“Lo que de algún modo es objeto de cualquier apetito o deseo humano es lo que con respecto a él se llama bueno, y el objeto de su odio y aversión, malo, y de su despreció, vil e inconsiderable o indigno. Pero estas palabras de bueno, malo y despreciable siempre se usan en relación con las personas que las utiliza. No son siempre y absolutamente tales, ni ninguna regla de bien y de mal puede tomarse de la naturaleza de los objetos mismos, sino del individuo ( donde no existe estado) o (en un Estado) de la persona que lo representa, o de un arbitro o juez a quien los hombres permiten establecer e imponer como sentencia su regla del bien y del mal.” Leviathan, Thomas Hobbes
Instrucciones de lectura
1. Hay una deliberación en esta escritura sin punto aparte y sin aparente coherencia y cohesión. Coherencia y cohesión que parecen garantizarían esa legibilidad a la que somos convocados por los medios y redes de comunicación como garantes de la legibilidad del Estado de cosas presente. Del Estado Nación. Ese estado de cosas en cambio es el que resulta atrapado precisamente en esa y por esa legibilidad correcta donde toda claridad ha sido sopesada pacientemente en aras de buscar preservar un estado de confusión general necesario para mantener y sostener precisamente la circulación de la legibilidad correcta. Este estado en cambio, aparentemente confuso e ilegible, buscaría en quien lee, un editor, pues no podría editarlo alguien distinto a quien en realidad lee. Un editor quien indirectamente, y eludiendo esa pretensión de claridad y legibilidad auto impuesta, por años de sujeción mediática, editaría este texto, según el nivel de enunciación que encuentre y discierna desde su propia historia de vida. O crea necesario establecer para su propia legibilidad.
2. Leer escuchando, John Cage, Roatorio: An Irish Circus on Finnegans Wake-Part three-To line 594. Música que sirvió como suplemento a la escritura de este texto.
3. Leer haciendo el ejercicio de visualizar en una galería fotográfica todos los presidentes del estado Leviathan Colombia.
Leviathan. El hombre es lobo para el hombre. Sociedad multi diversa y libre. Falsa concesión a la liberalidad con la que medios de comunicación y poderes económicos y políticos explotan la diferencia en bien propio transformando lo diferente en un tópico de promoción de la libertad con que crear la pantalla de la diversidad y la inclusión de lo diferente. A las que saben han reducido a somero espectáculo y feria de candilejas con que montan páginas de inclusión que finalmente engrosan esa ilusión mediática de redes en que toda disidencia y diferencia cabría para enarbolar la bandera de los muchos colores y de ese futuro de expansión que cree haber ampliado su abanico de identidad en una panorámica que pareciera desbordar lo simplemente humano. O definido y parametrizado como lo reconocible humano. Cuando la realidad de esa supuesta libertad o liberalización de los medios es tan sólo un medium para los infaltables y siempre presentes réditos, no visibilizados en las actas de compromiso del mediador quien supuestamente abre y publicita ese abanico multicolor. Réditos y el engrosamiento de las arcas de esos medios y su consecuente posibilidad de expansión y sostenimiento en el mercado de la noticia es en cambio el fin. Para un mercado de la noticia que contribuye a expandir y acentuar la creciente polarización total de la sociedad, única garantía que han encontrado los partidos políticos y feudos de poder y control para nublar toda verdadera crítica al poder y a los que buscan detentar ese poder, cada vez más alejado de lo que llaman bien común. Grupos de reivindicación social y de todo tipo. Empatía. Sociedad capitalista. Empatía. Fuegos fatuos. Depredación. Invisibilización. Silencio. Sistema de depredación oculto pero que abiertamente se comporta como valor. No instrucción contra la depredación real a que son sometidos los pueblos por sus gobernantes. Y los individuos. Se pide no actuar. Se pide acatar. Se pide no acusar. Se pide perdonar. Se pide olvidar. En aras de ser consecuente y atender a ese principio de empatía que supuestamente es el que garantizaría la continuación de la vida y para no alimentar con el odio, invocan. En esa idea de preservación social maligna y por eso malsana se encuentra el estado y todos sus estamentos garantes, la familia, la escuela, la