Por José Ruíz
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Semana ARTBO 2021 finalizó el mismo día que fue publicada la investigación del Consorcio Internacional de Periodistas sobre los Pandora Papers, la más reciente filtración masiva de documentos relacionados con paraísos fiscales. El extenso listado de políticos, comerciantes y deportistas relacionados con offshore incluye a los expresidentes colombianos Pastrana (hijo) y Gaviria. Este último, afamado coleccionista de arte y padre de la actual gerente de la plataforma Artbo, se manifestó de inmediato sobre las acusaciones en su contra, al respecto publicó:
“En atención a las diferentes publicaciones de los medios de comunicaciónsobre mi participación en empresas off-shore en Panamá, es mi intención aclarar que ciertamente poseo una participación que ha sido declarada ante la DIAN conforme a las exigencias de las leyes colombianas (…) Panamá no es un paraíso fiscal, y como tal fue excluido por Colombia del decreto que señala las jurisdicciones consideradas como paraísos fiscales.”
Aunque Colombia no reconoce a Panamá como paraíso fiscal desde 2014 por una reforma impulsada en el gobierno Santos, Panamá encabeza el listado de paraísos fiscales de casi todas las organizaciones internacionales.
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La primera feria internacional de arte organizada en Bogotá -FIART 91- abrió al público el 3 de diciembre de 1991 en el Centro de Convenciones Jiménez de Quesada, impulsada por la Asociación Colombiana de Galerías de Arte creada en 1990. Gaviria, presidente en ese momento, no pudo asistir a la inauguración de la feria porque estaba en Cartagena reunido con los presidentes del grupo Andino para definir los alcances que tendría su política de apertura económica a nivel regional. La feria, que se anunció como la más grande e importante de latinoamérica, tenía el objetivo de internacionalizar a Colombia en materia de arte siguiendo el proyecto económico de Gaviria. Según una nota publicada en El Tiempo el 16 de noviembre de 1991, abrir el mercado del arte con una feria incentivaría el coleccionismo aumentando el flujo de capital y las posibilidades de que un artista venda su trabajo, el escenario ideal para la economía y la cultura nacional.
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La nota sobre FIART publicada en El Tiempo el 16 de noviembre de 1991 estaba impresa en la página 3 de la sección C. El titular del periódico ese día era: “Cárcel para quienes defrauden al fisco” en relación a un proyecto de ley incentivado por el gobierno de Gaviria para castigar “de forma ejemplar” a los responsables de negocios fraudulentos en el extrajero. Según declaraciones del ministro de hacienda Rudolf Hommes el proyecto de ley buscaba “detectar operaciones crediticias utilizadas para evadir el pago de impuestos correspondientes a dineros ubicados en el exterior”, operaciones como las que realizaría el mismo Gaviria un par de años después.
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Semana ARTBO se presentó como: “el nuevo evento de ciudad de ARTBO (…), creado con el fin de ofrecer una experiencia alternativa y segura para reconectar a todos los públicos interesados con la escena contemporánea del arte colombiano e internacional.” La Primera Feria Internacional de Bogotá tenía como lema “La nueva puerta del arte internacional” y su propósito era conectar a galeristas, coleccionistas y artistas para “promover la formación del gusto, en lo que al arte contemporáneo se refiere.” Misma perorata con treinta años de diferencia.
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El antecedente de FIART 91 fue un evento organizado en Bogotá por la Asociación Colombiana de Galerías de Arte entre el 24 y el 26 de agosto de 1990 titulado “Fin de semana del arte”.
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El decreto presidencial número 2425 del 29 de octubre de 1991 declaró a octubre como el mes del artista nacional. La ley 881 de 2004 -firmada por Uribe- ratificó el decreto sancionado por Gaviria en 1991. El artículo 3 de la ley especifica:
“Durante el mes de octubre de cada año y dentro de las fronteras patrias, se dará mayor preferencia a espectáculos públicos y exposiciones artísticas de las personas nacionales de Colombia que con su autoría, creatividad, pintura, composición, musicalización, interpretación, entre otras expresiones, den soberanía a los valores patrios.”
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ARTBO inició en 2005 con 29 galerías y 12.000 asistentes gracias a una “apuesta arriesgada de la Cámara de Comercio de Bogotá” basada en la creencia que “las industrias culturales y creativas llegarían a ser eje fundamental del desarrollo económico”, según manifestó Maria Paz Gaviria -directora de ARTBO- en el discurso inaugural de la décima versión de la feria (24-27 de octubre de 2014), donde Gaviria también afirmó que “La feria se ha convertido en el evento de artes plásticas de más trascendencia en el país”.
