Espacios independientes: vulnerabilidad y fuerza pública

Como directora del espacio artístico y cultural La Peluquería informo a la comunidad artística sobre los lamentables hechos protagonizados por agentes de la policía nacional en la sede de este espacio cultural, la noche del 17 de mayo de 2013, demostrando una vez más la espantosa vulnerabilidad de los espacios culturales independientes y las actividades que allí se desarrollan ante el constante abuso e incomprensión por parte de la fuerza pública.

Como directora del espacio artístico y cultural La Peluquería informo a la comunidad artística sobre los lamentables hechos protagonizados por agentes de la policía nacional en la sede de este espacio cultural, la noche del 17 de mayo de 2013, demostrando una vez más la espantosa vulnerabilidad de los espacios culturales independientes y las actividades que allí se desarrollan ante el constante abuso e incomprensión por parte de la fuerza pública. 

26 comentarios

Esto está fuertísimo. ¿Quedó algún tipo de registro fotográfico de todo esto? Porque si esto fue así da para llevarlo a las reuniones que hagan con el Distrito en las que se les llena la boca hablando de respeto por el proceso local artístico de la ciudad pero la Policía actúa como actúa y mostrárselos en un lindo PowerPoint -a todos nos fascina un Powerpoint o un Vimeo para argumentar-, así como para ponerlo en cuanta red social exista.

Es decir: ¿atacar a una mujer embarazada, romper la puerta y además, cerrar porque ajá un concierto?

Eso es grave. Y muy, pero muy doloroso.

Pendiente del tema.

Como lo señala Melissa estas declaraciones no son ninguna novedad. El Distrito, IDARTES, en la representación fallida de la actual Gerente Cristina Lleras ante la Mesa de Espacios Autogestionados, y ya varios meses atrás había sido advertida muy puntualmente de este problema frente al cual, como autoridad incompetente que es, no tomó medida alguna a pesar de las sugerencias dadas por el grupo.

En consecuencia, la escalada de estos atropellos ocurre en parte por el posicionamiento obstinado de directivas negligentes que no tienen la capacidad de dimensionar la urgencia de tales situaciones y formular a tiempo algún tipo de solución.

Por el contrario, su ignorancia e incomprensión de las dinámicas muchas veces contingentes del medio artístico local, es comparable a la arbitrariedad con la que procedieron los autoritarios policías de este caso, tan ignorantes de la ley –claro está, de manera aun más grave que la descrita acá, en la medida de las responsabilidades, incidencia y significado de su cargo–.

Aunque la ciudadanía es la que paga la labor de estos funcionarios, a los ojos de su respetable autoridad –sean tombos identificados con placa 26696 o gerentes ostentando apellidos ilustres– nosotros somos incautos civiles, plebeyos subordinados que si nos aventuramos a cuestionar la administración irregular de lo público y no aceptamos abusos, nos convertimos en delincuentes; seremos intimidados, marginados, castigados y marcados como objetivos de su brutalidad policíaca o peor aún, administrativa.

¿Será que frente a la presente denuncia hecha en Esfera Pública replicaremos el “Nadie puso resistencia pues ante esa presencia de agresividad y poder, uno como espacio y como artista queda desnudo, desprotegido”?, ¿Abandonaremos la legitimidad de las iniciativas autogestionadas “a la merced de la corrupción de la policía” o de sus homólogos, los agentes culturales institucionalizados?, ¿Debemos atenernos a la diligencia de ejemplares del Estado como Cristina Lleras, esperando confiadamente ser atendidos, agradeciendo anticipadamente, “cualquier aporte institucional… a esta causa para evitar que estos atropellos se conviertan en una macabra costumbre típica de un estado de dictadura y retraso cultural”?

Antes de tal despropósito, puede ser el primer paso hacia un camino menos incierto entender este tipo de denuncia, no reduciéndonos ante la ley o las instituciones, sino asumiéndola como un reclamo –a nosotros mismos– de las capacidades propias para hacernos reactivos frente a tales sucesos, justamente como gestores de espacios y como artistas.

Lo mas triste de este asunto, es que se pueden tomar muchas acciones al respecto pero ninguna sin una reacción alentadora.

Impresionante que este tipo de vejámenes y atropellos se presenten, más aún en las circunstancias mencionadas por la directora. Gravísimo que la hayan hecho firmar ese papel, más en blanco y peor aún haberlo firmado, puesto que no se sabe con qué información lo hayan llenado. Sin embargo, es claro que hace falta de una parte una instancia inmediata a la cual acudir en este tipo de casos en donde los atropellos de la policía y/o la autoridad se presentan; por otra es evidente, según la directora, la falta cometida por los sres agentes por lo tanto es menester colocar la respectiva demanda teniendo en cuenta la cantidad de testigos y los registros que quedaron de lo ocurrido en el lugar. Sin más esperar que este tipo de acosos y abusos no se vuelvan a presentar y luchar para que a nivel nacional se pueda controlar el accionar abusivo de bellacos con uniformes.

“Desgraciadamente” (que no debería haber ninguna desgracia de esta índole, no debería) ustedes se encuentran ubicados en una zona limítrofe, donde se acaba lo último de la Bogotá «light» y empieza en toda regla la Bogotá menos visible y más jodida… de ahí hacia el sur colindan con las cruces (Y lo que implica el barrio las cruces), y lo que pasa es que la policía desde ese punto y hacia el sur, es diferente… yo no creo que esto sea un ataque «a las iniciativas independientes en cultura», es decir, no creo que esa fuera la intención (eso sin quitar ni negar para nada lo gravísimo del asunto, lo reprobable… pero pienso que «el origen» de la cosa va por otro lado) Los espacios independientes a veces también buscan espacios físicos para instalarse que propongan algo nuevo, y a veces llegar a un lugar nuevo es llegar a unas condiciones nuevas, y las condiciones del sur de Bogotá son rehijueputas y esto que por desgracia les pasó es una muestra de ello (tal vez una manifestación más de las lamentables “fronteras invisibles”?). Y no sé si uno podría, por ejemplo, sostener un espacio como el de ustedes en Usme, más bien creo que allá pasarían todavía cosas peores, porque la policía allá no tiene el pudor que a veces tiene frente al ciudadano “prestante” y enseña el sarro de sus fauces cuando quiere. La candelaria es como la frontera, un punto donde alcanza a filtrarse esa realidad espantosa del “otro lado». Digamos que yo pensaría que esa es la causa, porque hay que pensar en la causa para pensar en propuestas frente a semejante realidad… mientras se trata de judicializar a estos energúmenos que en todo caso deben pagar por lo que hicieron.

