El artista Jimmie Durham se sienta detrás de un escritorio como un burócrata que cumple con su deber: destrozar cosas. De forma ordenada, una persona entra, entrega un objeto, Durham lo destroza con un objeto de piedra prehistórica, violenta pero impasiblemente. Sella y firma un trozo de papel como recibo y se lo entrega a la misma persona, que se marcha del lugar. El mismo orden de acontecimientos se repite varias veces durante 92 minutos.
Esta vídeo-performance formó parte de la residencia docente de Durham en la Fondazione Antonio Ratti de Como (Italia) en 2004.