El texto “Las cenizas de lo urgente” de Carlos Salazar invoca la música para mostrar que la partitura de la curaduría del 41 Salón Nacional de Artistas está más cercana al musidrama retórico de “musicos solidarios” interpretado por Miguel Bosé y Juanes en el pasado Hay Festival que a un ejercicio real de crítica: Juanes y Bosé tienen también sus ejes, hablan de “paz”, “salud”, “educación”, “seguridad”, “propiedad” y “libertad” pero siempre en abstracto, no vaya a ser que se les atraviese algún muerto o causen una polémica que los ponga a denunciar y a ser denunciados. Basta recordar a los que sí denuncian, como sí lo hace el periodista Morris mencionado en el texto enviado por Pablo Batelli, para ver que les pasa a esos críticos que llaman las cosas por su nombre.
A la vez, la participación titulada “La Hist(e)ria se repite”, enviada por Mauricio Cruz, invoca otro contrapunto musical: recuerda a una alta resolución la intervención de Alvaro Herrán y Bernardo Salcedo en el XXIII Salón de Artistas donde a punta de 5 melodías locales pervertidas contaminaron el aire de la esfera pública de esa época. Siguiendo también la pauta de revisiones históricas sugerida por Gloria Posada vale la pena recordar la polémica de 1972: el Instituto Colombiano de Cultura propuso un salón sin premios pero con catálogo de obras y con un itinerario ambulante de exhibición nacional. En reacción se organizó un “Salón Independiente” que dependió de algunas galerías bogotanas, marchantes y artistas que buscaban mantener el prestigio y posicionamiento que dan los galardones en este tipo de eventos, de ahí que Herrán y Salcedo quisieran deslindar su sátira del saboteo y chismorreo que le armaron al Salón algunos arribistas travestidos de independientes y dijeran: “hacemos constar que el pequeño crítico de Zapatoca Eduardo Serrano, no lleva velas en este entierro”.
En este punto es conveniente poner a sonar otra canción: el estribillo que promocionaba a Helena Producciones en la página de internet del 41 Salón Nacional de Artistas. Una canción en apariencia jovial y ligera, pero que muestra la manera en que esta productora ve las cosas. La productora que organiza año a año esa “institución” que es el Festival de Performance de Cali no se pone a plantear preguntas ampulosas (Carlos Jiménez dice que las del Salón son 17) o a comerse el cuento mesiánico de la estaciones pedagógicas, no, el “cante aunque no cante” de Helena Producciones no está en jugar a los curadores, está en ofrecer literalmente lo que prometen: performance (y otras cosas).
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[audio:https://esferapublica.org/cancionhelena.mp3]—Lucas Ospina