Son tantas y tan evidentes las cosas que decir cuando se habla de los salones nacionales, pero la mayoría han sido dichas en repetidísimas ocasiones.
Claro es que se cuestiona todo el tiempo el hecho de que se catalogue como el evento nacional del arte cuando la mayoría de las veces se cree, no permite divisar (como ventana que se respete) lo que sucede realmente afuera, en las academias, en los talleres, en la práctica del arte.
Pero sucede que a pesar de que existan eventos meritorios, que son paralelos e intentan rechazar influencias institucionales, el Salón se sigue escribiendo con mayúscula simplemente porque todos los artistas que no pueden con su enemigo, se unen a él y de una u otra manera, con amigos y enemigos, el Salón sigue en pie porque cada versión, por más desaciertos que tenga, da de que hablar.
Por ejemplo, ¿porque parece tan complicado que aparezca una muestra como la que se presenta en el Museo Nacional y más aún que esta se llame MARCA REGISTRADA? Acaso ¿no es lógico que las obras que conforman un exposición, la cual revisa la historia del arte colombiano dentro del desarrollo de los Salones Nacionales, están más que legitimadas y REGISTRADAS dentro del contexto? Porque por más institucional y excluyente que parezca, la historia del arte colombiano se enseña con láminas de algunos de los cuadros que están expuestos en la muestra y aunque son muchos los artistas IMPORTANTES que faltan, está claramente enfocada a revisar los Salones Nacionales no ha hacer una pretenciosa historia completa, tomo a tomo, del arte colombiano.
¿El asunto entonces es, que en años anteriores se discute porque el Salón no reconoce ni valora los aportes de trayectorias artísticas consolidadas, y ahora la cuestión se minimiza a lo excluyente que resulta una muestra como Marca Registrada?
La versión anterior se realizó en tres espacios: el Museo de Arte Moderno, la galería Santa fe y el Museo de la Universidad Nacional, ¿y en este Salón se cuestiona que se exponga en el Museo Nacional?
Evidentemente, si la intención era regresar al inicio de la museografía en Colombia con el Primer Salón, se mostró lo precario de una exposición donde existen muchas obras y poco espacio, pero eso no significa que si hubiera tenido lugar en un espacio más pertinente como el Museo de la Universidad Nacional “hubiera logrado mostrarle a sus detractores que es una estructura vital para el arte colombiano” (1). No, simplemente porque serían las mismas obras que están expuestas, bajo el mismo esquema curatorial, pero a 1.40mts una al lado de la otra.
Incluso, el Salón sí ha sido modificado por las prácticas artísticas ejemplo de ello son los cambios en la clasificación de las obras que en el 63 era por afinidad temática, luego en el 66 por técnicas, en el 73 luego de tantos debates, la fotografía se convirtió en una categoría participante, en el 90 se clasifican las obras según tendencias artísticas o en el 96 cuando el 36 Salón de Arte Colombiano agrupa los Salones Regionales.
El Salón ha sido demasiado flexible a peticiones institucionales, es cierto, quizá es demasiado institucional, pero ¿acaso no debe el arte permitirse un poco de esto? Aún cuando se habla de arte, éste sigue siendo un sistema y como cualquier otro se mueve dentro de esferas económicas, sociales y culturales que deben estar en equilibrio, finalmente por más crítica que se le haga, eventos como éste seguirán funcionando como incentivos apetecibles para la creación artística, y aunque no logren completar una visión global de lo que realmente ocurre con el arte, si permitirán que quienes quieran acceder a una mínima y cuestionable parte de ello, tengan la oportunidad de hacerlo.
Ivonne Viviana
(1) Marca Registrada: artistas famosos y artistas importantes, publicado en esfera pública el 23 de noviembre de 2006.
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