En este ensayo hablare de la vitrina de Lugar a dudas. La vitrina es un espacio dentro de la fundación lugar a dudas en el que se exponen trabajos de artistas locales o extranjeros, este sitio se encuentra ubicado en la calle15 norte #8n-41 de Santiago de Cali.
Se habla en Cali de hacer expandir el arte, de que trascienda fronteras entre público preparado y no preparado. A diario en los discursos de algunos artistas que cuentan sus experiencias, se observa como estos en muchas ocasiones han manipulado a personas con el fin de llevar sus ejercicios o propuestas artísticas a cabo. Supuestamente lo que se busca en muchas de estas propuestas es generar plataformas pedagógicas para que el lenguaje del arte sea decodificado por toda la ciudadanía.
No se si debido a esto las instituciones caleñas vinculadas al arte han decidido dentro de sus propuestas metodológicas proponer espacios alternos para contribuir con el desarrollo pedagógico a nivel artístico, entre estos espacios se encuentra la fundación lugar a dudas con su propuesta la vitrina, que según ellos busca acercar al transeúnte del común hacia la experiencia estética, cosa que me resulta compleja pues creo que el espacio se queda corto en cuanto a lo pedagógico, convirtiéndose en como su nombre lo dice una mera vitrina que es observada por quien pasa sin saber o tener un vago indicio de que es lo que se vende allí en realidad.
Para profundizar en los conceptos respecto a la problemática que trataremos es necesario observar lo que dice lugar a dudas respecto a su espacio de la vitrina: “se trata de seducir al transeúnte desprevenido, al “espectador no formado” que confronta en su imaginario, diversos tipos de soportes de exhibición (vitrinas). Es por eso que la finalidad de este proyecto a la fecha, es el de construir en el imaginario caleño un acervo cultural, lograr que el espectador asiduo de la vitrina, construya un museo en su cabeza, una especie de colección privada de arte contemporáneo. De total acceso, casi portátil y siempre vigente. Al consolidar un nuevo formato expositivo para la ciudad y un discurso mas accesible, se propiciaría la formación de públicos, la labor pedagógica”.
¿Labor pedagógica?
¿Formación de públicos?
¿Museo en su cabeza?
Hablar de labor pedagógica es muy bonito, suena muy interesante la propuesta de lugar a dudas respecto llevar a cabo una labor pedagógica que posibilite el acercamiento del transeúnte del común hacia las propuestas estéticas contemporáneas. Pero creo que allí hay un par de ideas por revisar. Por estos días en nuestra ciudad hay una discusión interesante en la manera en que la pedagogía debe ser llevada hacia el arte, algunos piensan que el arte la tiene de forma intrínseca o cuenta con el componente pedagógico por si solo, otros creen que se debe nutrir a la gente de conocimiento para que pueda a la hora de enfrentarse a una propuesta estética (plástica)resolver el encuentro gracias a los conocimientos aprendidos, yo soy de los que piensa que hay que balancear un poco la cosa debido a que no toda la gente que vive en Cali posee en su cerebro nociones básicas sobre arte.
La pregunta que me hago es ¿se disfruta lo que no se conoce?, quien sabe a lo mejor si recurrimos a Kant o algún otro filosofo diría que si pero a mi no me interesa aquí sentar o traer voces ajenas y que no están presentes en este momento para hablar de la forma en que la gente lee las propuestas de la vitrina de lugar a dudas en nuestra ciudad. Los tiempos han cambiado, por ende el arte también, razón por la cual es necesario tratar de que verdaderamente si se quiere que la “gente del común” asimile propuestas artísticas contemporáneas, hay que lograr que de algún modo u otro conozcan tan siquiera conceptos básicos que les brinden las herramientas necesarias para que a la hora de enfrentarse a estos acontecimientos expositivos puedan entrar en dialogo.
No es justo hablar de incluir a transeúntes del común y creer que esto se consigue con el mero hecho de presentarles imágenes o artefactos sin despertar su necesidad de análisis. Se supone que el arte busca generar crítica, repensar contextos, vislumbrar, sentir, producir algo, cuestionar la sociedad, crear diálogos. Pero si no se tienen nociones los diálogos jamás realizaran su tan esperada aparición.
Es necesario formar públicos porque en Cali no hay. Es vergonzoso que cuando se realizan algunos eventos artísticos “grandes” como el pasado 41 salón nacional de artistas, la alcaldía tenga que echar mano de una publicidad barata para llevar a colegios, grupos de la tercera edad, reinsertados, etc. Todo con el ánimo de mostrar que las exposiciones tuvieron acogida, arguyendo a que la gente caleña tiene un conocimiento actual sobre arte gracias a que siempre asiste a este tipo de eventos. Desafortunadamente más allá de las propagandas o del afán del alcalde por entregar resultados, esta la realidad diciéndonos que en Cali los públicos a los que les interesa el arte son escasos. Como ven no es una aseveración que hago de gratis cuando hablo de la carencia de públicos, aunque si aun lo están dudando los invito a recordar las caras que fueron alguna exposición hace un mes y mirar las que fueron ayer o antes de ayer a otra. Haber recuerden ¿Qué vieron? No me digan ya se, lo que vieron no es mas que a los mismos artistas de siempre, los mismos estudiantes o los mismos profesores que acuden en torno de una copa de vino, a mirar caras conocidas para entablar charlas en las que lo que menos importa en algunos casos es lo que inicialmente los ha congregado en ese espacio (la exposición).
