¿Cómo replantear una curaduría regional sin que se diluya el sentido de la exposición? ¿el tema de la precariedad presupuestal podrá -además de producir conflictos- generar espacios de solidaridad entre curadores y artistas?
Entrevista con Claudia Patricia Sarria*
[audio:https://esferapublica.org/claudiapatriciasarria.mp3]Se recomienda escuchar con audífonos
* miembro de Helena Producciones y ex Coordinadora de Producción de los Salones Regionales de Artistas Zona Pacíficota
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Pertinente y adecuada la discución del Salón nacional (Salones Regionales) excelentes las propuestas de la curadora, deberá repensarse el salón nacional, su diálogo y articulación para con los salones regionales. Esperemos tengan resultados y se vean en el Caribe.
Creo que es fundamental plantearse tambien una «etica» curatorial, unas reglas del juego que contribuyan a nutrir el juego y permitan jugar. Las estructuras artisticas pueden repensarse, reestructurarse, redefinirse y demas propuestas que se elaboren, pero si los personajes que las abordan y las manejan no se someten a una critica y autocritica, sino se define sus modos, son imposibles las transformaciones en los espacios de accion. El curador debe formarse, intruirse, capacitarse y constituirse para dicha accion, asumir el rol que va a ejercer no desde el deseo sino desde sus actitudes y aptitudes, desde la reflexion tanto del arte como desde el analisis la sociologico y cultural de su region y las tensiones y dinamicas en relacion con la nacion con la cual se articula.
Los Egoestorbos
Claudia Patricia Sarria realiza aportes importantes a la discusión en marcha. Ha sido una conversación bastante fluida y espontanea con Jaime Iregui, pese a algunos de sus exabruptos y a los silencios estratégicos de Iregui al respecto. No salgo de mi asombro y sigo extrañándome todavía aún más de este “lio” en torno al futuro Salón de Regionalidades. Si las participaciones críticas al Salón Nacional brillan por su ausencia en Esfera Pública, se debe a que no hay nada nuevo bajo el sol, “las cosas del Salón siempre han sido así”. No hay manera de hacerlo mejor, diferente, con mayor proyección translocal, más allá de los egos regionales que exigen “respeto a la autoridad que le ha conferido la investigación a los curadores”. ¿Cómo se puede hacer una Salón Nacional con estos aprioris? ¿Cómo ha podido funcionar bajo estas circunstancias en otras oportunidades? Ahora, ¿para qué un curador nacional al servicio de los curadores regionales?
Claudia Patricia deja claro que no hay reglas claras para realizar los Salones Nacionales, sólo existe claridad respecto a que los regionales son su sustento. ¿Por qué debe ser así? ¿Por qué no son suficientes los salones regionales para promover el espíritu creativo y crítico en las regiones? ¿Por qué hay necesidad de expandir el criterio geo, de regionalidad, a un evento que ameritaría criterios de mayor vuelo? ¿Por qué los criterios regionales determinan el Salón Nacional? ¿Por qué no puede ser este último algo más interesante, aunque sólo sea para los artistas? Ahora que volvemos a hablar de una segunda modernidad, ahora que hemos superado las algarabías posmodernas, ¿no podemos realizar un Salón en el que los artistas colombianos se vuelvan a mirar desde una perspectiva más amplia, sin tantos cilicios culturales y territoriales? Además de éstos, ¿cuáles son los estorbos que han impedido que haya más claridad en el Ministerio a este respecto, para que se justifique y se exija la financiación nacional del evento? ¿Por qué el Ministerio de Cultura ha sido tan negligente a este respecto? ¿A quién favorece esta negligencia? Claudia Patricia afirmó lo siguiente: los Salones Regionales “no sé por qué a veces parece que estorbaran el Salón Nacional”. ¿Por qué creo, después de oírla, que tal vez es al contrario?
Esta entrevista ha dejado claro varias cosas. 1) Los Salones Regionales no pueden seguir siendo la estructura del Salón Nacional. 2) El Salón Nacional debe apuntar a otros intereses. 3) En la actualidad no tenemos Salón Nacional. Existe una puja entre curadores que buscan la mayor visibilidad posible para sus “investigaciones”. Esta puja está generando el primer exabrupto que se ha puesto en circulación mediante esta entrevista: crear un comité de curadores con base en los curadores regionales. ¿Quién puede pensar razonablemente que este “comité” pueda solucionar este “lío nacional”, cuando son las figuras de los curadores las que acabaron con el Salón Nacional?
El segundo exabrupto que Jaime Iregui pasó por alto fue la idea según la cual, ante la precariedad estatal la solidaridad artística se hará sentir. La justificación es ingenua, por no decir cínica, dicha sólo para estorbar a Rafael Ortiz: los artistas han trabajado sin recursos. Sí, es cierto. El apoyo del Estado a sus artistas es escuálido, pues no le importan. También es cierto que los artistas que logran hacer una carrera en nuestro país deben hacer muchos sacrificios personales y familiares. Pero, ¿son legítimas estas razones para que el Estado eluda su responsabilidad, ya precaria, de formar a sus ciudadanos y ciudadanas con base en los criterios de libertad creativa que instauran las artes?
Finalmente, pregunto al Ministerio de Cultura: ¿el Salón Nacional de Artistas tiene presupuesto o no? ¿Es un presupuesto de precariedad que obliga a los artistas a solidarizarse con la belleza aportando recursos propios para realizar sus participaciones? En las condiciones actuales, ¿vale la pena solidarizarse con el Salón Nacional? ¿La belleza nacional venida a menos en las manos de la curaduría como institución, merece nuestro sacrificio?