Copiado de una conversación en facebook

Omar Acosta >> Bueno creo que aun pueden poner la denuncia ante la oficina de control interno y la procuraduría por abuso de autoridad. Pero por otra parte el problema es de fondo, esos espacios culturales operan en zonas grises de la ley, por operar en zonas residen…See More
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Barbara Santos >> Meli Paerez lee lo que pone Omar.
18 minutes ago · Like




Barbara Santos >> Omar es una peluquería en la candelaria que además es un espacio de exposiciones y eventos. No se puede relegar a los espacios culturales de los servicios que se ofrecen a la comunidad, de compartir con la gente, de transformar un barrio tan importante de la cidudad, etc. La Pelu queda en la Candelaria sobre la quinta en un espacio muy bien ubicado y visible. Como dices el problema es de fondo, y para mi es la ignorancia y falta de protección a los espacios del arte que están transformando la cultura en Bogotá, la forma de ser, vestirnos, peinarnos, parchar, creo que es un ejemplo de cultura para la ciudad y no merece que se censure y atropelle.
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Omar Acosta >> Barbara Santos porque no le consultan a Jochen Sandig?. El ha hecho muchos experimentos de transformación de espacios en Berlin. (Tacheles, Radial System V) No conozco si hay algún marco legal de «renovación urbana», que podría ser un justificante para usos híbridos de suelo, y eso. Pero se podría pensar en promover un marco legal, pero eso desde el nudo del problema que es las normas de planificación urbana. Se que la actual alcaldía esta promoviendo un POT para incentivar la construcción en el centro de la ciudad, tal vez podría ser una especie de régimen de transición. Igual sabemos que los sitios culturales mutan de un lugar a otro de la ciudad, una vez ya se vuelve demasiado comercial el área.
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Barbara Santos >> Gracias Omar creo que es clave para Meli Paerez y para los que trabajamos en arte pensar en esto. Por ahora necesitamos hacer difusión y hacer visible el tema. Y sobre los marcos legales y planeación creo que hay que trabajar y seguir pensando. Gracias por estar pendiente. Abrazo* Voy a copiar tu tema en esfera pública.


@Omar + Bárbara:
-Lo de la primera parte de opera en zonas residenciales… ¿qué más iba? Se ven solos los puntos suspensivos.
-La conversación está muy buena. 🙂 Qué bueno que haya este tipo de apoyos.

Un detalle MUY importante que necesitamos tomar en cuenta (algo que ya se había comentado hace unos meses en ocasión de lo del MAMBO & Transmilenio en la 26) es que tienen planes, inmobiliarias y contratistas, para el terreno del centro de la ciudad. ¿No acabó de firmar hace unos pocos días G. Petro una cosa en el POT sobre una estación subterránea?
¿Qué otros proyectos están ocurriendo? ¿Qué perfil tienen en mente para las actividades en ese suelo? ¿Afecta? ¿Cómo?

Esto, no por alarmista, sino para que le metamos aún mejor raíz al tema: no es extravagante en la historia de ninguna ciudad el sacar a las patadas a los residentes de un barrio cuando una inmobiliaria está con hambre de proyecto y un político también. Eso *hay* que revisarlo y esculcarlo. Lo mismo que tampoco es raro que en una ciudad tan fragmentada (todavía), las políticas policivas usadas hacia el Sur se apliquen hacia el Centro Histórico (actualización: por el tamaño de la ciudad, me suena más como que el centro REAL es Salitre, hagan sus cuentas) sin ton ni son.

El Centro de Tabogo está desde hace rato saturado. Y aparentemente a los artistas les ha quedado grande entender la palabra *gremio* como para exigir que se abran espacios con más peso hacia el Occidente de la ciudad. ¡O de pronto, empezar a usarlos desde iniciativas varias!
Lo cual nos pone en una situación francamente muy vulnerable a la hora de reclamar suelos a la vista de algunas personas.

@Jorge Sarmiento

No se trata de si es novedad o no. Ayer hablando con otras personas nos acordábamos de esa maravilla que fue el ataque a Salmón Cultural (¿alguien se acuerda?)… guardando proporciones, el modus operandi fue bastante intimidante y muy calladito, nos acordábamos del tema del teatro y las obras silenciadas. Estas cosas ya han pasado.
Entonces.
Yo no estoy de acuerdo en enarbolar banderas ni asumir vocerías. Lo veo efectista y MUY MEDIÁTICO, mucho *afán* de figurar.
Considero que se necesita usar la cabeza fría y lo primero que podría funcionar es darle a esto una difusión gruesa, hasta que a algún noticiero le pique la curiosidad para investigarlo -porque esos solitos no llegan-. Redes sociales gente, hasta volverlo un TrendingTopic si es posible. Que se yo.
Salvar en caché la página -esta mañana andaba medio caída-. Guardar el Scribd y rotarlo por correo.
Dar a conocer a la ciudadanía que NO es artista plástico/otros las desventajas de que agredan a personas que trabajan en lo que trabajamos, a través de un video.
Y eso es solo el inicio de todo lo que se puede hacer. 🙂

Si no usamos bien el acto de *comunicarnos*, pasa como pasó con lo del Matrimonio Igualitario: apoyo tímido, socarrón, peso enorme a favor de un político pagando tarimas con mensajes baaaaaastante agresivos… ¿y, eso es conmigo? No, para nada, no es conmigo. ¿Hay nazis en Bogotá amenazando, quemando banderas, agrediendo al centro LGBT? Tampoco es conmigo, eso es problema para los maricas, locos de mierda esos… eso es moda, todos tan artistas tan primer mundo pues con su musiquita electrónica.

