Más de diez artistas, críticos y curadores responden semanalmente un único cuestionario sobre arte, política y vida. Hoy, Francesca Bellini le hace estas preguntas a Carlos Salazar el pintor bogotano recibió el primer premio del XXIX Salón Nacional de Artistas y sus obras hacen parte de las colecciones del Banco de la República y el Museo de Arte Moderno de Bogotá.
¿Para qué sirve el arte?
Para confrontar al artista y al espectador con su propio ser. La única noción de conciencia que el arte es capaz de despertar tiene que ver con el ser de cada individuo. Cuando el arte pretende ser vehículo de ideologías colectivas se vuelve religión y en ese sentido es abusado y se convierte en vehículo de abuso.
¿El arte y la política deberían mezclarse?
Hoy en día el arte político es al capitalismo corporativo lo que una vez fue el arte religioso a la Iglesia. Es por eso que muchas corporaciones cuestionadas coleccionan arte político contemporáneo y financian eventos a nivel global. ¿Porqué una corporación como Unilever que explota niños en plantaciones del Hindustán, deforesta miles de hectáreas de bosque para sembrar palma de aceite en Indonesia, recurre a paramilitares en Pakistán o promueve que la piel blanca es mejor en sus comerciales de jabón en Asia, limpia su imagen con arte político antirracista y anticapitalista? Eso nos puede dar una idea de en qué contexto funciona el arte político en nuestros días. El arte político ya no es lo que una vez pretendió ser en los años 60. Está diseñado con base en el principio de Carnegie que dice que un producto se vende mejor si se asocia con una labor social. Su falsa confrontación con el sistema y las instituciones, es puramente ritual. El pecador ya no compra bulas papales como se hacía antiguamente: hoy compra arte político o financia causas sociales para ser absuelto de sus pecados por la sociedad y poder seguir haciendo negocios dudosos tranquilamente.
¿Ha llegado la hora en que los políticos sean reemplazados por los artistas?
Ese fue el sueño de Wagner y Hitler y lo que resultó de ello es bien conocido. Los políticos ya han sido reemplazados por los artistas como propagadores de la idea populista de que la redención social no yace en la redistribución de la riqueza, sino en la conquista de la identidad cultural. Si hace una década la gente moría de hambre, hoy en día muere de hambre con su vestido típico puesto.
¿Cree usted que el arte es una forma válida de activismo?
Aunque en los últimos años se nos ha querido vender la idea demagógica de que existen formas de arte no válidas, toda forma de arte es válida. Desde la pintura en porcelana hasta el happening sindical. Para los artistas que hacen activismo su status como artistas es más importante que cualquier causa y si se acercan al activismo es para promocionarse en el mercado. Por eso nunca hacen activismo de manera anónima. El activismo artístico es hoy en día algo más cercano al espectáculo y al turismo cultural que a la política.
¿Debe haber ética en el arte?
Cuando el arte difunde la moralidad de las castas dominantes que dice atacar, debe ser examinado bajo el lente de la ética. Debemos terminar con la idea romántica de que los artistas son intocables.
¿Qué no es ético en el arte?
Lucrarse con la guerra o las desgracias de los demás.
¿El arte es una forma de lucha?
Mientras el arte no pueda incidir sobre la ley establecida es una forma de lucha inocua, y un mero juego de mercado.
¿Se considera un artista político o un artista crítico?
Me gustaría pensar que soy un ser político y crítico. Ser artista como objetivo es una frivolidad. Cuando una persona se preocupa por “ser” todo lo que haga será arte, desde armar un motor, hasta podar un árbol.
¿Para qué hace su obra?
Alguien tiene que hacerla.
¿Para quién hace su obra?
Una obra que tiene personalidad no tiene que ser dirigida pues es autónoma en el camino que elige recorrer. El espectador es para la obra, más que la obra para el espectador.
¿A qué artistas admira?
Creo que la obra de cada artista deja entrever los artistas que admira y eso en mi caso es bastante obvio. Mi obra es un juego de pistas. Hay artistas que admiro por su persona: Duchamp o Eva Hesse que era un ángel. Dentro del tópico que estamos tocando me interesa mucho la actitud íntegra del artista conceptual Ian Burn quien en lugar de hacer oportunismo político en las galerías o los museos, se fue a trabajar con el movimiento sindical australiano.
¿A quién censuraría si pudiera?
Si pudiera aboliría la censura.
¿Qué le molesta del mundo en el que vivimos?
El mundo está para ser comprendido y transformado, no para ser víctima de él.
¿Tenemos esperanzas de salir del atolladero?
Qué es esa pregunta retórica … ¿El marco conceptual del próximo Salón Nacional o la próxima Bienal de turno?