sobre la Palabra…

(Posición frente a los curadores del 12 Salón Regional de Artistas, Zona Oriente)

La crítica es el espacio para el encuentro de la diferencia, esa palabra que desde una muy particular cosmovisión del mundo juega a descubrirse así misma, en el escenario de las contradicciones, y desde la coyuntura que vivimos en el país es innegable y necesario ante a la condena, esa que nos aísla y nos envuelve en la sombra sórdida de las imágenes del discurso de la homogeneidad que se impone como estrategia de quien ve avecinar la hecatombe, de la que habla el señor feudal frente a sus súbditos. Por eso, la sustracción no es más que la exclusión que siempre hemos soportado estoicamente como una daga en el costado minutos antes de nuestra muerte: el silencio.

Pareciera, entonces que el unanimismo se haya impuesto en el país: miedo, zozobra o estupidez –Simplemente aceptamos las encuestas de los medios y el funcionalismo con que pretenden borrar el sol de la realidad: -Amor me quede ciego… -Tranquilo, responde el eco que me espía,… Recuerdas a Saramago y su ensayo sobre la ceguera… -Amor… Se me desvanecen los ojos y se me derrite el alma. Y en ese mismo instante, su voz de micrófono aparece como la alocución del televisor: -Colombianos… Perdón… Santandereanos… Amor… Ya ni siquiera puedo pronunciar la última vocal de mi destierro… Te recuerdo: -Un simple homenaje, a los que una vez más pretenden que nos quedemos sin voz(s)-.

La crítica es una posibilidad que cura… duría… Y eso hemos hecho. En este juego epistolar que intenta explorar, en voz(s) alta, sentidos y significados desde la polisemia de interpretaciones que rebasan esa pretensión sionista de la verdad, de la única verdad; de tal forma, que la crítica es la lúdica que nos invita a sumar en el fractal amorfo del territorio como búsqueda de superficies que se juntan en el disímil uni-verso de las miradas.

Por eso, a pesar de las voces del sepulturero, me niego al silencio y apelo a la incondición-hable igualdad.

Con respeto y aprecio… Victor Hugo Garavito Saldaña.
Discúlpenme pero no soy superhéroe ni activista de la justicia ni de otras especies, sólo intento ser un artista.