Finalizo con algo: yo no estoy metiendo en la misma bolsa a los gerentes del Distrito en el área cultural con los agentes policiales. Para mí es una cuestión de decisiones sobre el uso de suelo y las percepciones de convivencia, algo que va más allá de 2 o 3 funcionarios. Lo de llevarlo a la Mesa o similares debe servir solo para exigir respuestas sobre el tema. Si ya se ha llevado y no se ha escuchado, ¿tal vez es la forma en como se llevó, el tipo de acercamiento que se planteó?

Tener tacto no es señal de debilidad. Es señal de paciencia para que se desarrollen las cosas. Y eso es lo que hace que un mensaje gane contundencia.

Pendiente del desarrollo. Ojalá se tuviera acceso a algún tipo de registro… :-/

felipe transcribo de nuevo con lo que falta:

Barbara Santos >> Omar: es una peluquería en la candelaria que además es un espacio de exposiciones y eventos. No se puede relegar a los espacios culturales de los servicios que se ofrecen a la comunidad, de compartir con la gente, de transformar un barrio tan importante de la cidudad, etc. La Pelu queda en la Candelaria sobre la quinta en un espacio muy bien ubicado y visible. Como dices el problema es de fondo, y para mi es la ignorancia y falta de protección a los espacios del arte que están transformando la cultura en Bogotá, la forma de ser, vestirnos, peinarnos, parchar, creo que es un ejemplo de cultura para la ciudad y no merece que se censure y atropelle.

Omar Acosta >> Barbara Santos: porque no le consultan a Jochen Sandig?. El ha hecho muchos experimentos de transformación de espacios en Berlin. (Tacheles, Radial System V) No conozco si hay algún marco legal de «renovación urbana», que podría ser un justificante para usos híbridos de suelo, y eso. Pero se podría pensar en promover un marco legal, pero eso desde el nudo del problema que es las normas de planificación urbana. Se que la actual alcaldía esta promoviendo un POT para incentivar la construcción en el centro de la ciudad, tal vez podría ser una especie de régimen de transición. Igual sabemos que los sitios culturales mutan de un lugar a otro de la ciudad, una vez ya se vuelve demasiado comercial el área.

Han sido muchísimas las muestras de apoyo y solidaridad por este caso en Facebook y Twitter. Van algunos tweets que le comunican el caso al alcalde, a los medios y a la misma policía. Todavía falta por ver acciones y respuestas concretas. Al final un enlace a los más de 200 tweets que ha generado este caso (y sigue creciendo)

Lea los demás tweets pulsando aquí

Abuso policial en La Peluquería: Una parada para llamar a la reflexión y a la acción

Hacemos un llamado a las autoridades competentes para esclarecer el grave caso de abuso por parte de la fuerza pública el pasado 17 de mayo en La Peluquería.

Solidaridad con La Peluquería ante los abusos ejercidos en su contra por la fuerza pública.
Una de las preguntas fundamentales que este espacio pretende plantear es de qué manera es posible la actividad cultural independiente en nuestro país. En este sentido, el interés de mostrar a distintos grupos de creadores y promotores de la actividad cultural para entender y a la vez dar a conocer su gestión es el objetivo principal de este blog.

Sin embargo, la denuncia en Esfera Pública presentada por Melissa Pérez Carvajal, directora de La Peluquería, espacio de difusión y creación cultural en Bogotá, sobre abusos de la fuerza policial en uno de sus eventos, nos hace solidarizarnos e invitar a la reflexión sobre las condiciones problemáticas de este tipo de actividad.

Abusos como los cometidos el pasado 17 de mayo en La Peluquería no son una novedad en el marco de la actividad cultural independiente. Como bien explica Melissa en su carta, la falta de permisos y la ausencia de un apoyo institucional eficiente por parte de las entidades encargadas de la promoción de la cultura en el sector público hace que los colectivos y artistas se encuentren desprotegidos y prácticamente dependan de la voluntad de los dioses para que sus actividades, que funcionan como herramientas de autogestión, puedan desarrollarse sin poner en riesgo su integridad y la de su público.

Cabe preguntarse cuáles son los prejuicios y las intenciones que se encuentran detrás de los abusos policiales. Debemos como espectadores, como ciudadanos, exigir explicaciones concretas para sucesos como el de La Peluquería en el que los uniformados, sin orden alguna ni motivo identificable, decidieron que su rol les permitía maltratar físicamente a una mujer embarazada, arrastrar por el suelo a otra de las participantes del evento, y adicionalmente, manipular la información correspondiente a los hechos sucedidos para de este modo coaccionar a las víctimas. Este caso de abuso de poder y constreñimiento constituye un delito y como tal, debe ser denunciado y castigado. Las tres entidades que deben recibir este caso son la Procuraduría General de la Nación, la Personería Distrital de Bogotá y por supuesto la misma Policía Nacional; ante ellas debe interponerse la denuncia que ponga en marcha la investigación sobre las causas para esta acción ilegal por parte de la mismísima fuerza pública. No deja de resultar sospechoso el despliegue de patrullas, la desmedida violencia de los hechos en un evento predominantemente manejado por mujeres y por supuesto, la manipulación y engaño a las que fue sometida Melissa Pérez.

Por otra parte, no deja de resultar triste saber que los espacios dedicados a la difusión de la cultura no sólo tengan que sufrir persecución por parte de comunidades de odio —recordemos el reciente caso de amenazas por parte de grupos neonazis al teatro La Barraca por una obra de temática LGTBI—, sino que además se vean amenazados por la institución que se supone está a cargo de velar por su seguridad y su integridad.

Desde este espacio exigimos, como ciudadanos y gestores culturales, una respuesta por parte de la Alcaldía Mayor de Bogotá, en cabeza del Dr. Gustavo Petro, para esclarecer este atropello a los derechos fundamentales de los ciudadanos. Toda nuestra solidaridad con La Peluquería.

