Conversaciones en sala sobre la exposición Encantamiento/Recalcitrante de Fabio Melecio Palacios, en el Espacio El Dorado.
Por Isabel Cristina Díaz
En la obra de Fabio Melecio Palacios habitualmente se revisa alguna práctica cultural específica[1]. Conocemos el sonido que produce afilar por 30 minutos un machete como los que utilizan los corteros de caña porque lo escuchamos en su obra Bamba, Martillo y Refilón de 2011. Su trabajo acerca contenidos social y políticamente complejos hasta un espacio común de visibilidad y discusión, eso es lo que ocurre de forma generosa en sus exposiciones. Ejemplo de esto es precisamente la obra BMR, con la cual obtuvo el VI Premio Luis Caballero. En la sala 582 machetes de diferente tipo, colgaban del techo casi rozando con el metal la cabeza de los visitantes; en parte, homenaje al trabajo de su padre -cortero de caña-, y crítica a la historia de las deplorables condiciones laborales de los trabajadores de los ingenios azucareros. En esta obra se concreta su práctica artística como lugar de enunciación[2]Así, el lugar de enunciación se construye a partir de los legados culturales, puesto que esta categoría nos permite evaluar el discurso, pero también el territorio y las raíces de donde emerge.
Un cambio se presenta en su actual trabajo, por primera vez el contenido que se tramita hasta hacerse imagen le exige recorrer una mayor distancia física y simbólica (también geográfica[4]). Conserva esa relación vivida, casi biográfica de obras anteriores. Sin embargo, en este caso parece como si se tratara de caminar hacia atrás, me refiero al cuidado que debe tenerse cuando se camina de un modo no habitual durante una distancia considerable. El contenido de la obra nos lleva hasta dos archivos y tradiciones visuales producidas en el proceso de colonización del siglo XV en adelante. Las obras de Fabio Melecio Palacios han revisado críticamente el lugar social políticamente asignado a las comunidades afro en Colombia, ahora, por primera vez ese lugar de representación aparece ligado directamente al doloroso y determinante proceso histórico de la colonia.
Los efectos de la colonización continúan vigentes de diversos modos en la organización política y social de Colombia. En esa medida esta exposición refuerza el locus social de enunciación desde donde continuamente ha producido su obra. No obstante, es innegable la distancia temporal y social que existe entre esta obra y el momento en la que se realizaron y circularon los dos archivos de imágenes que ahora integra a su trabajo. Esta condición de cercanía y distancia le exige -o podría exigirle- moverse con la suficiente atención por este denso contenido, específicamente en lo que tiene que ver con la materialidad de su obra, pensando en esto planteo la siguiente pregunta: ¿es posible continuar manejando un material conocido y trabajado en anteriores proyectos como el icopor, en relación a este contenido histórico? El icopor aparece en la obra de Fabio Melecio, asociado a la realización de diferentes objetos funcionales, por ejemplo, el trapiche (el artista trabajó por más de una década en una empresa dedicada a la elaboración de objetos con este material). En ese caso cada una de las piezas del mecanismo se realizan a partir de cortes manuales, para luego ser ensambladas y entonces una vez expuesto se hace posible ese espacio común de discusión sobre las condiciones laborales, el trabajo manual, la fuerza y el tiempo dedicado a un oficio histórica y legalmente menospreciado y además determinado por una organización injusta y racializada como la de la sociedad colombiana.
En la serie Recalcitrante de 2023 actualmente en el Espacio El Dorado, el material sirve de soporte para cada una de las carimbas realizadas cuidadosamente con cuchillas. Es aquí donde surge la pregunta por su vigencia ¿Cómo y de qué forma integrarlo? ¿Cuál es el aporte de este material a la imagen de la carimba[5]?
