—Si ves Maruja, tiraste el chorro muy alto, yo si te dije que dejaras esas figuritas quietas que la caricatura es cosa seria.
—Eh Tola, tenés toda la razón. Se me emberracó un académico y me regañó por usar monachos por fuera de su contesto.
—Es que eso es gente seria que se gana la vida con sus fuentes primarias, secundarias y hasta universitarias… Eso tienen montado todo un bebedero en donde pa ir a tomarse un pucho hay que aprender a citarle hasta la madre al Maestro Rendón poniéndole el ocit y el ibid por onde le quepan.
—Pero es que la estampita a mi me pareció de lo más pispa, mira que se veía nuestro cerro de Monserrate, y encimita se veía la iglesia, y al frente estaba un señor muy noble y muy serio, que tocaba guitarra con guantes y que tenía una corona de laureanos en la frente.
—Laureles mija, laureles, no te vaya a regañar otra vez el académico por ser políticamente incorrupta con la madre naturaleza.
—Bueno, pero te decía, y atrás había unos muchachos como con unas sábanas y alpargatas, y había uno todo empeloto en una pose culta como los que salen todos los domingos en los avisos de calzoncillo haciendo la yoga. Al lado había otro vestido como el de la película de Benjur que vimos que día por la parabúlica.
—La parabólica dirás… no seas tan irresponsable vos Maruja, cuidadito que con esas licencias vas y armás una “interferencia impresionante”.
—No me lo tenés que repetir, yo de pura artista me puse en juegos legítimos que se me volvieron ilegítimos porque no espuse ni conocimientos ni argumentos. Yo pensaba que con mostrar la estampita en medio de ese debate ya lo viejo criticaba lo nuevo y lo nuevo lo viejo.
—Ve Maruja, es que eso si es imperdonable, ese señor tan agudo Rendón debe estar “muy molesto”, con esa falta de humor que padecía y tu usando hoy día sus obras sin la bibliografía necesaria. Lo mínimo que él te exigiría Maruja es que sepás que en 1930…
—Si, si, Tola, que “la imagen que hubiese ilustrado mejor el debate, sería quizá, ‘El festín de Arquíloko’, donde en 1922 Rendón ‘ilustró otra polémica literaria. León de Greiff, Hernando de la Calle, Silvio Villegas, Carlos Lozano y Lozano, Luis Tejada y Néstor Villegas constituyeron el grupo de los arquillókidas, dedicado a la crítica literaria iconoclasta.’ Un grupo que fue acallado por la censura conservadora de la época. En esa imagen, vemos como un poetastro, es deborado por una juauría [sic] de lobos (los arquilókidas)”.
—¡Pero que erudición! No me descrestés Maruja, seguramente eso lo repetís como lora porque lo copicopiaste de algún libro que pescaste de entre el reblujo de tu bibloteca.
—Pero acordáte que así una explicación académica en contesto valga más que una imagen, no hay que ser miope o présbita para hacer hablar una imagen de lo que no habla.
—Vos Maruja si sos muy ventriloca.
—Yo que hago si Rendón no podía ver éste contesto de nosotras, pero su “Escena Chibcha” visionaba perfeto ésta escena de esfera púbica en la Atenas Suramericana.
—Queras decir “la tenaz suramericana”, pero cuidáte Maruja, que pa poder hacer esos discursos hay que ser ventriloca autorizada.
—Si Tola, esos doctores le tienen un miedo el berriondo a la ambigüedad de las imágenes.
—Lucas Ospina
* Nueva versión, difiere en un par de breves adiciones al texto que circuló inicialmente por correo electrónico.