política, los partidos políticos, la economía, las reglas y roles sociales, el amor convencionalizado, las relaciones sociales, los medios de comunicación. Las redes sociales. Las ideologías. La cultura. El estado Leviathan en su conjunto. Nuestro terrorífico estado actual que borró toda legitimidad real para lanzarnos a una guerra de todos contra todos en que no asoma a la vista ningún futuro posible. Salvo el del aplastamiento general. Y un terrorífico estado de violencia completa e interminable. Todos estos casos de psicopatía social y política son un patrón. Nuestros políticos obedecen ese patrón. Sin importar su procedencia. Porque la política esconde tras su palabrería hueca la verdadera intención. El interés que nunca sale a la luz y que solapadamente va construyendo esa cultura de manipulación aplastante que busca eliminar a la mayoría. Podría calcularse su progresión en la sociedad y sin embargo saben ocultar los móviles reales de ese actuar ladino. Son un verdadero patrón de depredación social. Basta estudiar sus discursos. Las promesas que hacen. Y los resultados. La depredación total en que queda este estado colombiano cada cuatrienio. Estos políticos y sus políticas alimentan la necesaria idea de mal menor con la que se nutre indirectamente el capitalismo. Sea de derecha o de izquierda. Ese capitalismo salvaje que en su búsqueda despiadada de poder y de acumulación conlleva a la opresión total de los pueblos. Precisamente para alimentar esos réditos que calculan obtendrán y esos poderes. El capitalismo como máquina depredadora, molino de violencias, necesita por tanto convalidar esa empatía, nutrirse de ella, fortalecerla con sus discursos de bien común. De paz y ofertas de libertad. Y todas esas palabrerías con que la máquina política captura las conciencias que luego extermina. Su principal fuente de soporte, enuncia, es la lucha contra el mal. Es decir contra la contraparte, dependiendo del discurso en que centre su discurrir de retórica política. ¿Si son estructuras predecibles y sistemáticas las de la política por qué no se las pone al descubierto. Por qué operan rampantemente. Por qué en todos los frentes se pide silencio. Se pide discreción? Leviathan en la Biblia es la forma o la imagen del demonio. En hebreo es unión. Estamos ante la necesidad de preservar el poder, sostienen los defensores de ese estado férreo. Los sistemas empáticos de que se nutre el poder total son la garantía para poder preservar ese poder hasta que surja la sospecha y socialmente se rompan los pocos diques que todavía sostienen en pie esa empatía. Todos los grupos de apoyo son cerrados e insisten en no descubrir públicamente a los victimarios. En aras de la empatía. Dicen. Pero ha comenzado a fisurarse esa idea. Con la que malabarísticamente se cubre como máscara el engaño ruin de los políticos. Es la dupla engaño-empatía. Las ideologías políticas y los sistemas de gobierno trabajan a toda costa en la preservación de esa idea de empatía y solidaridad humana. A ello contribuye el arte, la cultura y la educación y el consumo. Y las idea de libertad de cultos y demás libertades engañosamente concedidas. Todo indirectamente se va encaminando para sostener los tentáculos de ese poder total. Leviathan del hebreo significa enrollado. Bestia marina del antiguo testamento. Asociada con satanás. También representa un cocodrilo. En la sociopatía política no hay marcha atrás. No hay conciencia del daño por parte del agresor, del político en cuestión. ¿Por qué se omite entonces la idea de una sociedad inerme en completa exposición e indefensión, expuesta al peligro? Hablo de la exposición al poder total. Se necesita continuar alimentando a la bestia. Al poder. Al leviathan. A través del único principio que aún se sostiene en pie que es la empatía y la solidaridad para seguir creando la apariencia de una red social en la que abiertamente ese poder total puede depredar a la sociedad como víctima. Sin ese principio de empatía se crearía masivamente una conciencia que buscaría minar ese peligro de destrucción. El estado República que Hobbes proyecta en Leviathan. Gobierno del terror. Leviathan como conjunto de voluntades individuales que regentan la cosa pública. Leviathan o la materia forma y poder de una República eclesiástica y civil. Colombia. Estado fallido. Thomas Hobbes, filósofo político. 