El Idartes expresó su solidaridad con La Peluquería y pide a la Policía que se esclarezcan los hechos. Agentes de la policía habrían agredido a algunos asistentes a un evento privado y destruido videos con evidencias de lo ocurrido.

En un comunicado dado a conocer el pasado 21 de mayo en Esfera Pública, la directora de La Peluquería, Melissa Pérez, denuncia que en la madrugada del sábado 18 de mayo agentes de la policia irrumpieron en la sede de La Peluquería (en la carrera 3 con 12, en La Candelaria), donde se realizaba el lanzamiento del nuevo video del artista Mauricio Álvarez (Cero39).

La Peluquería funciona en una casa en La Candelaria donde además de cortar pelo, se organizan exposiciones de arte, se proyectan peliculas y se venden artículos de diseñadores locales. También suelen organizar eventos como lanzamientos de libros y publicaciones independientes, el que se realizaba el 17 de mayo.

Según la denuncia de Pérez, «alrededor de las 2 a.m.» agentes de la policía quisieron entrar al lugar. Ante las preguntas de la directora del espacio sobre el motivo de su presencia, los policías tan solo reiteraban que querían entrar con una actitud hostil y amenazante.

Ante la negativa de Pérez, llamaron refuerzos que llegaron en pocos minutos. Lo que sigue después en el texto de denuncia es escandaloso: maltrato verbal, agresiones físicas, amenazas y burlas (una de las agredidas le dijo a Arcadia que se burlaban de su apariencia, «usted qué es ¿hombre o mujer?»).

Pérez también cuenta que los agentes destruyeron un iPhone con el que habían hecho un registro en video de lo que ocurría.

El directo de Idartes, Santiago Trujillo expresó su «completa solidaridad» con La Peluquería y aseguró a Arcadia que ya han hablado con altos cargos de la Policía Nacional para esclarecer los hechos.

Trujillo destacó la importancia de la Policía y destacó el «enorme servicio que prestan a Bogotá». Aunque ante la gravedad de las acusaciones esperan que haya una explicación contundente sobre las deuncias. «Confíamos en que la ciudadanía tenga una explicación sobre lo ocurrido» dijo Trujillo.

«El idartes quiere reconocer y destacar la tarea que hacen los espacios independientes, especialmente La Peluquería, para la promoción y la difusión de la cultura en Bogotá», aseguró Trujillo quien fue enfático al defender el derecho al ejercicio pleno de la libertad creativa de la comunidad artística y los gestores culturales. Una libertad que calificó de parte esencial de un Estado social de derecho.

El idartes ha solicitado a la Policía una revisión profunda de lo ocurrida para esclarecer los hechos y tomar las medidas necesarias para que no vuelva a ocurrir. Trujillo destacó que hay armonía en la relación con la Policía y resaltó la diligencia y la actitud «propositiva». «Siempre hemos encontrado en la policía una actitud diligente y amable que esperamos sea igual en este caso», aseguró.

Arcadia intentó insistemente conocer la versión de la Policia sobre los hechos denunciados, pero fue imposible conseguir un portavoz oficial.

Idartes anunció que organizará un evento, en alianza con La Peluquería para dar a conocer «el enorme aporte que hacen a la actividad cultural de Bogotá».

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¿Qué pasó en La Peluquería?
Asistentes a un evento en centro cultural denuncian maltratos por parte de la policía. Uno de ellos asegura que fue electrocutado.

Durante la última semana, una denuncia publicada en un portal independiente de noticias de Bogotá tiene indignados a cientos de capitalinos en las redes sociales y preocupadas a las autoridades distritales.

El extenso artículo está firmado por Melissa Pérez, directora de La Peluquería, un centro cultural en la localidad de La Candelaria que, además de funcionar como una suerte de salón de belleza alternativo durante el día, realiza ocasionalmente eventos culturales en la noche. La Peluquería, además, es el lugar de residencia de Melissa.

Según su relato, el sábado pasado, a la 1:30 de la mañana, se encontraban realizando un evento privado, el lanzamiento del video musical de Mauricio Álvarez, Cero 39, un reconocido productor de la ciudad. Al lugar llegó un grupo de cuatro policías, encabezado por el teniente Álvaro Enrique Vélez, subcomandante (e) de la estación de Policía de La Candelaria. Los uniformados, como consta en el informe de novedad radicado por Vélez, observaron “que había personas por fuera de este inmueble sin razón social” y que había “una persona de logística verificando el ingreso”, por lo que el oficial procedió a realizar un “control de establecimientos abiertos al público”.

Vélez le pidió a la dueña los papeles del establecimiento. Ella le dijo que La Peluquería no era un establecimiento abierto al público, que lo que allí se desarrollaba era un evento cultural privado y se negó a facilitarle los papeles al subcomandante.

A partir de ese momento todo salió mal. Relata el teniente Vélez: “(Melissa) contestó de forma grotesca que yo no sabía con quién estaba hablando… me dijo que no me iba a presentar nada (los documentos) e ingresé a dicho evento…”.

El relato de Melissa es considerablemente más gráfico: “En ese momento desistieron en pedirme algo más y llamaron más refuerzos, de manera amenazante. Yo finalicé la conversación, entré a la casa, cerré la puerta y decidí esperar adentro. Llegaron al instante los refuerzos, dos patrullas llenas de agentes de la Policía, quienes aprovecharon el instante en que uno de los invitados abrió la puerta para salir del lugar y forzaron la puerta de entrada para acceder al sitio, tanto que pensé que la iban a tumbar. Les pedí que tuvieran cuidado pues me encuentro en estado de embarazo, a lo que hicieron caso omiso y siguieron hacia adentro…”.

Daniela Wong, también miembro de La Peluquería, relata: “La policía entró al lugar de una forma muy atarvana, prácticamente se llevaron a la persona que estaba en la puerta. Ellos se comportaban como si pudieran hacer lo que quisieran. Uno de los policías se subió entonces a donde estaba el DJ y le dijo: ‘Entonces qué, gonorrea hijueputa, ¿qué vamos a hacer?’”.

