esferapública: del margen a la legitimidad

Extrañamente, los productores más «puros», los más gratuitos,
los más «formales», se encuentran situados hoy, a menudo
sin saberlo, en la vanguardia de la lucha por la defensa de los valores
más altos de la humanidad. Defendiendo su
singularidad, defiendes los valores más universales.

Pierre Bourdieu

0. Quiero ofrecer a los participantes de Esferapública las siguientes reflexiones sobre el lugar que ha venido configurando ésta en el contexto de las dinámicas más recientes del campo artístico nacional, y sobre la posible posición que ocupa en el contexto de los procesos relacionados con la redefinición del espacio público y la sociedad civil en Colombia.

1. En el Seminario regional andino sobre crítica de arte, que se celebró en Lima, en noviembre de 2004, llamé la atención sobre el lugar que Esferapública y Columna de Arena habían empezado a configurar dentro del campo artístico colombiano, particularmente con referencia a la resignificación social de la crítica de arte. En aquel entonces, señalé que ante el repliegue que la crítica había sufrido dentro de la prensa escrita durante la década de los noventa como consecuencia, entre otras causas, del proceso de monopolización industrial de los medios masivos de comunicación en nuestro país, la emergencia de espacios virtuales en Internet dedicados a la crítica de arte, significaba que en el ámbito específico de nuestra sociedad no sólo se estaba cambiando el escenario público en el que tradicionalmente se había construido esta práctica social sino que se estaba redefiniendo su naturaleza.

La transformación más profunda de la práctica crítica implícita en el cambio de escenario público es la modificación sustancial de la relación entre el crítico y sus lectores. De la relación vertical y, por lo mismo, elitista, connatural en la crítica de arte aparecida en la prensa escrita, con la crítica de arte «electrónica», se ha pasado a una relación horizontal entre pares. Si bien es cierto, este proceso no ha significado necesariamente la democratización absoluta de la interlocución pública sobre el arte, dado que el acceso a Internet está mediado económica y socialmente, sí se trata de la superación de las relaciones de clase y de los intereses de grupo que determinaban el acceso a las páginas de los diarios capitalinos y regionales; es decir, la superación de las estructuras de poder del periodo del Frente Nacional, que perpetuaron el arte moderno como el arte legítimo a lo largo de las últimas cuatro décadas en Colombia.

Paralelamente, la reubicación del espacio público de los discursos críticos sobre el arte ha significado la redefinición del tipo de interlocutores planteados por la crítica de arte tradicional. Si con la crítica de arte asociada a la prensa escrita asistíamos a la reproducción de las exclusiones sociales típicas de las sociedades fundadas sobre el control de la gramática, finamente descritas por Ángel Rama en La ciudad letrada, con la crítica de arte escenificada en Internet somos testigos de la emergencia de otro tipo de ciudadanía artística. Los sujetos del discurso sobre el arte ya no responden, en Esferapública, a la definición canónica del ciudadano del arte, occidental, ilustrado y cosmopolita, que comparte con sus iguales, al menos idealmente, unos referentes específicos enclavados dentro de la historia europea del arte, la estética, la teoría del arte y, en general, lo que podríamos llamar «alta cultura», y un dominio profundo de la retórica de la escritura.

Los polemistas de este foro electrónico, por el contrario, hablan desde lugares ideológicos muy disímiles, es decir desde tradiciones artísticas y teóricas ubicadas en muchos casos casi en los extramuros del campo del arte. Allí conviven y discuten, en igualdad de condiciones, unos pocos de los antiguos profesionales del arte, casi siempre muy reacios a perder su estatus debido a la débil regulación social de la discusión, una nueva generación de escritores que, a pesar de lo reducido de su círculo, han logrado restituir el sentido social a la práctica artística en diferentes niveles y un público más o menos reducido y heterogéneo que de vez en vez participa y completa una comunidad de intereses.

Esta significativa modificación fue determinando que particularmente Esferapública empezara a convertirse a lo largo de los últimos años en un escenario clave dentro de los procesos públicos de construcción de la legitimidad artística en Colombia. Su diferencia editorial en relación con otros espacios virtuales, en especial con Columna de arena, articulado alrededor del discurso de José Roca y, a pesar de él, relacionado institucionalmente con el área cultural del Banco de la República, y, esencialmente la ausencia de compromisos institucionales y/o de patrocinios o mecenazgos de alguna índole que implicaran uno u otro tipo de censura o corrección ideológica, han determinado que lentamente este “foro electrónico de arte contemporáneo” pasara del margen del campo del arte a ser uno de los más importantes escenarios de discusión artística en Colombia, y a ser reconocido, al nivel latinoamericano, como un lugar particularmente significativo de la práctica crítica, a pesar de que casi todos los participantes en él se niegan a tomar en serio su papel como críticos, incluso en aquellos casos en los que por su regularidad, intensidad y argumentos parecerían ejercer como tales.

2. En este sentido, la invitación que los organizadores de la Documenta XII han hecho llegar a este foro de discusión artística no hace otra cosa que fortalecer y completar el proceso de reconocimiento y legitimación internacional que, ya por sí sólo, y en el plano nacional, había venido configurando. El carácter de diálogo internacional que potencialmente ha tenido desde el principio, en tanto los interlocutores de Esferapública no están necesariamente ubicados geográficamente en Colombia ni son colombianos en su totalidad, con esta invitación se hace explícito y señala el camino irreversible desde el lugar «alternativo» que ocupaba al principio, al finalizar la década de los noventa, a la posición central que hoy tiene, por lo menos en relación con la crítica de arte.

De ser percibido como tablado exclusivamente nacional, entonces, este foro ha pasado a ser un escenario que, a través de la tecnología de las redes electrónicas, permite establecer un diálogo que va más allá de las fronteras nacionales pero que, por la dinámica misma de la discusión, permanece enraizado en los problemas del campo artístico local; pero sobre todo su carácter problemático en relación con las leyes del mercado y de las industrias culturales de régimen neoliberal, en tanto la participación en él no está mediada por las relaciones laborales e ideológicas que éstas determinan sino, como diría Pierre Bourdieu, por las dinámicas “puras” de la configuración del monopolio de la legitimidad artística, le permite establecer un lugar privilegiado no sólo dentro del campo artístico sino en el seno mismo de las dinámicas de apropiación de la gestión de lo público que, en un muy corto plazo y al nivel mundial, han empezado a redefinir el papel de la información y sobre todo del uso público de la razón en las sociedades democráticas.

Entonces, desde esta perspectiva, tal vez sea la significación política de Esferapública lo que más llama la atención desde la perspectiva internacional. El formato completamente inusitado dentro de la tradición de las publicaciones artísticas más «serias» y seriadas, el lugar de encuentro que definitivamente ha logrado constituir, a pesar de lo difícil que puede llegar a ser el seguimiento de las discusiones, de los argumentos y las ideas, pero particularmente la independencia ideológica y la consecuente restitución del sentido a la esfera pública, esa ficción sociológica connatural a las sociedades modernas y condición de posibilidad esencial de la crítica de arte, que este foro ha operado a pesar de lo restringido de su auditorio, con seguridad establecen un polo de atracción y un lugar singular dentro del enorme espectro de las publicaciones que se «reunirán» en Documenta XII.

William López*

* profesor del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional de Colombia; en la actualidad se desempeña como coordinador académico de la Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio de la Facultad de Artes.