1651. Este asunto arroja necesariamente una visión materialista. Poder y empatía se confrontan. Bien y mal. Sistema. Máquina. Y sistema. Violencia psíquica. Infringir violencia psíquica. No sólo física. Usar los mismos patrones de promesa-engaño. Habría que buscar que el político y la política hablaran de sí mismos en tercera persona para que describieran en esa distancia su política sin la malicia de ese tu que con hipocresía envenena los oídos del pueblo hambriento. La política es esa hambre brutal y enfermiza de iterar el mismo suceso una y otra vez. Las mismas consuetudinarias promesas que serán incumplidas. Un hambre cada vez mayor de iterar el daño psíquico en que queda esa masa engullida. (Por eso no se retiran los políticos vetustos ). Y todos los daños físicos irreparables. De los cuerpos de esa masa. De los cuerpos de ese territorio de los que se extrae violentamente todo recurso. Abuso psíquico y sexual, control y objetualización, violencia. Eso hace el poder. Hay que hacerlo hablar en tercera persona. A eso que ejerce la violencia total. Y que podamos oír a sana distancia esa narrativa enfermiza. Que podamos aprender a distinguirla. Que podamos adquirir esa visión panorámica pues sólo allí se revela el mal y la intención que no logramos apreciar en nuestro foco de visión que se concentra en los hechos. Relación a distancia con la entidad. Porque eso que gobierna es la entidad. Relación de la visión del cuerpo Colombia con la violencia. La entidad maligna se manifiesta y le ordena. ¿Por qué no denunciar esos abusos contra el cuerpo total del pueblo? El patrón de no denuncia busca precisamente que nuestra respuesta quede nublada por esa búsqueda de empatía. Con la denuncia constante y clarividente al menos se alertaría la nueva violencia y la opresión que traería. El llamado a la empatía y el subsiguiente estado de culpa y postración de ese pueblo depredado por la política hacen inviable que la víctima se sienta motivada a acusar al agresor del abuso de que ha sido víctima. La ineficiencia del sistema de acusación, del sistema de justicia general, de nuestras fallidas instituciones públicas hacen que estos abusadores del poder se salgan con la suya quedando sus abusos en la completa impunidad y en el completo olvido. ¿Por qué no se ha tipificado este delito del abuso político que es lo que realmente padece el cuerpo de Colombia, por qué se han creado grupos de apoyo cerrados que prescriben la empatía como principio haciendo que la víctima, Colombia entera, desista de sus denuncias? Es un círculo vicioso. La violencia y el abuso de poder crean un círculo vicioso del que se alimenta toda la cadena de predadores que han sumido al estado nación en el terror. No se necesitan monumentos sino lugares en que se hagan públicas las denuncias. Audiencias públicas. Sacar a la luz estos sucesos. El asunto del orden. De cómo nuestra vida son acciones que se iteran y crean patrones sobre los que puede establecerse predictibilidad. El asunto de la mentira política. O de la política como mentira. Una construcción y una narrativa que se construyen para depredar. Hay que revisar el pasaje del templo y los mercaderes del templo. Leer atentamente esas palabras. El estado Leviathan ha elegido a sus víctimas. Un asunto de poder. La bestia como lo llamó Platón. La máscara de una entidad perfecta en que se disimula la carnicería. Recordemos que estamos atrapados por los enunciados políticos. Por la capacidad y el poder de la enunciación política. Por su retórica manida. Recuerda que podemos imaginar otro mundo. Otros enunciados. Recuerda que las palabras no deben caer lapidariamente sobre tu infortunio. Recuerda tu libertad. Recuerda que en el mismo instante en que desoyes el enunciado político puedes pensar por ti mismo. Y escribir tu historia. Sin ninguna edición o corrección.
“En esta guerra de todos contra todos, se da una consecuencia: que nada puede ser injusto. Las nociones de derecho e ilegalidad, justicia e injusticia están fuera de lugar. Donde no hay poder común, la ley no existe: donde no hay ley no hay justicia. En la guerra, la fuerza y el fraude son las dos virtudes cardinales, justicia e injusticia no son facultades ni del cuerpo ni del espíritu. (…) Son, aquéllas, cualidades que se refieren al hombre en sociedad, no en estado solitario.” Leviathán, Thomas Hobbes
Claudia Díaz, abril 1 del año 2019