una visita inolvidable

En el centro de Bogotá se encuentra la manzana cultural (1), proyecto que ha venido desarrollando el Banco de la República desde la década pasada, dando lugar a una constelación de espacios expositivos (que se le suman a la Casa de Moneda): las salas de Exposiciones Temporales, el Museo Botero y el Museo de Arte del Banco de la República.

En una esquina de esta manzana -y fuera de ella en términos museológicos y administrativos- se encuentra el Museo Militar, del que se puede ver un fragmento de su colección a través de las ventanas del Museo de Arte del Banco de la República. Se aprecian aviones de guerra, torpedos, helicópteros, tanques y cañones.

La forma como el Museo Militar ha dispuesto sus colecciones refleja la estructura básica de las Fuerzas Armadas y, en términos expositivos, la noción de museo clásico (2) de comienzos del siglo XIX, que está a medio camino entre el gabinete de curiosodades y la noción de museo moderno.

Cada una de las ramas de las Fuerzas Armadas está representada con una sección (Sala de la Armada, Sala de la Aviación y Sala del Ejército) donde la propuesta museológica no parte en sí de una investigación de carácter histórico, sino de la exhibición aleatoria de trofeos, medallas, imagenes de próceres, militares notables, armamento dado de baja y considerado como representativo para cada rama militar.

El Museo Militar fue inaugurado en 1982 por el general Luís Carlos Camacho Leyva, por entonces ministro de defensa del presidente Julio Cesar Turbay.

Su público está compuesto básicamente por grupos de niños de distintos colegios de la ciudad, que recorren el lugar con una mezcla de asombro y curiosidad, y para los que la institución museal ha diseñado una serie de actividades como parte de su «labor social y de entretenimiento»:

“El Museo Militar realiza permanentemente actividades destinadas a promover en los niños de escasos recursos, jornadas de diversión y aprendizaje. Música, historia para niños, juegos, payasos, helado y mucha alegría son los ingredientes usados por los integrantes del Museo Militar para garantizar que la visita de todos los niños sea inolvidable”

El recorrido del Museo tiene como punto culminante la visita a la Sala de la Indepedencia, donde se exponen las dieciséis banderas que ha tenido Colombia, toda una puesta en escena de los símbolos patrios, que invita a participar en una ceremonia a la bandera -con el Himno Nacional de fondo- a quienes parecen constituir el único público del Museo Militar: los niños de los colegios y los pocos militares que trabajan en el lugar.

Jaime Iregui

(1) Se conoce con este nombre “el conjunto de espacios para arte y exhibiciones que se ha ido conformando al frente de las salas de lectura de la Biblioteca Luis Ángel Arango. La conformación de este conjunto, que incluye el Museo Botero y la Casa de Moneda, ha sido gradual, y desarrolla un programa cuyos rasgos generales se definieron desde mediados de la década de 1980, cuando se planeó la ampliación de la Luis Ángel Arango, pero se convirtió en un proyecto con metas, cronogramas y recursos precisos a partir de 1998, cuando la donación de la Colección Botero hizo que la Colección Permanente se trasladara a las salas de la Casa de Moneda”. Fuente «En la BLAA» http://www.lablaa.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/enlablaa/

(2) Propuesta museológica que otorga a los objetos su valor por el hecho de haber pertenecido a un miembro de la nobleza o a un personaje destacado de la elite política y social. Se disponen en una sucesión de salas y galerías de acuerdo a la Casa Real, personaje o entidad institucional. Bennet, Tony. «The birth of the museum». Routledge, Londres. 2001