia que le cuento por las noches a mi hijo- el vuelo de la poesía es delicado. Cuando a Dumbo se le cayó la pluma de un cuervo, que llevaba en la trompa como talisman de auto sugestión, de inmediato iba en picada hacia el suelo… le tuvo que gritar un ratón – Pongo – que estaba en su sombrero, para despertarlo a su propio vuelo.
Francois Bucher
“Stand by” (en espera)
Las obras de algunos artistas locales con ideas globales solo llegan a la cúspide en la bodega de un avión, en el tránsito entre su lugar de origen y un centro internacional de acopio.
En su país las obras son frontera lejana, incomprendidas, excepción; por fuera son mapa, referencia erudita, patrón. La obra de Danilo Dueñas y su última exposición en la Galería Casas Riegner parece cumplir con esta indeterminación.
En el primer piso hay un local en ruinas, obra de un demoledor ilustrado que practica el desatino controlado que sucede en toda instalación. Según una nota de cultura y entretenimiento su galerista decía: “[Él] no trae nada y a uno le da un ‘yeyo’”. La galerista, continúa el periodista,“ahora respira aliviada cuando ve su juego de iluminación de techo puesto en el piso, los zócalos a la vista y la pared rota.” En el segundo piso la cosa es a otro precio: hay cuadros, nada más.
Se ha vuelto hábito en esta galería que los artistas, tal vez poco a gusto con lo señorero del espacio, los guardaescobas, el piso lacado, la rosas de plástico o el publicitado cóctel de inauguración, destruyan el lugar (“deconstruyan” sería el eufemismo), asusten al burgués y griten, cual criollos, su independencia. Esta exposición continúa la tendencia.
“A Flight (Un Vuelo)” es un viaje del centro a la periferia o de lo “high” a lo “low”, de la estética del mugre a la alienación de vivir la propia destrucción como goce estético, pero no, esas frases suenan ampulosas para lo que ahí se ve: abajo, una instalación, arriba, una exposición tradicional de cosas que se pueden transportar y vender.
Pero lector, no se confunda, lo que Dueñas muestra en el segundo piso es excepcional, un ejercicio sinfónico bien logrado que no decae, concentración y agudeza, contemplación y placer; la obra madura de un artista que ha sido ignorado una y otra vez pues su obra “no parece hecha por un colombiano” y esta falta de color local no marca en el radar del exotismo global.
La exposición quedó atrapada por querer colmar todas las expectativas, la disputa entre la obra y el espacio de la galería hace demasiado ruido, aunque en el segundo piso, el recogimiento de las composiciones consigue la sosegada belleza de la indiferencia, sin inteligentadas, con inteligencia.
“A Flight (Un Vuelo)” quedó en “stand-by” (en espera), y no porque Dueñas no ofrezca lo mejor de sí, sino porque el mercado y la curaduría no saben aterrizar las cosas, tal vez esta crisis financiera sirva para aprender.
Lucas Ospina
http://lucasospina.blogspot.com/
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Corre Lola, corre!
Que más se podía esperar de la seudo crítica bogotana Lolita(o) de Windsor & Newton, la “drag queen” de los comentaristas de arte, pues el estatus de crítica le queda bastante grande. A alguien con semejante párrafo de presentación “Uso rouge a lévres, tacones rojo fuego y vestidos negros invadidos de lunares blancos”, no se le puede considerar más que como un desdichado y resentido payasito, que añora ser tenido en cuenta, pero dada su banalidad, irrespeto y falta de argumentos a la hora de “escribir de arte”, por más que corra y corra, Lola no lo logra!