El ingreso de los policías al lugar y el silenciamiento de la música molestó a las 80 personas que se encontraban allí. Mientras algunos reclamaban por la arbitrariedad —nadie, al fin y al cabo, había reportado una queja por ruido aquella noche—, otros les decían a los policías frases como “¿y para esto es que pago impuestos?”.

En diálogo con El Espectador, el teniente Vélez asegura: “Después de que se ingresa, esta señora (Melissa) incitó a los demás a que no nos hicieran caso. Querían provocarnos. Pero no nos dejamos provocar”.

Sin embargo, los testimonios de más de seis personas presentes en este evento, reunidos por El Espectador, coinciden en señalar que, en efecto, los uniformados estaban exaltados, fueron groseros e incluso maltrataron verbal y físicamente a algunos de los asistentes.

Mauricio Álvarez: “Yo me puse a tomar fotos con mi celular, y uno de los policías me dijo: ‘Entonces qué, bobo hijueputa’”.

Daniela Wong: “Como la fiesta se acabó yo me puse a barrer. Y comenzó a levantarse un polvo azul del suelo que nos ensució a todos los zapatos, incluyendo a los policías. Eso los debió ofender… Entonces una policía me cogió del cuello de la camisa, otra me cogió de atrás. Yo estaba ahogada a más no poder. Le decía que por favor me soltaran y no me soltaban para escapar de ese ahogamiento…”.

Melissa Pérez, quien en medio del alboroto buscó tomarle una foto con su iPhone al subcomandante, asegura: “Pude captar su número de placa y él, sin ningún reparo, me rapó el celular de las manos y lo estalló contra el piso”.

El teniente Vélez le negó a este diario cada uno de estos hechos. Sin embargo, cuatro personas presentes en el evento confirman haber visto el celular de Melissa destruido. Ella asegura que de esto no quedó evidencia, pues al día siguiente lo mandó a arreglar.

¿Qué pasó en La Peluquería? Sería más fácil saberlo de existir un video que registrara todo desde el primer momento. La policía cuenta con fragmentos que, asegura la comandante de la estación de La Candelaria, mayor Astrid Gómez, demuestran la indisposición de los asistente de la fiesta en contra de los oficiales.

El único video continuo de lo ocurrido esa madrugada se encontraba en la cámara de Santiago Trujillo*, un joven artista que grabó lo sucedido desde que comenzó el enfrentamiento con los oficiales. Sin embargo, según le aseguró Trujillo a El Espectador, la memoria de su cámara fue extraída por un grupo de cuatro uniformados que, al verlo grabando, lo esposaron y trasladaron a un CAI.

El teniente Vélez niega, de nuevo, que estos hechos hayan ocurrido. Sin embargo, el testimonio de Trujillo da cuenta de maltratos y tortura dentro del CAI de la avenida Jiménez, a donde fue conducido. Por su valor testimonial, ha sido añadido en el recuadro adjunto a esta nota.

Según la vocera de la Policía, teniente coronel Zorayda Vargas, la denuncia de Melissa Pérez está siendo analizada hoy por el Comité de Quejas y Reclamos (Craed) de la Policía Metropolitana de Bogotá. Será este órgano, presidido por el subcomandante de la Policía de Bogotá, Camilo Ernesto Cabana, quien decida si hay méritos para que se abra una investigación al respecto.

¿Hubo descargas eléctricas?
Santiago Trujillo* tiene miedo. Luego de hablar con El Espectador y aceptar hacer esta denuncia con nombre propio, nos solicitó que ocultáramos su identidad porque teme por su seguridad. Este es su relato: “Los policías estaban muy bravos conmigo porque yo los estaba grabando. Y cuando salí a grabar afuera de La Peluquería llegaron tres policías y me estampillaron contra la pared. Y el que dirigía el operativo me dijo: ‘Ahora sí gonorrea, ahora sí estás en mi territorio y se te fue hondo’. Y me fueron esposando con un torniquete que me hizo doler hasta llorar.

Me metieron al CAI, me quitaron la cámara y la comenzaron a ver. Le había hecho primeros planos y tomado fotos de las placas. Y entonces se emputaron más de lo que ya estaban”.
Y uno sacó un taser (arma electrochoque) y empezó a electrocutarme con toda. En el brazo, en el pecho y en la pierna”.

“Mientras tanto le quitaron la memoria a la cámara y se la sacaron. Me dijeron que la habían roto. No supe más de ella”.

“Luego pude llamar a un amigo. Y él llegó y pude salir…”.

El limbo jurídico de un centro alternativo
Pese a que aún hoy hay muchos interrogantes sin respuestas, hay algo que queda claro frente a lo que sucedió en La Peluquería el sábado pasado: ambos lados —la Policía y los organizadores privados— se culpan mutuamente de lo ocurrido.

Para Melissa Vélez, directora de La Peluquería, la Fuerza Pública no tenía fundamentos de derecho para entrar a la casa sin una orden judicial, pues esta es la sede de una fundación cultural privada, cuyo objeto social incluye la organización de eventos. Además, la casa es su lugar de residencia.

Para la comandante de la Policía de La Candelaria, mayor Astrid Gómez, La Peluquería, al realizar eventos con logística, cobro del ingreso y venta de licor en su interior, se convierte en un establecimiento abierto al público.

“Las organizaciones culturales estamos en un limbo jurídico”, asegura Pérez, quien esta semana se reunió con representantes del Instituto Distrital de Artes para denunciar este posible vacío normativo.
jmaldonado@elespectador.com

*Nombre cambiado por solicitud de la fuente.

fuente >
http://www.elespectador.com/noticias/bogota/articulo-423806-paso-peluqueria

‘La Peluquería no puede violar la ley’
En un centro cultural del sector denunciaron presuntos abusos de la Policía el sábado pasado. Autoridades desmienten acusaciones.

