Memoria de una visita a Nuevos Nombres

Desde la edad media, las lenguas románicas heredaron del latín el término locus para des­ignar el emplazamiento de un objeto determinado. La palabra Spatium, también del latín, designó en un primer estadio un intervalo -cronológico o topográfico-, que separa dos puntos de referencia: un vacío por llenar. La primera concepción de lugar era indivisible, totalizaba los elementos y las relaciones, y el término tenía una carga positiva y rica, en oposición al espacio. El término sans space se utilizaba para significar inmediatamente y el término sin lugar, para designar a los marginados de la sociedad [Zumthor]. El no lugar, era lugar de tránsito por llanuras deshabitadas, bosques o desiertos: el espacio vacío entre dos emplazamientos. Estos espacios estaban afuera, entre, las localidades (ciudades). La verificación del concepto se re­aliza en la literatura y la poética.

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