Más aún, alguien que no tiene la valentía, ni la ética para dar la cara, escondiéndose detras de un seudónimo cual ratica de alcantarilla, perdón, ratoncito de laboratorio, pues de esas cosas poco glamorosas y “sucias” ella no quiere saber, mal hace en usar el insulto y el improperio sin argumentos, para referirse al hacer de un artista. Tirar la piedra y esconder la mano, dar la puñalada por la espalda, falsos positivos….etc., de este tipo de artimañas y bajezas está conformada gran parte de la sociedad colombiana y Lolita, es un claro ejemplo de esa “grandísim
a porquería”, para usar sus propios términos – que pienso, son más apropiados para hablar de la masacre “para”, la corrupción política o los miles de muertos, y millones de pesos “quemados” en la supuesta guerra en que nos han montado estos últimos gobiernos y acentuada por la tan cacareada “seguridad democrática” del binomio de oro Uribe/Bush, que para referirse a una exposición, que nunca entendió por su temor a “ensuciarse” ella y su decadente indumentaria.
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Descalificar la propuesta de Edgar Cortés, con el endeble comentario de que Rauschemberg ya lo hizo hace 50 años…., es un argumento tan vacuo y vacio como su cabeza, pues, ¿ya hizo qué?. Rauschenberg fue un artista que hizo tantas cosas, que una aclaración argumentada hubiese sido lo mínimo que ha debido escribir esta damisela(o). Habría que especificar en que contexto hizo Rauschenberg lo que “Lola” aduce que hizo – ¿acaso serán las mismas condiciones socio-económicas bajo las cuales Cortés enuncia su propuesta? – el que haya alguna influencia del gran artista no es un pecado, todo lo contrario, ¿o acaso ella conoce a algún artista totalmente “original” y que su obra no tenga ninguna influencia de otros artistas en la actualidad? que nos nombre el primero. Una de las cosas importantes, de varias que hizo en el arte Rauschenberg, fue la de abrir el camino para que los artistas incorporaran materiales de la vida diaria en sus obras, creando lo que él llamó “combine paintings”, que ni eran esculturas ni eran pinturas, y la vida cotidiana de cada quién está rodeada de diferentes objetos, que, obviamente, los de Lola(o) ya sabemos de que se componen, sin lugar a dudas, muy diferentes a los de Edgar Cortés. Creo que hasta ahí llega la asociación del trabajo de Rauschenberg con el de Cortés: en la incorporación de este tipo de materials. Recordemos que Rauschenberg no ha sido el único, pues hubo y hay muchos que también han trabajado con materiales de desecho como Jim Dine, Kaprow, Grooms, Samaras, Oldenburg, Di Suvero, Chamberlain, Burri y varios de los representantes del arte Povera en Italia – localmente Feliza Burstyn con sus esculturas de chatarra y de manera diferente, hasta el mismo Bernardo Salcedo. ¿Está entonces, vedado el trabajar con estos materiales de desecho y reciclarlos, especialmente para un artista como Cortés, que viviendo en Ciudad Bolivar es lo que ve a diario y, que de pronto, la entaconada Lola(o) ni quiere ver, ni saber que existen estos contextos marginales construidos, precisamente, con este tipo de materiales reciclables, no tanto por gusto, sino por extrema necesidad….!
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Volviendo a la exhibición de Cortés, el titulo de la muestra:”Boceto para una versión” le ha debido dar una luz acerca de qué se trataba la muestra, pero obviamente su estrechez mental y su percepción de “mujer bella y decente, fácilmente contaminable por bacterias y gérmenes”, la cohibió de entender el contexto desde donde se enunciaba la propuesta de Cortés. Ojo, que bacterias y gérmenes nuevos y mutados más peligrosos aún, pululan hoy en día con mayor frecuencia en su “asqueroso” rouge a lévres que en los materiales encontrados y reciclados por Cortés en sus diarios recorridos por la ciudad – materiales para él, cargados de trajín, de uso y de significados y que no solamente le sirven para darse el “gusto de componer”, pues componer no sólo lo hace el artista promedio como muy “inteligentemente” nos aclara Lola lumbrera – lo hacen muchos artistas, me atrevería a decir que casi todos – se compone en el papel, en el lienzo, en el espacio, en el visor de la cámara fotográfica, de video…,etc – pero aquí lo importante es, cómo y para qué se compone y las posibles interpretaciones que de esta “composición” haga el espectador. Esto es lo importante y no quedarse en nimiedades de si es una “composición” o no, al menos a Cortés le interesan más otras cosas. Le sería muy útil, para que no pase de tan ignorante y banal, que leyera la “interpretación” que hizo Jorge Peñuela, de esas que Ud. llama de forma tan irrespetuosa, “asquerosas instalaciones desechables y pordioseras”: https://esferapublica.org/portal/index.php?option=com_content&task=view&id=929&Itemid=79, publicada directamente por Esfera Pública, a diferencia de la suya, enviada por un tercero, o sea, entrando por la puerta de atrás, coincidiendo generalmente, por donde se saca la basura.