Regular los establecimientos culturales de La Candelaria se está convirtiendo en un dolor de cabeza para la Alcaldía Local. El 17 de mayo se presentó una confrontación entre la policía y la propietaria del centro cultural La Peluquería. Aseguran los asistentes a la fiesta que los policías ingresaron sin permiso alguno, rompieron celulares y maltrataron físicamente a algunas personas. Edilbert Guerrero, alcalde de La Candelaria, responde por lo sucedido:

¿Hubo abuso policial en La Peluquería?
Tendremos un Consejo de Seguridad en donde eso se va a evaluar. Lo que sé es que no sucedió nada extraordinario. Cuando la policía no puede manejar la situación, yo he tenido que acompañarlos. Ese día no sucedió así. Yo no acepto ningún tipo de agresión o extralimitación o violación de los derechos humanos.

Ya se han presentado algunos roces entre ustedes y La Peluquería…
En Personería estuvimos con la señora que denunció. Ella tiene que cumplir con las reglamentaciones de obras. Empezó a realizar modificaciones al predio y yo no las apruebo. En noviembre de 2012 me di cuenta de que en el lugar iban a montar un disc-jockey y una barra para un bar. Luego ella vino a la Alcaldía a amenazarnos con tráfico de influencias y con usar los medios.

¿Este problema de las obras se resolvió?
El expediente seguirá adelante. Yo también soy un vecino de La Candelaria y tengo una multa por reformas a un predio. Las normas en la localidad son muy exigentes y el predio donde ella está es de conservación arquitectónica. Enfrente del personero ella me dijo: “Alcalde, quiero aprovechar este momento para pedirle disculpas por mi actuación en la Alcaldía”.

¿Podía o no ingresar la policía a La Peluquería?
El establecimiento aparece como una peluquería y en la Cámara de Comercio dice algo sobre un establecimiento de eventos. Es un establecimiento de atención al público y por lo tanto no hay ninguna razón para inventarse una fórmula y decir que es una fiesta privada.

¿Pero ustedes recibieron quejas por ruido?
Así no las hayamos recibido, el solo hecho de que la policía pase y vea gente consumiendo alcohol en la puerta permite que sellemos el negocio inmediatamente. Cuando hay boletería, alcohol y logística no es una fiesta privada. Además, está el riesgo de la aglomeración; si se hubiera presentado un herido o un incendio, la culpa es del alcalde por no exigir sistemas de evacuación.

¿Tiene conocimiento sobre las denuncias de electrochoques dentro de La Peluquería?
La policía no da ese tipo de dotación. No la conozco y jamás la he visto.

Si hay antecedentes, ¿por qué la policía no había ingresado antes?
Tenemos que fortalecer el control policivo. Me parece complicado que en La Candelaria muchos centros se protegen bajo el argumento de que son entidades de tipo cultural y hacen fiestas privadas, con meseros, con tarimas. No hay ningún limbo jurídico, porque son establecimientos públicos y deben permitir el ingreso de la policía.

¿En qué otros lugares ha pasado?
Pasa en algunos hostales, en el Chorro de Quevedo. Cuando queremos entrar a inspeccionar, nos demoran las entradas y en algunos lugares seguramente hay consumo. Hay restaurantes en los que se hacen rumbas tremendas y cuando nosotros ingresamos se inventan que les alquilaron el lugar para realizar algún evento.

¿Qué va a pasar entonces con los centros culturales?
Ellos dicen que necesitan esos eventos para sostener la casa cultural. Bueno, pues entonces tienen que pedir permisos excepcionales, porque así lo exige la norma. Esos permisos yo los concedo; ya los han solicitado antes otros centros culturales y no hemos tenido problemas con ellos.

Sanción previa a La Peluquería
En el marco de las explicaciones que ha dado el comando de policía de La Candelaria frente a los hechos ocurridos en La Peluquería, el sábado pasado, se encuentra una sanción impuesta a este espacio cultural en 2009. Entonces, el comandante Luis Carlos Junco ordenó el cierre por siete días del establecimiento, por cuenta del ruido excesivo producido por un evento realizado el 26 de abril. En ese momento La Peluquería argumentó que la sanción se estaba aplicando al lugar como si este se tratara de un establecimiento abierto al público, cuando es un espacio privado. No obstante, la medida fue ratificada por la Sala de Decisión de Contravenciones Administrativas, Desarrollo Urbanístico y Espacio Público.

fuente >
http://www.elespectador.com/noticias/bogota/articulo-424067-peluqueria-no-puede-violar-ley

Leo el artículo. Exhalo profundamente. Disecciono. Resalto algunas cosas para reflexionar.

-Entra la nota justificándose el funcionario en que la Peluquería ya había tenido problemas y enfatiza en ello desde el título hasta el final del artículo. Presenta además que ya había pedido perdón a la Alcaldía por sus actuaciones, habla de tráfico de influencias (que en sí es algo GRAVÍSIMO y el señor no ahonda en ello), etc.

*Mensaje para el público: ‘Estos personajes son problemáticos, no respetan, no tienen coherencia, son una amenaza para la convivencia y creen que no deben acatarla como la estamos planteando’. Niños y niñas, marchando todos como patitos en fila por favor: si alguna vez cometimos errores con el distrito, nos tenemos que morder la lengua cuando nos rompan la crisma. Tenemos que ser semidioses perfectos para ‘venir a reclamar algo’.

-En la nota en ningún momento indica el funcionario que revisó las placas del Policía que agredió a Milena/otros para confirmar la agresión. ¿Y el tipo de la Alcaldía no estuvo en la detención, cierto? Luego, el tiene solo la versión de la Policía y es la única que él está validando para la noticia. ¿Cómo es eso ser imparcial?
«Cuando la policía no puede manejar la situación, yo he tenido que acompañarlos. Ese día no sucedió así. Yo no acepto ningún tipo de agresión o extralimitación o violación de los derechos humanos.»

*Mensaje para el público: Calumnias lo que dicen. Solidaridad de gremio sobre todo. La Poli te cuida.

