Hasta hace un par de décadas las galerías dedicadas al arte contemporáneo tenían una labor similar a la de los museos en la medida en que trataban de resaltar tendencias, apoyar propuestas más experimentales y menos complacientes. Recordemos la época dorada de Garcés y Velázquez, Galería San Diego, El Museo y la Galería Diners. Luego vinieron los noventa, la burbuja del narcotráfico y la crisis económica, situación que forzó el cierre de muchas galerías. Las que sobrevivieron replantearon muchas cosas, entre ellas, el «apostarle» a propuestas menos riesgosas artística y comercialmente.
El que una galería comercial establezca alianzas con decoradores no tiene por qué sorprendernos. La relación entre arte y mercado da para pensar en el gran poder especulativo y manipulativo que tienen algunos coleccionistas y galeristas sobre el valor y los precios de las obras.
Para darse una idea -guardadas las proporciones, tipo de burbujas especulativas y precios de las obras- recomiendo La gran burbuja del arte contemporáneo, magnífico documental -versión en español- que se había publicado en este foro anteriormente, pero que a luz de de esta discusión cobra mayor interés.
Gabriel Merchán