defensa sin causa de los fantasmas del museo de arte

La exposición de obras sobre el tema Fantasmagorías, ha despertado una verdera lluvia de comentarios virtuales. Muchos de ellos acompañados de rayos y truenos como correspondería a una verdadera película de misterio. Parece ser que a los autores de esas opiniones les molesta que se ponga de presente las manifestaciones fantasiosas de un grupo de artistas de la actualidad internacional, en una época en donde lo políticamente adecuado debería ser dar cuenta con humor no exento de crueldad y crudeza del «caos material y espiritual» de nuestro entorno. Ese es el camino por el cual transitan muchos artistas criollos que se apegan a la moda, bajo el ala protectora de los ahora llamados curadores, ellos también a la moda. De ese imaginario recurrente tan manoseado en galerías públicas y privadas asi como en salones y concursos de toda clase, resulta un lenguaje visual superficial y sin consecuencia que se convierte apenas en lugar común. Haría falta allí un poco de fantasia, de la elaboración simbólica de todos aquellos temas que nos inquietan en el diario acontecer. ¿Acaso en las imágenes de Oscar Muñoz que se disuelven sin remedio ante nuestros ojos, no está implícito el malestar de una realidad que se nos escapa en la impotencia? O, qué decir entonces -en otro ámbito-del enjambre de sillas que manos invisibles manipulan desde la terraza del Palacio de Justicia en esa acción artística callejera que propone Doris Salcedo? Humo y vapor, espejos, agua, cine y video, juego y nostalgia se convierten así en elementos válidos de expresión de una sensibilidad reflexiva y casi marginal. La exposición del Museo de Arte de la BLAA es un universo de sutileza e insinuación como punto de partida. Y en esto de las presencias fugaces como alegoría de vida y muerte, el cineasta R. W. FASSBINDER ofrece una lección que consigna como proyecto inconcluso en el guión manuscrito -por cierto, iniciado en Cartagena-de su filme COCAINA. De la versión francesa traduzco el párrafo correspondiente:

«PARA ACLARAR LO QUE HE MENCIONADO ANTES -los estados emocionales extremos que experimenta el cocainómano- BASTARÍA UN SÓLO EJEMPLO. EN EFECTO, LA COCAINA BLOQUEA EL CEREBRO DE MANERA QUE CONSIGUE LIBERAR LOS PENSAMIENTOS DE LO NO ESENCIAL Y POR ESE MISMA VÍA LIBERA LO QUE ES ESENCIAL, LA IMAGINACIÓN, LA CONCENTRACIÓN. ESTE CONGELAMIENTO DEL CEREBRO Y, HE AQUÍ EL EJEMPLO, DEBE ENCONTRAR EL EQUIVALENTE CINEMATOGRÁFICO EN EL HECHO DE QUE todo lo que es visible estará cubierto de una especie de escarcha, de hielo fulgurante, invierno sobre verano, vasos y ventanas decoradas con flores de escarcha, y allí también, se podrá VER la respiración de los actores cuando hablan aunque sea verano, en las secuencias interiores o en el estudio, como sólo ocurre de ordinario en un frío cortante….»

Es todo.

Carlos Barreiro

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