-«Es un establecimiento de atención al público y por lo tanto no hay ninguna razón para inventarse una fórmula y decir que es una fiesta privada.»
¿Alguien me aclara el sentido de esa frase…? Creo que es contradictoria en cuanto a cosas que he vivido, no sé…

-No comprendí además por qué mete este asunto en una sola bolsa con el Chorro de Quevedo y ‘otros sitios problemáticos’… ¿quiere sugerir que puede ocurrir microtráfico y cosas turbias?, ¿por qué no nombra a los sitios que sí lo son, de los cuales la Policía tiende a saber y misteriosamente, a nunca cerrar efectivamente? Si tanto le preocupa eso tal vez debería revisar los hostales y se divertirá un rato con ello (o no, mejor no, que trabajo tan pesado).

-«La policía no da ese tipo de dotación.»
*Mensaje para el público: La Policía de Bogotá no tiene tasers, no los usa, ¿qué es eso?
¡Pero!… una revisión de los últimos años puede arrojar resultados bien distintos.

-Lo de Cámara de Comercio, los permisos, los sellamientos…
¿Cuáles son los parámetros para definir qué es un centro cultural?
¿Quiénes los definen? ¿Cómo? ¿Qué creencias religiosas o afiliaciones políticas tienen los que se sientan en esa junta directiva a hablarlo? ¿Cómo ven la aplicación de la Ley? ¿Y qué dice la Ley respecto a proteger a los que están dentro de un Centro Cultural? ¿Alguien escribió eso o usaron esa página para limpiar un vidrio?

Que se yo.

-Finalizar la nota con lo de ‘Sanción Previa a la Peluquería’ si fue pelar el cobre. ¿Tendencioso much?

-¿Por qué El Espectador no preguntó de los nuevos planes a futuro para la Candelaria recuperada (sic) que quiere este Gobierno respecto a los centros culturales? ¿Por qué pasó de agache? También, por qué nadie pesado de los medios ha entrevistado a las chicas de la Peluquería. Sé que salieron en Canal Capital (algo así ví por ahí…), pero no sé si el video lo subieron ya a la red o qué pasó. No he hallado su difusión.
Además, me parece muy diciente que de este tema solo habló el Alcalde Local, el tema no lo tocó el alcalde Gustavo Petro ni con pinzas. ¿Por qué…? ¿Tanto quieres nuestros votos y apoyo en tu proyecto de ciudad, Petrito?

De paso, @idartes hizo twt de que iba a hacer algo al respecto en buscar apoyo y seguimiento. Je. Les deseo MUY buena suerte con ello por la postura oficial. La veo cruda.

¡Y hay un detalle que no se nos puede escapar! 🙂

El hecho de que la denuncia tome este peso y use este lenguaje en un diario de publicación nacional es muy buena señal: les generó piquiña la reacción del público. La rotación sirvió y sirve.
Por favor: sigan rotando la entrevista, la nota original, todo lo que sea posible, más allá de una semana. Gózense la nota que hay acá de «Alejémonos de la Edad Media». http://bit.ly/150N4Lz . Super necesaria. Piensen en la 2da mitad de este año los eventos culturales que van a pasar, lo que puede pasar con ellos. Visualizen.

@artistas, un pensamiento final:
La ciudadanía necesita empezar a comprender que estas agresiones le restan -no le suman- calidad de vida. Hay que ponerse creativo con ese conector, ¿no? 🙂 Hay que aprovechar el momentum y preguntar con claridad y a largo plazo qué se quiere plantear para los centros culturales en la ciudad y cómo se ve el futuro de los mismos en la Candelaria y otras localidades; algo que hay que hacerlo desde el ‘vamos’, porque si no lo planteamos y exigimos retributivamente, por nuestra omisión, vienen ciertas políticas y lo definen y ya sabemos lo tiernos y ecúanimes que pueden ser al respecto los resultados cuando nos rascamos el ombligo y miramos a otro lado.

P.d.: Un detalle que me pareció hermoso fue que ni siquiera pidió disculpas este tipo por la destrucción de propiedad privada (celular, memoria cámara), ni por la violencia física, ni por el acoso policial a una mujer embarazada en un hospital forzando a firmar un documento falso. El hecho de que use un patrullero mujer para esa agresión, señor Alcalde Local, no le da suavidad al hecho. Entérese. Es igual de gorilista.

Y no aguanta que sea tan amargo… el siglo XXI ya llegó. Es su amigo. Abrácelo. 🙂

Quiero actualizar a la comunidad artística sobre los importantes avances que se lograron esta semana gracias al valioso apoyo a esta situación como: la solidaridad recibida por toda la comunidad artística. Su manifestación masiva, los aportes de opinión, de soluciones y alternativas frente a estos abusos.

Tuvimos una importante reunión con el Idartes en donde nos manifestaron su total apoyo. Se dará inicio a una agenda de trabajo enfocada a la problemática relacionada con los espacios independientes y la vulnerabilidad de los mismos. Ellos además nos pusieron en contacto con la unidad disciplinaria de la Policia Metropolitana para instaurar una queja a estos agentes protagonistas del abuso.

Contamos con el apoyo y acompañamiento de la Secretaría de Gobierno, quienes nos han asesorado en temas como presentar las respectivas quejas y denuncias ante la Policia Metropolitana y La Fiscalía, las cuales ya se encuentran radicadas. Esto desde su unidad de Derechos Humanos.

El apoyo de la doctora Clarissa Ruíz de la Secretaría de Cultura Recreación y Deporte recomendando este caso de manera especial a nivel institucional para que se tomen cartas en el asunto.

El apoyo con la investigación y la divulgación de los diferentes medios de comunicación sobre este caso dándole toda la prioridad necesaria.

En general, quiero que sea de su conocimiento que estamos trabajando en este caso día y noche, que hemos recibido TODAS las diferentes manifestaciones de solidaridad y que nos convencemos cada vez más que vale la pena unirse. El gremio artístico ha demostrado una fuerza y solidaridad muy gratificantes, haciendo crecer esta ola hasta ubicar el tema en un punto importante de interés público en el país, necesario para la evolución de nuestra sociedad, para la generación de cambio y finalmente para el cuestionamiento y la reflexión de ciertas prácticas sociales erróneas que no deben ser más, por ningún motivo.

