deseos para el 2006

1. Que se puedan decir las cosas:
1.1. Que si alguien tiene que decir un comentario positivo sobre algo, lo diga.
1.2. Que si alguien tiene que decir un comentario negativo sobre algo, lo diga.
1.3. Que si alguien siente que tiene algún impedimento ético para hablar del proyecto de alguien, lo haga evidente.
1.4. Que si por ejemplo a alguien le gusta el trabajo de su hijo diga: “puede ser que yo no sea la persona más apropiada para acercarme con objetividad a este tema porque él es mi hijo y lo amo, pero su trabajo me parece excelente porque…”*
1.5. Que si por ejemplo a alguien le gusta el trabajo de su esposa diga: “puede ser que yo no sea la persona más apropiada para acercarme con objetividad a este tema porque ella es mi esposa y la amo, pero su trabajo me parece excelente porque…”**
1.6. Que se digan las cosas con respeto.

2. Que se escuchen las cosas que se digan:
2.1. Que las críticas no se tomen como insultos personales.
2.2. Que si por ejemplo un curador o curadora hace una crítica a un artista, no sea este un motivo para que este artista no acepte invitaciones de este curador o curadora para futuros eventos.
2.3. Que si por ejemplo un artista hace una crítica a un curador o curadora, no sea este un motivo para que este curador o curadora no invite a este artista a futuros eventos.
2.4. Que si por ejemplo un empleado o empleada hace una crítica a su jefe o jefa, no sea este un motivo para que este jefe o jefa no vuelva a contratar a este empleado o empleada.
2.5. Que si por ejemplo un jefe o jefa hace una crítica a su empleado o empleada, no sea este un motivo para que este empleado o empleada le renuncie a su jefe o jefa.
2.6. Que si en una crítica hay algo de humor, no se lea como burla.
2.7. Que si por ejemplo alguien dice: “deseo que las cosas sean ‘así’ en el 2006”, no se lea “las cosas no han sido ‘así’ en el 2005”; que se deje de pensar que uno sólo puede desear lo que no tiene.
2.8. Que se entienda que las cosas se dicen con respeto.

3. Que la reforma de la Universidad Nacional no genere más violencia.

* “Antonio Barrera (1948) y Gustavo Zalamea (1951), pese a la diferencia de edad, comienzan a incidir fuertemente sobre el panorama de los jóvenes a partir de 1975 […] Desde 1980, las dos obras subieron en flecha, con el Premio para Mural en Manizales (1982), para Zalamea […] Sus signos plásticos, como ocurrió con Obregón y Botero veinte años atrás, son fundamentalmente distintos. […] Tanto Barrera como Zalamea compartieron, curiosamente, un mismo fervor por Turner y por el Goya autor del ‘Perro enterrado en la arena’; pero mientras el primero desalojó esas influencias en su valiente reconquista de un paisaje propio, Zalamea las absolvió en un ‘dibujo-pintura-collage’ básicamente blanco y negro, de expresa truculencia, abrazando con igual coraje una fuerza romántica sin tapujos. Motivado por el repudio a los abusos de poder y escogiendo como escenario la Plaza de Bolívar de Bogotá, llegó a practicar nuevos soportes de tipo popular, como los ‘Telones para envolver nuestras instituciones’, y las copias heliográficas para regalar al público, en exposiciones en Bogotá y en Estados Unidos. Paralelo a tales experimentos ha seguido dibujando ‘obra única’, destacándose por un expresionismo que convierte el paisaje en cataclismo.” Marta Traba, “Propuesta para una ‘doble’ lectura”, en Revista Arte en Colombia # 23, 1984.

** “Alejandra Rincón por ejemplo, se dedicó a registrar en video y fotografía las intervenciones que progresivamente aparecen en un espacio de exhibición durante el montaje de una exposición; los deshechos, basura y sobrantes, son usados por ella porque ahí ve relaciones casuales con formas seudo escultóricas, a la manera del juego de buscar formas en las nubes, todo esto para armar un comentario en torno a la fugacidad de la imagen, a lo insulso que puede verse nuestra relación con la forma y la materia, etc., El problema es que el público nunca vio la propuesta de Alejandra ya que ella decidió retirarse del Salón después de que su trabajo fue visto como un simple reguero por la curadora general, el tema es que Natalia Gutiérrez nunca vio el video que acompañaba el supuesto reguero y que obviamente era parte fundamenta en su trabajo.” Mario Opazo, “Correcciones del Salón”, 2005.