La campaña publicitaria del MAMBO tuvo un éxito arrollador. Seguramente así se pensaba desde el área de comunicaciones del Museo a lo largo de la mañana del lunes 5 de febrero, pues a las pocas horas de colocar los avisos de «Se Arrienda» en su fachada y divulgarlo por redes sociales, los medios ya se ocupaban del asunto. Incluso la W ya había entrevistado al agente inmobiliario encargado de atender a posibles interesados y les había dado toda la información del inmueble.
Esta vez los medios se anticiparon a las redes sociales y no necesitaron acudir al desgastado titular de «Arden las redes» o «polémica en las redes por avisos de Se Arrienda en el MAMBO». Y esta anticipación habla del grado de eficacia de la oficina de publicidad que contrató el Museo para que la campaña llegase con rapidez inusitada a un amplio número de periódicos y emisoras.
Y como era de esperarse, desde el primer día circularon memes de todo tipo, entre ellos se destaca este del músico Felipe López, que anuncia la solución de la crisis con la llegada al museo de un supermercado que es #deuno #detodos Pareciera dar respuesta a la exigencia que se le hace a la crítica en épocas de museos en crisis: dejar de valorar situaciones y pasar a la acción proponiendo soluciones.
En el medio del arte se pensó -y todavía muchos lo creen así- que el aviso de Se Arrienda hacía parte de «La toma del Museo», evento programado para inaugurarse el 9 de febrero. Otros se preguntaban si no se trataba de una noticia falsa. Y algunos, como fue el caso de Halim Badawi, rechazaba la estrategia y proponía una serie de pasos para solucionar la crisis del Museo.
El post generó algunos comentarios. Al cabo de un rato, ante un comentario de Badawi en torno a la necesidad de una intervención del MAMBO por parte del estado, el coleccionista Pablo Zuloaga le respondió destacando la labor del Museo, señalando la incapacidad del estado para administrar este tipo de instituciones y descalificando la posición de Badawi que, en su opinión, se trataba de un ataque personal a la directora y -en relación con un post anterior- una actitud injusta con los participantes del chat «por hacer comentarios con mensajes de odio subliminales, descalificando a artistas que ellos no tuvieron la oportunidad de conocer en su momento…».
Antes de conocerse la estrategia detrás del aviso, Lucas Ospina fue entrevistado por Cerosetenta y dio su opinión en torno a la «La toma del MAMBO»:
«Si realmente pensara que el Museo quisiera ser tomado, pensaría que otras personas se tomen su junta directiva, se tomen su curaduría. Sin embargo, creo que los que hicieron esa pieza (Se Arrienda) les quedó muy bien hecha. Como diría Oscar Wilde en la ‘Decadencia de la mentira’: creo que es una hermosa mentira»
Para nadie es un secreto que toda crítica es por lo general incómoda, y así ha sido desde su origen, cuando se inauguró el primer Salón de Arte y Esculturas a finales del siglo XVII en Francia: desde la misma Academia se trató de silenciar la crítica anunciando la cancelación indefinida la segunda edición del Salón, dado el impacto que tenía en el prestigio de los artistas y sus obras. Y es precisamente por la forma como afecta la percepción de una obra y la imagen de artistas, curadores e instituciones, que la crítica en muy pocas ocasiones es bienvenida y la más de las veces tomada como una opinión sesgada o un ataque personal (y en la era de las redes sociales, se la descalifica asociando a los críticos con los haters y a la crítica con el bullyng)
De la lluvia de tweets replicando los titulares de prensa y lamentado la situación del Museo, llama la atención este trino muy polite del alcalde de Bogotá donde deja ver que no está dispuesto a ayudar, así la crisis sea de tal gravedad que el MAMBO se vea obligado a arrendar su edificio #PareceUnPésame
El mismo día que inició este peformance mediático museal, se organizó una rueda de prensa donde el actor continuó con su papel de agente inmobiliario. Al día siguiente se convocó a una segunda rueda de prensa en la que Claudia Hakim reveló que se trataba de una estrategia publicitaria para concientizar a los bogotanos sobre la difícil situación de la institución e invitarlos a apoyar la institución a través del ya conocido programa de membresías que, para la ocasión, se presentó con el nombre de «Yo tengo el MAMBO».
