desperdicio investigativo

Querido Ricardo:

Gracias por tu amable colaboración. A continuación quiero contestar tu carta por considerar que han quedado algunas ideas sueltas, lo cual, como tu lo sugieres pueden crear malas interpretaciones. Conozco muy bien la zona donde opera el Salón Regional, como también sé que cuando nos apegamos a los límites físicos no hacemos sino estropearlo todo por su mismo absurdo; tu citas a Deleuze y Guatari, yo citaría a Zigmunt Bauman y el mundo liquido, cambiante como el mismo amor. Me parece pertinente que aclare que en ningún momento mi posición es negar la posibilidad de participación de ningún artista en el Salón regional por el simple hecho de ser Venezolano o de cualquier otra nacionalidad; esto es poco menos que abyecto y fascista y tu más que nadie sabes de mi experiencia en una Europa que aparentaba esconder el fantasma de la xenofobia y el racismo en cada esquina; por eso me duele profundamente que hoy compares mi actitud con la de los lobos que tanto me persiguieron.

Desde el inicio de la convocatoria del Salón Regional he propuesto que para darle más sentido a la participación de artistas del Estado de Táchira era necesario articularla con un proyecto a concurso(curaduría, acción común, ejercicio colectivo o cualquier otra figura similar) inscrito en una de las cuatro líneas de investigación (todas rodean lo fluctuante, lo hibrido y el conflicto fronterizo); me pregunto ¿qué hay de malo en eso?

Como verás deseo entender en profundidad lo que ocurre en esta zona fronteriza; ¡recuerda! mi familia ha emigrado una y otra vez a Venezuela, unos inmigrantes económicos, otros huyendo de una muerte segura en Colombia; puedo decir Ricardo que la mitad de lo que yo soy le pertenece a ese transito fluctuante entre naciones. Precisamente en la fluctuación y el borde es donde encuentro el interés de la curaduría ya que lo fluctuante y cambiante es el fundamento mismo del proyecto «Región Imaginada», una construcción de región colectiva, pero conceptuada por sistemas de investigación y como todos sabemos, este ejercicio intelectual surge de la construcción a partir de preguntas que irán buscando sus posibles desarrollos y configuraciones, no sabemos si en realidad el producto de la investigación sea una exposición, una acción colectiva u otro tipo de materialización, de eso se encargará la misma investigación curatorial. Una participación directa de artistas del Estado Táchira sin un eje conceptual temático articulador (que hable del tema fronterizo y la indefinición de los límites) en una serie de exposiciones itinerantes, simplemente me parece un desperdicio investigativo. Obvio, me puedo estar equivocando pero tengo derecho también a soñar una curaduría ideal.

Oscar Salamanca