Al entrar al Café la primera sensación que se tiene es la de ser sometido a un drástico viaje en el tiempo. No solo porque uno sabe que está entrando a uno de los Cafés más tradicionales y antiguos de la ciudad de Bogotá (fue fundado en 1937 por el alemán Guillermo Wills) sino por el conjunto de cosas que siguen ocurriendo en él.
El olor a madera vieja, el olor de la gente, la disposición de las cosas en el espacio, los tangos y boleros que, al contrario de lo que ocurre en otros cafés, se resisten a ser desalojados por reguetton o tropi-pop, ritmos más acordes a quienes actualmente visitan cafés, en su mayoría estudiantes universitarios en busca de un lugar “exótico” y desconocido.
Pero más allá de el marco téorico del asunto, la invitación consiste en habitar el espacio como lo hacen cualquiera de los asiduos al Café: tomarse una cerveza y jugar billar (o tomarse un tinto y conversar) Sólo es eso, ni más, ni menos…
A jugar billar!
Lugar: Café San Moritz (Calle 16 # 7-91)
Invitan: Natalia Ortíz y Gustavo Niño