Por el momento y a raíz de ciertas declaraciones y actuaciones locales hemos tomado la decisión de cerrar las puertas de La Peluquería en La Candelaria hasta que se expliquen estos hechos, estos abusos por parte de la policía y se obtenga una aclaración por parte de la Alcaldía Local. No entraremos en alguna discusión que distraiga el verdadero tema en cuestión: el abuso de la fuerza publica al agredir los derechos humanos de quienes estábamos desarrollando un evento con un objetivo especifico de manera sana.

Si los espacios culturales por el momento no pueden contar con una protección o regulación especifica, especialmente en esta localidad, prefiero no poner en riesgo la actividad que desarrollamos ni nuestra seguridad, hasta que se garantice el respeto de la vida e integridad de nuestros visitantes y equipo de trabajo.

Gracias, seguiremos informando y trabajando.

Melissa Páerez
La Peluquería

Un tema muy interesante que pone sobre la mesa este delicado asunto alrededor de lo que pasó en La Peluquería, es el tema de los derechos civiles. Si existen en algún lado, perdidos en el interminable articulado de esta democracia de papel, parece que no hacen parte de los procedimientos que las autoridades deben respetar.

No hay nada más molesto que cualquier ciudadano esté expuesto a que lo detengan en la calle dizque a «Pedirle papeles», como si la presunción de inocencia no fuera un derecho sino un deber que hay que demostrar.

Otro tema parecido pasa con el espacio público. En El Chorro de Quevedo, a las autoridades se les ocurrió la brillante idea de cerrar una parte de esta plaza para reprimir que los jóvenes y no tan jóvenes, se reúnan alrededor de la música, los cuenteros, el circo, la chicha y uno que otro «guaro», en unos encuentros que puedo calificar de sanos e inofensivos.

Cuando paso los viernes por en medio de esta plaza, es imposible no sentir un contagio de fiesta y alegría. Nunca he oído ni sabido de riñas o hechos que lamentar.

Sin embargo, un espacio público, del cual los estudiantes se han apropiado para huir del tedio académico en las tardes y noches de cualquier día de la semana, ahora aparece parcialmente clausurado.

¿Quién, cómo, bajo qué derecho?

Guilllermo Villamizar

Es sorprendente la similitud de esta escena, con las imágenes de una película de las SS, de guerra contra toda forma de vida, pasando por encima de derechos básicos, aparato policial represivo que juez y verdugo, sin duda en actuaciones que desbordan cualquier marco legal, solo queda preguntarse ¿cómo podrán justificar lo injustificable? ¿qué medidas tomará la justicia frente a esta invasión y violación de propiedad privada?

Tal parece que la presentación del nuevo video del artista Mauricio Álvarez (Cero39) en una peluquería de la Candelaria fue todo un éxito negativo, ya que fue reemplazado por ‘El único video continuo de lo ocurrido esa madrugada’, el que ‘ se encontraba en la cámara de Santiago Trujillo, un joven artista que grabó lo sucedido desde que comenzó el enfrentamiento con los oficiales. Sin embargo, según le aseguró Trujillo a El Espectador, la memoria de su cámara fue extraída por un grupo de cuatro uniformados que, al verlo grabando, lo esposaron y trasladaron a un CAI.’

Nada mejor pudo sucederle a este evento en términos de ‘visibilidad’ : en lugar del acto artístico inocuo, un poco de acción; un enfrentamiento ‘cultural’, arquetípico, con la autoridad policial que tanto representa. Lo que estimula sobremanera a la comunidad indignada (con razón o sin ella) a expresarse en el lenguaje de los informes, denuncias y enredos legales; el lenguaje institucional que tanto privilegia.

Y aunque sabemos que la obra de arte siempre es lo de menos, el tocayo Álvarez (cero 39) debería aprovechar la circunstancia para mostrar su video ante una audiencia más amplia.

Lo que está en juego son los derechos civiles en medio de un marco policivo que ha dado en los últimos meses demostraciones de quebrantar todo parámetro democrático y constitucional. Basta traer a la memoria el caso de Diego Felipe Becerra para darse cuenta el tipo de autoridad policial y policiva que se ejerce brutalmente contra la ciudadanía y las personas en Colombia y que parece encontrar apología detrás del ingenioso comentario de ruptura del consenso p=61219#comment-34493.

Buen día,

Por medio de la presente quiero expresar mis sentidas condolencias sobre su el suceso de abuso de poder que ustedes recibieron de la policía sobre su I phone y el cierre de la fiesta de arte que ejecutaron.

Si bien es cierto que vivimos en una dictadura camuflada, ellos exactamente eso es lo que buscan que ustedes cierren su chuzo por que para las dictaduras camufladas en la democracia no les interesa los espacios de libertad y de cultura.

Para mi ustedes deberían buscar otro tipo de resistencia y no darle gusto a los políticos que mandan policías como ganchos para acabar los espacios culturales independientes.

Como hacer mas grande su fiesta con mas artistas y cuando venga la policía estar preparados con muchas cámaras para filmarlos de pronto prensa, hacer una protesta no agresiva contra la policía con actos simples como cadenas humanas.

ATT Diego Restrepo Paris
Artista

ARTISTAS AMENAZADOS

A lo largo de la historia el arte y la cultura han sido no solo un reflejo de la sociedad sino un motor generador de cambios en esta, es por este motivo justamente que los artistas han sido considerados por ciertos grupos como una amenaza al orden social establecido. Por esto en Linkeados quisimos conocer cuál es la situación que viven los artistas bogotanos que en los último años han sido blanco de amenazas por grupos que buscan acallar sus voces atentando contra la libertad de expresión.

PRIMERA PARTE
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SEGUNDA PARTE
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TERCERA PARTE
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fuente >
http://www.canalcapital.gov.co/programas/linkeados-bogota/10941-artistas-amenazados