La exposición se presenta por separado en dos salas del edificio de la galería, en la primera se exhibe la serie de pinturas sobre la iconografía de la conquista organizadas en relación al término Encantamiento, y en la sala de abajo, la que parece un sótano, la historia de las carimbas con las que se identificaba cruelmente a las personas esclavizadas bajo el título antes mencionado: Recalcitrante. Contrario a la separación espacial propuesta por la curaduría, en el recorrido es posible interpretar que estos dos archivos visuales funcionan como el derecho y revés de una misma historia atravesándola de lado a lado, es decir, que las imágenes de las ilustraciones y crónicas que muchas veces hemos visto ahora revelan ese otro archivo expuesto en el piso inferior-intencionadamente no tan visible en la larga tradición de esas imágenes- de marcas y sangre hecho sobre la piel humana de los cuerpos africanos como signo de la aberrante y cruel cacería sufrida, aún en el continente negro, y posterior “travesía intermedia” (puerto africano-puerto americano[6]), a partir del siglo XVI y hasta bien entrado el siglo XIX.
En esta exposición se repite un modelo de intervención en el espacio de las salas del edificio de la galería, antes utilizado en el que nada, aparte de las decisiones de iluminación, se propone particularmente en relación a las obras. Las mismas paredes blancas de otras exposiciones[7], ahora exhiben las imágenes de Encantamiento, de nuevo independiente del tipo de obra bidimensional o del contenido de la exposición, esas salas permanecen indiferentes como si no existieran otras posibilidades físicas y espaciales de relacionar y acondicionar el lugar hasta establecer diálogos curatoriales con las piezas allí expuestas; en esta ocasión se puede afirmar que el tan desacreditado modelo de cubo blanco, continúa desafortunadamente vigente en este espacio.
Notas
[1] Si le interesa escuchar al artista charlar sobre su práctica artística, le recomiendo escuchar la entrevista que le realiza el portal Humanidades ambientales, en la sesión de Café en el Patio, siguiendo el siguiente enlace: https://www.humanidadesambientales.com/cafe/3-fabio-melecio-palacios
[2] Según Alejandra Casas: La categoría «lugar de enunciación» aparece constantemente en la teoría de Walter Mignolo. Este concepto tiene que ver con el interés del autor en el ámbito espacial, y nos sugiere que, para comprender el pasado y hablar sobre el presente, se requiere de un lugar. https://revistas.uaa.mx/index.php/euphyia/article/download/1340/1284/2750
[3] Sobre la performance dice en entrevista el artista: Dentro de las costumbres y actividades afro existe una estética basada en la realización y preparación. Es algo que dentro de los parámetros del gusto o las normas de Carreño son vistas como de mal gusto. Surge al respecto la pregunta sobre ¿Quién establece las normas del comer frente a la mesa? ¿Bajo qué criterios se cuestiona o se señala lo que está mal o bien frente al comer? El ejercicio plantea un disfrute del alimento dentro de una estética negra cargada de costumbre y tradición y que apunta al fortalecimiento de la identidad y el ser afro desde lo íntimo en una sociedad acostumbrada a otros parámetros estéticos. http://www.lugaradudas.org/archivo/publicaciones/exhibiciones/2014_19_vitrina_melecio.pdf
[4] En el 2014 fue invitado a una residencia en El Centro de Arte y de Desarrollo Holístico ‘Portes et Passages du Retour’, en Senegal, África, donde desarrolló una investigación fotográfica basada en las formas de incursión laboral. https://www.goethe.de/ins/co/es/kul/sup/mem/road-to-the-sea/fab.html
[5] Según el texto “Carimba. Las marcas de los esclavos en el Buenos Aires colonial Dr. Miguel Á. Rosal”: La carimba en Hispanoamérica La práctica de carimbar, existió en la Península antes de los inicios de la conquista del Nuevo Mundo, práctica que fue trasladada a América y, precisamente, los primeros en sufrir en estas tierras fueron los nativos de ellas, cuando en 1511 los indios de la Española fueron esclavizados por haberse rebelado ante el poder hispano y marcados con una “F” en la frente. https://estudioshistoricos.org/edicion10/eh1006.pdf
[6] Ibídem.
[7] Me refiero a exposiciones anteriores como: Entrañar el absurdo, y El jardín de Epicuro. https://www.espacioeldorado.com/exposiciones-2