El Salón de la Infamia

No hay que investigar demasiado para darse cuenta que el Banco BBVA busca mantener al máximo como política interna la precarización de sus empleados alrededor del mundo. Según las lógicas de esta estructura empresarial, no es extraño encontrar en el presente caso analogías entre las políticas laborales del BBVA ejercidas sobre sus empleados y la relación del mismo banco con los artistas participantes del Salón BBVA/Nuevos Nombres 2011.

…trabajadores maltratados, perseguidos, despedidos injustamente, presionados a renunciar, en clínicas de reposo y hasta empleados que se han suicidado por el abuso y el acoso de una multinacional (BBVA) sin consideración mínima a la dignidad humana

Noti UNEB. (Unión Nacional de Empleados Bancarios). Marzo de 2011*

 

Llegado a este punto de la discusión, creo que ya sabemos, que la motivación realmente no es la “vocación de mecenazgo y de gran patrocinador del arte colombiano“. Cuando una entidad como la multinacional bancaria BBVA(obviamente comprometida con los preceptos generales de la economización neoliberal), incluye como uno de los programas de su “Plan de Responsabilidad Corporativa” al Salón BBVA/Nuevos Nombres 2011. Hay principalmente dos razones para hacerlo: publicidad corporativa y deducción de sus impuestos a la nación. Sin embargo, este tipo de iniciativas se sustentan en la retórica características de las instituciones empresariales, una mezcla de letra muerta “…vemos en la educación el mejor camino para lograr una sociedad igualitaria en oportunidades de formación y creación de riqueza” y cifras que le confieren verosimilitud, que respaldan la palabrería institucional: Se han repartido 300 millones de pesos entre los más de 400 artistas jóvenes del país que han participado en los 15 Salones BBVA llevados a cabo. Para esta versión se repartirá una bolsa de adquisición de 50 millones de pesos, más de 500 artistas aplicaron a la convocatoria, 70 fueron entrevistados por el curador, de los cuales se seleccionaron 43 participantes: 5 de la Costa Atlántica, 5 de Medellín, 5 de Bucaramanga, 1 de Tunja, 3 del Eje Cafetero, 20 de Bogotá, 6 de Cali y Popayán, etc.

Y todo, por supuesto, logrado bajo el amparo de la legalidad. Según el modus operandi de las multinacionales: Cuando las leyes del país de turno interfieren con la expansión del capital de estas empresas, hay formas de evadir la ley, interpretarla de forma amañada o actuar dentro de los límites más extremos (Acaso ¡¿No todos lo sabemos?!). No hay que investigar demasiado para darse cuenta que el Banco BBVA busca mantener al máximo como política interna la precarización de sus empleados alrededor del mundo. Según las lógicas de esta estructura empresarial, no es extraño encontrar en el presente caso analogías entre las políticas laborales del BBVA ejercidas sobre sus empleados y la relación del mismo banco con los artistas participantes del Salón BBVA/Nuevos Nombres 2011. Me parece oportuno retomar del presente debate las expresiones reaccionarias de un par de empleados actuales de la seccional cultura del Banco de la República de Colombia cuyo sentido de pertenencia institucional se ve en la actualidad inevitablemente adscrito al BBVA. Por una parte Andres Borda (Montanista del Salón BBVA/Nuevos Nombres 2011. M.A.B.R.) y Alejandro Martín Maldonado (Coordinador de la Biblioteca Virtual. BLAA). Los dos muestran graves síntomas de precarización laboral de si mismos, convirtiéndose en ejemplos patentes que alertan de la gravedad del malestar que evidencia este percance: Desconocimiento de la estructura institucional evidenciada en una miopía que limita la visión sobre el asunto no más allá de las funciones específicas que se le han asignado: “Sus palabras solo me generan tristeza ante el empeño que yo personalmente puse ante esta obra tratando de solucionar de la manera mas eficiente y profesional todos los detalles técnicos que la obra sugería” Andres Borda. Y por otra parte un intento temible de deslegitimación o silenciamiento de las voces que se manifiestan en desacuerdo con el dictamen de bienestar institucional (para el que todo funciona bien), respondiendo desde su condicionamiento como funcionario a la manera de quien cobra una especie de venganza inconsciente, por la perdida de su voz propia, en contra de quienes aún son capaces de esgrimirla: “No se dejen confundir por la formalidad de la carta de Lorena, que ni es una carta formal, ni la escribió Lorena (asi fuera carta formal, firmada, enviada y recibida y sellada, y tecleada por los dedos de una Lorena). Si aparece Víctor Albarracín en medio de la discusión es una fachada más para engañar, un sofisma de distracción: todo lo escribió él“. Alejandro Martín. Encontramos una verdadera aberración del trabajador en este tipo de precarios que actúan, sin darse cuenta, como victimas-victimarios, replicantes del mismo sistema que los coarta. Parece acercarse la época en que serán mas frecuentes las posturas reaccionarias que las revolucionarias, recuerdo aquí las expresiones extrañamente “voluntarias y libres” de los empleados de la intervenida Saludcoop, que en días pasados manifestaron a favor de sus jefes acusados de corrupción.

