Exposición «Arte Degenerado», Medellín, 1938.
El expresionismo como síntoma de pereza e inhabilidad en el arte es el título de un texto escrito por el político Laureano Gómez y publicado en 1937 en Bogotá en la Revista Colombiana. En ese mismo año en Alemania se inauguraba Arte Degenerado, una muestra que le daba forma de exposición al «Entartete Kunst», un término creado por los nazis para clasificar todas las piezas de arte que se apartaban de los lineamientos estéticos del «Arte Alemán» y el «Arte heroico» establecidos por el Ministerio de Propaganda.
La muestra que viajó varias ciudades de Alemania exponía una serie de piezas de arte acompañadas de frases garabateadas que hacían mofa de lo expuesto. El montaje se caracterizaba por un descuido calculado que enfatizaba el desdén por ese «arte degenerado». La exposición iba acompañada de un catálogo pedagógico y de discursos aleccionadores, además contaba con visitas guiadas. Entartete Kunst fue el hito cultural del momento y su influencia, al menos en el aspecto funcional, se extiende hasta el día de hoy en salones y bienales que perpetúan el modelo fundacional de producción de exposiciones de la Alemania nazi.
Los lineamientos propuestos por Laureano Gómez en su texto y por el Partido Nacional Socialista en el catálogo de la exposición Entartete Kunst coinciden en tiempo y en su postura ideológica:
—Gómez: «Cabe ahora preguntar: ¿la época que nos ha tocado vivir es uno de esos momentos felices de claridad, pleno de dominio y de armonía, que señalan las cumbres alcansadas en la realización estética por la inteligencia del hombre? O por el contrario, ¿bajamos el declive de una pendiente de decadencia hacia un trágico abismo de inhabilidad y de ordinariez, descenso del que no podemos darnos cabal cuenta, perturbados por la algarabía de las trescientas ocas de que hablara el poeta?»
—Entartete Kunst: «pretendemos mostrar cómo estos revoltosos esparcieron síntomas de degeneramiento, infectando a gente de bien, gente incauta que, pese a tener talento artístico, no tuvo el buen juicio ni el carácter o sentido común necesarios para resistir unirse a la algarabía de los judíos y los comunistas.»
A finales de 1937, en Medellín, un grupo de empresarios en sincronía con el espíritu progresista del momento decidió contactar al Gobierno Alemán para replicar la iniciativa en Colombia. A comienzos de 1938, en las oficinas de Talleres Robledo, se organizó una exposición de «Arte Degenerado». De esta muestra solo se conservan tres fotos: dos corresponden a la exposición y otra a la cena de gala que tuvo lugar luego de la inauguración.
Las dos fotos que se conocen de la exposición fueron tomadas por Erasmus Gerhard, un curador alemán que viajó a Colombia para traer algunas de las obras expuestas y del que se dice que por tener problemas con el Partido Nacional Socialista volvió al país para radicarse en Bogotá como ilustrador. En una de las imágenes se ve una multitud agolpada a la entrada de Talleres Robledo, en la otra se ve una masa variada de personas que atesta una improvisada sala de exposiciones. La hidalguía de dos damas con sombrero a la moda contrasta con la presencia de un hombre de atuendo rústico que se toma una cerveza, al fondo se ve a un hombre trajeado y de tez clara que se muestra algo desconcertado por la situación.
La foto de la cena de gala fue tomada por Jorge Obando en un club social de Medellín.
La versión criolla del Entartete Kunst incluía también un contrapunto entre las obras expuestas y frases que depreciaban lo expuesto. No se sabe si hubo discursos aleccionadores pero sí en varios recuentos se menciona la existencia de una gacetilla que se entregaba a la salida y que reproducía apartes del texto en mención de Laureano Gómez y del discurso dado por Adolfo Hitler en la inauguración de la Casa de Arte Alemán en Berlín en 1937:
—Gómez: «Un pintor colombiano ha embadurnado los muros de un edificio público de Medellín con una copia y servil imitación de la manera y los procedimientos del muralismo mejicano. Igual falta de composición. Igual carencia de perspectiva y proporcionalidad de las figuras. Sin duda, mayor desconocimiento del dibujo y más garrafales adefesios en la pintura de los miembros humanos. Una ignorancia casi total de las leyes fundamentales del diseño y una gran vulgaridad en los temas, que ni por un momento intentan producir en el espectador una impresión noble y delicada. Naturalmente, el coro sofista y seudo-literario elogia aquellos fantoches a rabiar. Ay del que no reconozca el número y la marca de la bestia divina. Es un atrasado, un reaccionario del arte, un intonso, un deplorable provinciano.»
—Hitler: «Y, ¿qué crean ustedes? Seres lisiados, deformes y cretinos, mujeres que solo pueden despertar repulsión, hombres más cercanos a bestias que a seres humanos, niños que si viviesen en tal estado caerían bajo la maldición de Dios. Y esto es lo que estos crueles chapuceros se atreven a ofrecer como arte de nuestro tiempo, esto es, como la expresión de todo lo que moldea e imprime su sello en nuestro tiempo presente […] Las «obras de arte» que no son capaces de ser entendidas por sí mismas y necesitan de un manual de instrucción pretenciosa para justificar su existencia —hasta que por fin encuentren a alguien lo suficientemente intimida para soportar con paciencia semejante habladuría estúpida y obscena— jamás encontraran la manera de llegarle al pueblo Alemán.»
(Artículo publicado en la Revista Antio-quia, 2012)