La casi totalidad de los ocho millones de personas que recibe anualmente el Museo del Louvre visita la sala donde se encuentra la Mona Lisa. Hasta abril del 2005 la pintura estuvo en la Sala Rosa, pero debido al enorme flujo de público -y al apoyo económico de Nippon Television– se remodeló la espaciosa Salle des Etats específicamente para exponer esta obra de Leonardo. A sólo dos años y medio de haberse inaugurado, el lugar parece no dar abasto. La experiencia de contemplar la obra sigue siendo practicamente imposible. Además de los reflejos del vidrio de seguridad, está la baranda curva de protección y, a dos metros, una cinta que separa a los cientos de visitantes que se agolpan para verla de cerca.
Dado que la cinta es desplazada constantemente por el público, tres guardias se encargan de ponerla en su lugar advirtiendo en voz alta que no se debe mover la cinta! y, en algunas ocasiones, empujando al público hasta recuperar la distancia establecida.
fotografía y texto: Jaime Iregui