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Y no es la primera vez que Lola(o) pela el cobre haciendo uso de una seudo crítica desechable y patética, como es la del ataque, el insulto y la descalificación adrede, emitiendo juicios de valor mal intencionados y sin una argumentación que la valide dentro del campo de la plástica. Valga recordar la que hizo acerca de la exposición de Wilson Díaz “Institucional” en valenzuela klenner galería, mayo 2008, una de las mejores muestras del año pasado, en donde Wilson resuelve plásticamente, con aguda inteligencia y sutil ironía, una de las más álgidas controversias que han tenido lugar en el medio del arte en las últimas décadas. Ver como Lola(o), la drag queen de la frivolidad, banalizó la descomunal y arbitraria censura estatal contra la obra de un artista y el posterior debate que esto suscitó en varios ámbitos – uno de ellos Esfera Pública – es el retrato de este comentarista de pacotilla. Dijo ella (él) respecto a la exposición de Wilson Díaz: “Porque aquí lo que vende es el drama, la telenovela, el llanto, la calumnia y el atropello…” y referirse a Wilson Díaz, uno de los artistas contemporáneos más importantes de Colombia, en los términos en los que lo hizo, es el colmo del irrespeto y abuso por parte de este advenidizo(a) desconocido(a): “… Ese que hace unos meses muchos desconocían y que hoy día está en boca de todos”, siguiendo con “No se sabe entonces quien es más ignorante, si el embajador por asumir que una obra de arte compromete el estatus político de nuestro país o el artista plástico (Wilson Díaz) que pretende hacer de un folclórico documental, una usurpada polémica en un foro, unos mamarrachos a la coca y una pintura popular, unas contundentes obras de arte contemporáneo (sic)” y para cerrar reduce la exposición a lo siguiente: “…la fórmula del éxito, chisme barato y alcohol fino”.
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Referirse como “mamarrachos a la coca”, a los esplendidos dibujos realizados con carboncillo de coca por Wilson Díaz, un artista que individualmente y en unión con Juan Mejía, influenciaron con su extraordinario y mordaz dibujo a toda una generación de jóvenes dibujantes, es ya el súmmum de la ignorancia y el atrevimiento. Obviamente, sospecho cual es el origen de tan “extraña” animadversion hacía Wilson, pero con rencillas personales no se hace crítica de arte! Al menos no, hoy en día.
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Por último, hasta cuando tenemos que aguantar textos insulsos, banales e irrespetuosos? En fin, espero que Lola no s&o
acute;lo se dé “una larga ducha con flores, esencias y aromas”, sino que se lave ese “asqueroso y pútrido” rouge a lévres a ver si se le ve, por fin, la cara, se baje de esos ridículos tacones rojo fuego, se quite el disfraz de lunares blancos y, ojalá, entonces, descubra que hay que respetar el quehacer de los buenos artistas, pues se puede discrepar de la propuesta que presenten, pero “jalandole” al respetico. Asi es que, corre Lola corre…..!
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Jairo Valenzuela H.
Director
Valenzuela klenner galería