Soy la misma persona y sigo pensando igual. Creo que hay que atacar con saña -me gusta la palabra- a las ideas que no nos gustan, o con las que no estamos de acuerdo, pero no a las personas, o al menos no sin más argumentos que las simpatías, ¿por qué? No es lo mismo que afirme que una muestra tiene tales y tales defectos, a afirmar que el artista que la hizo es un idiota o un incompetente porque simplemente su figura me cae mal. O peor: que un colectivo de artistas es una manada de estúpidos y su curador es arrogante y majadero. Los insultos a las personas no aportan ni dicen nada, ¿qué clase de crítica es esa? Todo el foro se convierte en un chisme. Este dijo, el otro dijo, el de más acá dice que el otro debería renunciar, ¡todos contra todos!
Me dio la impresión que la discusión iba por ese camino y por eso dije lo que dije. En algunas intervenciones se atacaba a Elvira Cuervo porque supuestamente no sabía manejar el e-mail, ¿eso tiene sentido? Me parece que no. Me parece que si hay un ataque contra ella tiene que ser por lo que diga, por lo que expone, o por no sé qué, pero no tildarla de ignorante porqué sí y de paso descalificarla como persona. Eso es absurdo, por mi lado me gustaría tener la capacidad que tiene esa mujer para conseguir recursos de la empresa privada, ¿o creen que es muy fácil pedirle millones y millones a Gas Natural a cambio de un pendón en un fachada? Puede haber críticas, incómodas, duras, fuertes, pero siempre tiene que haber un argumento detrás que no sea el odio hacia alguien…
Por mi lado:
Mil disculpas si alguien se sintió ofendido con mis típicas «contradicciones».
Cordial saludo,
Fernando Gómez