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Las ferias de arte desplazaron a las bienales, los coloquios, los encuentros y los salones.
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La página cultural de El Tiempo el 14 de septiembre de 2019 tenía como titular: “Con ARTBO 15 años llega también la semana de las otras ferias del arte: se abren Salón de artistas, Barcú, Premio Luis Caballero, Feria del Millón y Odeón intensivo.” Como “una feria más” fueron catalogados el 45 Salón Nacional de Artistas y la décima edición del Premio Luis Caballero por un desubicado periodista cultural.
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Durante las declaraciones de Duque en la inauguración de Semana ARTBO 2021 en el parque El Chicó, Maria Paz, parada cuatro pasos atrás del presidente, tenía la misma mirada perdida que durante la posesión presidencial de su papá tres décadas atrás. En ambos eventos Gaviria parece no comprender del todo lo que está sucediendo, entiende que el lugar que ocupa es importante, pero está más concentrada en lucir bien su vestido -rosado con encajes en 1991 y de franjas azules y violetas en 2021-.
Después de que Duque exaltara en su discurso los tres años de su programa de economía naranja y la importancia de la feria para fortalecer las industrias creativas, el presidente invitó a la artífice de la feria a pasar al micrófono. Durante su intervención, María Paz agitando su mano izquierda -como seguramente vió hacerlo a su papá cuando se entrenaba para dar discursos- describió algunos de los componentes de la feria, enfatizando el carácter masivo del evento que permite incentivar negocios para “asegurar la supervivencia de nuestros artistas”.
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Las bienales invierten sus recursos en traer artistas, las ferias en traer capital.
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En julio de este año se conmemoraron cincuenta años de la primera Bienal americana de artes gráficas en el Museo La Tertulia, un encuentro -con versiones en 1973, 1976, 1981 y 1986- que posicionó a Cali como epicentro del arte en Latinoamérica. La primera versión de la bienal coincidió con los VI Juegos Panamericanos organizados por el gobierno de Pastrana (padre), que marcaron un antes y un después en la imagen urbana de la ciudad. El museo, cuya sede actual se inauguró en 1968, fue lugar de peregrinación para los cientos de artistas colombianos y extranjeros que participaron en las bienales y para tantos otros que llegaban como visitantes. Aunque la bienal iba a ser parte de la programación oficial de los juegos, el comité organizador decidió retirarla de la agenda porque el museo había titulado el evento ‘Bienal americana de artes gráficas’ en lugar de ‘Bienal panamericana de artes gráficas’.
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En octubre de 1970 el artista argentino Antonio Berni envió una carta a las directivas del Museo La Tertulia quejándose del interés comercial detrás de la Exposición Panamericana de Artes Gráficas, evento que antecedió a la primera Bienal:
“Denuncian que “el otorgamiento de premios en un evento cultural solo sirve para fomentar el espíritu comercial” silenciando la promoción, tráfico mercantilista “generado” en otro plano, en gran escala a los fraudes “marchants” locales o internacionales (…) muchos museos de arte moderno del mundo transformados en olimpos de dios promovidos por marchants, coleccionistas particulares. Cuadros sostenidos por diferentes burócratas, políticos, (la cultura es hoy utilizada en la especulación financiera y la expansión ideológica), esos museos hacen de patrón de oro de colecciones privadas. (…) En América latina existen, en grueso, tres clases de arte, el prescrito por caducidad histórica, el proscrito por opresión comercial e ideológica, y el promovido por la internacional mercantilista.”
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En 1973 el grupo Taller cuatro rojo organizó un boicot en contra de la II Bienal Americana de Artes Gráficas por considerarla una “vitrina de productos”, patrocinada por los monopolios que sostienen a los partidos políticos tradicionales.
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El formato de ARTBO este año le permitió al presidente mantenerse alejado de obras incómodas, como algunas de las fotografías (no muy buenas) del Paro Nacional exhibidas en la sección Artecámara en la Galería Santa Fé. Aunque los globos de la instalación del español Iñaki Chavarri con la frase “La has cagado” casi arruinan la visita del presidente al Chicó.
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¿Quién para un boicot contra ARTBO en su próxima edición?
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En 2020 la pandemia obligó a la Cámara de Comercio de Bogotá a cancelar la feria y en su lugar realizar un evento digital. La inauguración virtual de ARTBO fue unas semanas después del estreno de la tercera y última temporada de DARK, una popular serie de ficción alemana sobre un pequeño pueblo condenado a repetir cada tres décadas los mismos sucesos, pero en circunstancias distintas.
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Las ferias de arte, como el neoliberalismo impuesto por Gaviria, triunfaron en el país.