«Esta es una entidad privada sin ánimo de lucro, donde el apoyo que recibimos y hemos recibido es insuficiente dado que no se consiguen fondos para el diario vivir del museo. El interés por el arte y la cultura, como bien nos hemos dado cuenta, no es una prioridad para muchos y un museo sin público no sobrevive. Este escenario nos puso en alerta, nos impulsó a pensar cómo remediar y cambiar la tendencia de esta situación, quedamos con la esperanza puesta en todos los interesados y atraer a los que no se han interesado, en cada uno de ustedes que serán parte de esta segunda historia que hoy comenzamos a sentir, pues este año el museo cumple 55 años de estimular y promover nuestro patrimonio artístico y hay que celebrarlo»
A la mañana siguiente, la W madrugó a entrevistar a Claudia Hakim para que explicara en qué consistía la campaña, y además de las preguntas de rigor, le preguntaba qué haría el Museo si al cabo de una semana la gente ya se había olvidado de la campaña de «Se arrienda el Museo».
Entre los asistentes a la rueda de prensa se encontraba Guillermo Vanegas, crítico y editor de Reemplaz0. En su editorial publicado este jueves describe las 18 razones por las que el arriendo fake del MAM rolo fue, sobre todo, una pesadilla de relaciones públicas, donde manifiesta -entre otras razones- su desacuerdo con la campaña y la misma rueda de prensa:
«3.- Porque esa rueda de prensa confundió más que resolvió: a pesar de poner muchísimo, de nuestra parte, quienes fuimos entendimos menos. 4.- Porque esa rueda de prensa mezcló, actualizó, reactualizó, performó una serie de eventos que, con o sin letrero, igual haría el museo: “que la celebración de sus 55 años”, “que Yo tengo el mambo”, “que la puerta azul la abre quien tenga esta tarjeta [ruiditos]”, “que el re-relanzamiento de la Red de amigos del museo”, “que nunca hay dinero”, “que Gloria me dijo, me vas a odiar…”, etc.»
Tampoco quedó claro porqué la campaña se lanzó de forma simultánea al evento «La toma del Museo» y si ésta hace parte de la toma. El evento terminó siendo utilizado por la campaña publicitaria, lo que plantea varios interrogantes sobre la autonomía que han alcanzado las secciones de mercadeo y comunicaciones de los museos. En fin, habrá que esperar un tiempo y ver si en una próxima rueda de prensa se anuncian los resultados de la campaña y saber si ayudó a cambiar la tendencia y remediar la crisis del Museo. Mientras tanto, quedan las preguntas sobre las estrategias de concientización que desplegará el MAMBO una vez pase el ruido mediático.
Cerramos este breve reporte del Observatorio con algunos de los trece posibles escenarios que podría afrontar el museo según el artículo 13 maneras de salvar (o no) al MAMBO de la curadora y filósofa Ximena Gama, a quien el portal Cerosetenta invitó a reflexionar sobre esta acción museal.
Con la ‘acción’ del 5 de febrero pasado por fin el museo decide renunciar a esa supuesta elegancia discreta capitalina y pedir en un gesto artístico (disfrazado) que por favor alguien invierta en él. Sin embargo, ante tamaña confusión y desespero temperamental quién sabe si funcione. ¿Qué haría una ciudad sin su museo de arte moderno? Ante esto no nos queda de otra que imaginar qué más le queda por inventarse al museo.
1. El museo felizmente se arrienda. El museo que cree en las acciones públicas ofrece espacios por un millón de pesos y logra convocar a 120 artistas que pagan cumplidamente la renta y que llaman a otros artistas para que se unan a la iniciativa. El museo sin querer crea una pirámide. Los artistas exigen el regreso de su dinero.
2. El museo abre sus archivos y en otra acción artística su junta directiva publica las deudas, quiere subastarlas. Nadie alza la paleta. No pasa nada. El museo cierra.
3. El museo se reúne con artistas para diseñar estrategias de financiación. El museo se pone en arriendo. Nadie sabe si es cierto o si es arte. Nadie llama. No pasa nada.
4. El museo se asesora con galeristas y directores de feria para diseñar otras estrategias. El museo decide vender la colección pero nadie la compra. El museo cierra.
5. El museo hace rato se arrendó. El museo ha ofrecido clases de yoga. El museo aloja artistas que financian su propia exposición. El museo tiene un Crepes and Waffles. El museo es decorado al estilo de centros comerciales en navidad. El museo renunció hace rato a ser museo.