A las 10:05 pm del Viernes 14 de junio, una acción policial cerró a la fuerza una fiesta de 150 personas que se habían reunido a lo largo del día de manera pacífica para «ocupar» una controvertida obra del artista japonés Tadashi Kawamata y el arquitecto Christophe Scheidegger titulada Favela Café (2013). Los ocupantes fueron dispersados por gases lacrimógenos y balas de goma fuera de principales salas de Art Basel.
La obra en sí, que sirve café gourmet, pastelería y sándwiches para los asistentes de la Feria, se erigió este año como parte de un proyecto de instalación comisionado para la Messeplatz de Art Basel, que es la plaza principal dentro de la feria anual y funciona como espacio público . Después de que la Feria cierre sus puertas el 16 de junio, Art Basel está planeando ‘donar’ la estructura de esta obra para su uso como un bar y restaurante en un jardín comunitario.
En los medios de comunicación, la activistas han sido presentados como art hooligans que supuestamente atacaron a la policía y enfrentan a multas graves, aunque los peores daños a la propiedad que infligieron consistió en dibujar con tiza el suelo del espacio expositivo.
Parece claro que los debates son necesarios en este momento para comenzar a destapar y abordar las cuestiones que genera el propio trabajo, su contexto, la falta de critica abierta, el tipo de resistencia y el uso sistemático de la fuerza, sin importar el tipo de espacio público, lo que suceda en él y lo que representa.
http://makingarthappen.com/2013/06/12/art-basel-2013/
Documentación en video de la construcción del «Favela Café» y las multitudes que asistieron a su inauguración: una celebración cínica, de hecho.
publicado por Art Leaks traducido del inglés por [esferapública]
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2 comentarios
Con la llegada de la policia y la orden de desalojo se logró un sentido de simulacro sincero a la obra. Si no hubiese sido así no pasaría de ser una muy superficial e equivoca imitación. Quienes han ingresado a las favelas entienden la vulnerabilidad que se vive allí dentro. La instalación pasa de ser una atracción estilo «parque de diversiones» a crear una reflexión real sobre control social.
Guiomar, sí, ok, eso no se le niega: ¿querían un café favela? ¡Endulza tu pedido con gas pimienta!
Listo. Hasta ahí, no hay rollo.
Pero creo que se saltó un trozo MUY importante de esta cosa y es el siguiente: cada vez más, aparentemente para estar a la moda, nos están repartiendo golpes y acosos por igual a las personas que laboramos en la escena artística, y ya no importa en qué país se hace y no importa lo que digan los políticos al respecto, está demasiado naturalizado este proceder.
«Parece claro que los debates son necesarios en este momento para comenzar a destapar y abordar las cuestiones que genera el propio trabajo, su contexto, la falta de critica abierta, el tipo de resistencia y el uso sistemático de la fuerza, sin importar el tipo de espacio público, lo que suceda en él y lo que representa.»
Lea la entrevista a Camnitzer con lupa.
Estamos dirigiéndonos a una velocidad hiperbólica a un choque cultural entre los últimos rezagos de «Yo También Pensé que Videla era un buen tipo» contra… bueno, la diversidad y melcocha que quedó de la globalización y sus apuestas por otros tipos de convivencia.
El tema es que tantas cosas que deglutió el sistema se las metieron en la boca, masticaron y tragaron, pero no las pudieron asimilar y ahora pareciera que quisieran vomitarlas TODAS… si no aceptamos su versión fashionista, no pueden existir (ver: casos del punk, rap, champeta, cultura gitana).
Y eso nos afecta muchísimo en cuanto al cómo se puede o no puede actuar en público, pues el a(A)rte tiende a reconocer esa existencia de pluralidad de posibilidades.
La esfera estética está a punto de entrar en colisión letal con el mundo corporativizado planteado por Naomi Klein y Walter Graziano y cada vez más se tolerará su existencia (sea espacio institucional o independiente) pero DENTRO DE UN PERÍMETRO ESTABLECIDO.
Si llega a poner una patita afuera con sus reflexiones, toma tu bolillazo.
Eso es lo que hay revisar. Porque no va a pasar dentro de 15 años: póngale por mucho 2 o 3, para que sea la norma, no la excepción.