Llega el verano y, con él, la recta final para cursos y licenciaturas. Para los alumnos de último curso, el momento de recapitular, de hacer balance y de intentar llevar a la práctica todo lo aprendido. Un momento de impasse, ese de la profesionalización, que para un estudiante de Bellas Artes está lleno de contradicciones. Para empezar está la confusión sobre qué es lo que da la universidad a un estudiante que ha terminado la carrera de Bellas Artes. Sabemos qué es un médico, un arquitecto o un piloto. Pero un licenciado en Bellas Artes, ¿es un artista?
De la facultad de Bellas Artes salen, dice la opinión generalizada, “artistas”. Aunque el plan de estudios habla de “artistas creativos” y apunta “posibles áreas de actuación profesional”, un perfil poco preciso y con escasa conexión con un posible mercado laboral. Lo que pone en juego la facultad, de hecho, es simplemente la posibilidad de entrar en la “Institución Arte”, de ser “reconocido” como artista y emprender una trayectoria individual dentro del mundo del arte, o sea, en el polo opuesto a lo que se entiende como “profesional” (persona con título que le autoriza y capacita a realizar un trabajo que se demanda).
Los motivos, empeños, maneras, capacidades y procedimientos para que alguien sea un artista son difíciles de enumerar y programar en forma de clases y horas de trabajo dedicadas. Hay algo que escapa a todo examen o asignatura. Carles Congost ironizó como nadie sobre ello hace unos años con su vídeo Un mystique determinado donde, a modo de musical, analizaba desde la mordacidad la estructura del propio mundo del arte, daba la clave para ese enlace profesional: no tener miedo al futuro.
Recientemente, varias propuestas expositivas en Madrid muestran el salto al vacío de algunos de estos (todavía) estudiantes artistas, presentados en convenio o gracias a la iniciativa de sus facultades. El espacio de Off Limits expuso hasta hace unos días Yo no tengo razón, título de la muestra colectiva de los alumnos del Máster Oficial en Arte Contemporáneo de la Universidad Europea de Madrid (MOAC) con el trabajo de 11 obras de los alumnos creadas durante 2008-2009. Conceptos como la libertad, la necesidad de diálogo y la relatividad de las cosas eran los temas comunes de las obras expuestas.
Desde la Universidad Europea de Madrid (UEM), y bajo el trabajo de los profesores Concha García y Carlos Rodríguez se organizó, el pasado viernes y por tercer año consecutivo, un encuentro llamado Medio con el objetivo de hacer visibles proyectos de artistas vías de profesionalización. Las salas del Ateneo de Madrid, dentro del marco del programa de los viernes de la sala Cacharrería y durante un solo día, fueron partícipes de ocho proyectos de alumnos de Escultura de 2º ciclo de Arte y Arquitectura seleccionados por concurso, y que trabajaron en colaboración los poetas Mariano Mayer, Pepe Murciego, Sandra Santana y Eva Chinchilla.
Aunque no será la última vez que veamos sus trabajos. La UEM ya prepara para septiembre una nueva muestra que coincidirá con la Bienal Europea de Jóvenes Artistas que se inaugurará el 26 de septiembre en Montouge (Francia).
Y al margen de la programación Off Photoespaña, que abarca gran parte de las exposiciones en galerías este mes, destaca la muestra Delicatesen, que presenta la galería Estampa en colaboración con el Master de Arte, Creación e Investigación (MAC+i) donde, a partir de una bandeja de pastelería, cien estudiantes presentan sus particulares trabajos artísticos.
Aunque este tipo de exposiciones son (todavía) rarezas en las dinámicas del circuito artístico. Así que atentos con los dosieres porque todavía quedan abiertas algunas convocatorias interesantes: LXVI Concurso Internacional de Arte José Camarón (Segorbe) hasta el 17 de julio; el XXXIX Concurso Internacional de Pintura Homenaje a Rafael Zabaleta, hasta el 23 de julio; el II Premio IberCaja de Pintura Joven dirigido a menores de 35 residentes en España con fecha límite de entrega del 30 de julio o la Beca Ciutat d’Olot Arts Visuals abierta hasta finales de septiembre.
Y ya tocando el final de temporada y de la oferta artística, dos propuestas también en Madrid que, desde la institución, trabajan para potenciar los vínculos profesionales para un mayor funcionamiento del círculo del arte. Por un lado el proyecto Mapear Madrid, un grupo de trabajo dirigido por Javier Duero que se reúne de forma periódica en el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles con el fin de rastrear e identificar los colectivos y grupos vinculados a las artes plásticas que en la actualidad se encuentran trabajando en la Comunidad de Madrid. Y, por otro lado, el proyecto impulsado por Matadero y así pues, por el Ayuntamiento, de Archivos de creadores donde 12 comisarios y críticos madrileños han seleccionado el trabajo de 120 artistas menores de 35 años que si no están establecidos ya en el circuito artístico, están a un empujón de estarlo. Un archivo que el próximo 2010 está previsto que viaje por centros e instituciones europeas.
Aunque cuando uno por fin llega y se le considera un artista, llega también el trabajo más duro, mantenerse. Una auténtica carrera de obstáculos. Cojan fuerza, carrerilla y a saltar…
Bea Espejo
Originalmente en El Cultural