nostalgia del padre (¿o de la madre traba?)

Pobre del señor Vanegas y su nostalgia del padre (¿o de la madre traba?)… oigámoslo: «Es necesario controlar de una vez por todas semejante flujo de información, para que la oralidad no se tome por asalto el buen feudo de la estética, y los verdaderos maestros vuelvan otra vez a orientarnos con sus sabias palabras.» Vayamos por partes:

1º El señor Vanegas quiere control. En general, todos desearíamos mayor control. Por ejemplo, control sobre la muerte, el dolor o el secuestro.. pero… ¿también queremos control sobre el lenguaje que habla acerca del arte?,

2º El señor Vanegas quiere que la oralidad no asalte el «buen feudo» de la estética… ¿cuál «buén feudo» señor Vanegas?, ¿acaso un feudo puede ser «bueno»?… Claro, si uno es el señor feudal, o por lo menos el conde, el feudo es bueno para uno, pero… luego de unos cuantos siglos de haber abandonado el régimen feudal de producción… ¿quién indica cuáles son las marcas del feudo? … acaso eso lo marca: ¿un Rey?. Parece que sí: porque por otra parte el señor Vanegas critica fuertemente la oralidad: ¿cuál oralidad? veo que el señor Vanegas se ha tomado muy en serio al señor Ong («Oralidad y escritura»).

3º Desea el señor Vanegas que «los verdaderos maestros vuelvan otra vez a orientarnos con sus sabias palabras» ¡Habrase visto! (¿es con hache o sin hache?) ¡Los «verdaderos maestros»!.. yo no sé: de pronto sea un verdadero maestro Confucio o el neo Sócrates o que vuelvan a la vida los antiguos (sería muy bueno: espectros del pasado-presente orientan nuestros caminos, al fin hemos encontrado la senda, ya no estamos más perdidos en esta barahunda oral y nos encontramos en el seguro camino fijado por la senda escrita del arte que reconocen los «buenos maestros» el arte de verdad verdad, no esta cosa a la que se refieren los de esfera pública.)

4º Queremos que se detenga el «flujo» de la información, y deseamos sentir la extrañeza: esa que quiere el señor Vanegas: «extraña en este país sometido al autoritarismo mediático (y mediatizado), la presencia de una voz cantante, que indique el camino, que baraje tendencias y calcule las apuestas formales de nuestros artistas. Creo que esferapublica es un sitio de encuentro de disconformes y desadaptados, que nada bueno podrá salir de ella y que si no es saludablemente reconducida, sus perspectivas de futuro se verán reducidas de manera preocupante» Esta es una tarea para el moderador de la esfera: y yo lo conmino a ejecutar la salutífera tarea que ha encontrado para él el señor Vanegas: encontrad ¡oh moderador de esta esfera! la «voz cantante» (creo que para esto se podría hacer un concurso entre los miembros de la esfera mejor dotados en sus dotes y entonaciones), ubicad en vuestra sana sabiduría aquel elegido que «indique el camino», no modereis… ¡conducid! ¡guiad! ¡barajad las tendencias! ¡calculad las apuestas! ¡sacad a los desadaptados (entonces os quedareis solos, pero esa soledad será aclamada por siglos enteros de señores feudales)

5º El señor Vanegas es un hombre de «buen gusto» o sino leamos sus sabias enseñanzas: «Si todo el que quiera hablar sobre arte, o sobre teoría del arte, o sobre instituciones que tratan con arte, o de personas que tratan con arte, puede hacerlo ¡Qué infierno de disonancias agrediría nuestro espíritu!». En esto estoy muy de acuerdo: dejemos que la gleba inane e ignara calle sus bastardos discursos, que tan solo los ilustradores de esta sagrada república del arte hablen de ella cuanto apetezcan. ¡Que se moderen los juicios!, ¡que se determinen las tendencias! ¡que alguien -por favor- nos indique el camino!… ¡hemos estado tan perdidos! (¡0h malvada oralidad,que confundes a los hombres!)

6º El señor Vanegas, como todo buen geómetra o topógrafo, desea límites: «Este tipo de experimentos debe ser limitado al máximo, para proteger la buena fe del público nacional, tan desorientado en cuestiones de arte nacional» (creo que esto no amerita ni siquiera un comentario)

Víctor Quinche