Otro síntoma de la precarización está en la autoexclusión del debate sobre las propias condiciones, lo que en este caso también puede convertirse en una forma incipiente de esquirol. De los 43 “Nuevos Nombres” de este año, aquí sólo se ha escuchado la voz de Oscar Mauricio Castellanos, Alejandro Mancera Obando, Leonato Povis y Ana Maria Villate Marín, además de la de Lorena Espitia Torres. Se extraña la opinión de gran parte de la “nómina” conformada por los demás artístas del Salón BBVA/Nuevos Nombres 2011:

Carlos Castro Arias, Liliana Sánchez Rojas, Esteban Peña Parga, Kevin Simón Mancera Vivas, Alejandra Rincón Navarro, Violeta Ospina Domínguez, Andrés Felipe Uribe Cárdenas, Ximena Díaz, Néstor Marcelo Gutiérrez Pinzón, Andrea Acosta, Fonrodona, Santiago Leal, Nelson Augusto Guzmán Avellaneda, Colectivo Autoart (Cristian David Prieto Y Gimena Zambrano), Camila Echeverría Martínez, Sebastián Fierro Castro, Adriana Salazar Vélez, Paola Andrea Tafur, Adrián Felipe Gaitán Chávez, Precarius Tecnológico (Juan Carlos Melo Tenorio Y Otros), Carolina Ruiz Torres, Fernando Pareja / Leidy Chávez, Alexander Rodríguez Vélez, Santiago Escobar Jaramillo, Natalia Castañeda Arbeláez, Liliana Estrada Manzur, Camilo Restrepo Zapata, Mauricio Carmona Rivera, Edwin Alexander Monsalve Álvarez, César Del Valle Cardona, Juan Raúl Hoyos, La Virgen del Milagro (Carlos Mauricio Hurtado López Y Diego Muñoz), Colectivo Producciones Invisibles (Adrián Villa Dávila y Carolina Pinzón Rivera), Andrea Liliana Rey Sandoval, Nicolás Cadavid Cáceres, Colectivo NN (Jairo Tamara, Olga Gómez Angulo y otros), Dayro Antonio Carrasquilla Torres, Ernesto Recuerdo Jiménez, Wilger Sotelo Rojas y Oscar Leone Moyano.

Para los intereses de esta multinacional parece que la forma más extrema de precario ha sido encontrada en la labor del artista plástico: Un trabajador cuya labor consiste en hacer publicidad gratuita a la compañía y además pagar por su itinerancia. Al parecer la mala imagen dejada por los carteles y pancartas de protesta en las sedes del banco (como manifestaciones internas del descontento de los trabajadores) es borrada por la exterioridad del apoyo a exposiciones de arte megalomaniacas.

Así, la dupla de bancos organizadores del Salón BBVA/Nuevos Nombres 2011, ha hecho de la participación de este evento una infamia. Lo que antes representaba la conformación de la lista oficial de los artistas más promisorios del país, hoy estar aquí inscrito en el “Nuevo Nuevos Nombres”, parece suponer entrar en complicidad con la normalización del sistema de corrupción aquí descrito y cuestionado; la renuncia personal a los derechos mínimos sobre su labor como artista resulta en el menoscabo de los derechos de todos. Todo parece indicar que la participación de los artistas dentro de las instituciones establecidas va a tener que ver cada vez menos con el arte, y más con la firma de psuedo-contratos a término fijo, sin subsidios de algún tipo o seguridad social, prestaciones laborales ni garantías salariales, además del pago por la vinculación y asumir la incertidumbre de ser elegido por el criterio de representantes de estos dos bancos para la improbable retribución económica por su participación.

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Jorge Sarmiento

 

* Fuente: http://www.unebcolombia.org/pdf/notiuneb/notiunebbbva100311.pdf

 

2 comentarios

El respeto a la condición humana, el respeto por la dignidad humana son los primeros deberes como seres humanos, y mucho más aún en la condición de los artistas. Solidarizarse contra la injusticia y el atropello ha sido y será deber esencial del arte.

Fui uno de los 70 entrevistados, uno de los 70 preseleccionados y seria muy fácil atacar diciendo que por eso mismo me he expresado solidariamente contra esta situación que a todos nos concierne, pues no es solamente en este caso especifico, que se han vulnerado nuestros derechos.

Ana María Villate lo expresaba correctamente cuando decía que no podemos tener una vida profesional dedicada unicamente al gasto. Pues es casi lo que ocurre, nuestras obras, nuestros esfuerzos siempre sirven gratuitamente al programa cultural de salones, salas, centros de enseñanza de idiomas extranjeros, etc. Si es cierto que es la manera de «invertir», de «ensayar en un mundo imperfecto» para visibilizar nuestra obra, para alcanzar el reconocimiento que nos lleve a poder vivir de nuestro trabajo, eso tiene un límite. No soy el único que ha alcanzado una trayectoria importante en el arte nacional, pero siempre me pregunto por que mis ahorros deben ser gastados en fomentar una hoja de vida cada vez más abultada y que no contribuye al sustento familiar. No creo ser el único en hacerme esta pregunta.

Este es un camino de resistencia y sera más arduo entre más honestos seamos. Tal vez por eso ese silencio complice de los otros 39 artistas participantes, más aún cuando están a la espera de conocer quienes seran los escogidos para el premio de adquisición, cuando se teme que seamos vetados en futuros salones.

Falta dignidad, falta solidaridad para ser un gremio respetado por curadores y gestores culturales.