Creo que debemos preguntarnos si el interés en realidad es generar públicos o si por el contrario es mantener al arte y a quienes lo hacen en un estado de locura e incomprensión, porque déjenme decirles que para muchos de los llamados transeúntes del común lo que los artistas hacen o hacemos, no es más que guevonadas, suena feo pero es real. Como no van a llamarlo de ese modo si la gran mayoría de la ciudadanía caleña no asiste al museo, es mas algunos nunca asistieron y creo que jamás asistirán porque la función de inclusión de la que tanto se habla en espacios artísticos no es llevada a cabo de buena manera. No es mi intención tampoco decir que todos estos intentos no funcionan o que son lo peor, lo que propongo es una revisión del discurso así como un mayor acompañamiento en estos procesos que buscan transformar el pensamiento del transeúnte del común.
Por ejemplo en el caso de lugar a dudas si se revisara la parte del discurso así como la forma en que se le esta dando cumplimiento, quizás no quedaría tan desligada la practica actual del concepto primario con el que se creo el espacio de la vitrina. Desde la primera vez que leí la idea central de lo que es la vitrina, sin lugar a dudas lo que me pareció mas interesante sobre todas las ideas allí esbozadas, es la que propone que el transeúnte del común cree su propio museo en su cabeza. Pienso que para lograr que esto sea una realidad, toda la información que reposa en este espacio debe ser llevada hacia los transeúntes del común. No es una tarea fácil sin embargo pienso que hay que tratar de hacerla.
Lugar a dudas cuenta con una gran cantidad de material de conocimiento (libros, videos, revistas, charlas) que se podría articular un poco más con la propuesta de la vitrina. Si de algún modo los transeúntes del común que pasan y observan las propuestas estéticas de la vitrina tuvieran una mayor familiaridad con todo ese material, a lo mejor se podría por fin dar cumplimiento a las ideas que se esbozan en el discurso que sustenta la practica expositiva de la vitrina. Hay que conseguir que el transeúnte despierte un afán de conocimiento, que se interese más que en ver, en dar respuestas sobre lo que ve, para que ingrese al espacio de la biblioteca de lugar a dudas a nutrirse de todo el conocimiento que reposa allí. De ese modo se lograría que ellos no sintiesen brechas tan grandes entre el arte contemporáneo y sus cerebros.
Algo que hay que tener claro es que en ningún momento el transeúnte del común ha solicitado que estas propuestas estéticas le sean llevadas hacia su territorio (espacio publico), por el contrario ha sido la misma institución Arte, la que en su afán de mantener la disciplina, ha buscado generar incógnitas por medio de sus propuestas estéticas en la gente con el fin de que los públicos crezcan y se involucren con la producción artística occidental. Estas propuestas lo que han tratado de hacer es llevar el espacio del cubo blanco agonizante a la calle logrando con esto en algunas ocasiones choques conceptuales entre las piezas y quienes las observan. De esta manera se hace posible que los discursos de artistas día tras día sean menos fundamentados en discursos comprensibles, contribuyendo con esto a que la producción no sea vista con el suficiente análisis por parte de una sociedad que día tras día le va importando menos lo que suceda en el panorama artístico actual, posibilitando así legitimaciones mediocres que se aprovechan de ese todo vale en el que nos estamos sumergiendo estudiantes, pedagogos, artistas y transeúntes del común.
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Jairo Alberto Cobo Leon
1 comentario
Yo creo que el problema puede estar en el discurso retórico ya patentado, que intenta justificar La vitrina como un «espacio pedagógico» o de «formación de públicos» o para que la gente lleve «un museo en la cabeza».
Hasta cuando vamos a mantener esa pretensión de ubicar los proyectos al servicio de objetivos tan gaseosos o de un proyectos culturales «útiles» que sean parte de la nueva forma de apostolado en que se ha convertido parte del arte contemporáneo hoy? Es necesario buscar un propósito preestablecido que «beneficie» al ciudadano común y le brinde la oportunidad de hacer un «museo en su cabeza»?
El asunto aqui es toda la retorica que se hace necesaria para obtener el dinero que distribuye «alguien». Porque ese dinero de ese «alguien», llamese como sea: Estado o particular es el que permite que funcionen los proyectos.
Proyectos como la Vitrina, que tanto apreciamos! pero que valen plata.
Yo no se quien financia la vitrina pero no creo estar tan equivocado porque hay un sinnúmero de logosimbolos que indican que hay que rendir cuentas de cada peso.
La vitrina funciona. Es un respiro que este en el barrio granada y en Cali. Igualmente pasar por allí y mirar las propuestas unos minutos o pensar en volver.
Ver allí sentados a unos jóvenes despreocupados o a unos viejos sorprendidos. La vitrina funciona porque esta viva y logra una relación con el espacio y con el publico que se presta para el juego seductor de acercarse a las propuestas desprevenidamente. La vitrina No obliga públicos: Quien quiere se acerca y el que no, pues se va!.
Pero aquí en Cali algunos quieren hacernos creer que el Museo La Tertulia esta funcionando Muy bien porque llegan 20 buses llenos de seres humanos despistados que vienen a «visitar una exposición que dura cuatro meses». Y vienen los mismos 20 buses muchas veces con sus profesores porque así capan clase, aunque …Obligados claro esta!.
Indices de gestion! Eso es lo que necesitan los gobiernos mediocres para sobrevivir a sus mediocridades!
Que bárbaros estos tiempos de «especialistas»!
Juan Manuel Garces Borrero