Con el objeto de impulsar un debate en torno a la gestión pública de la cultura, durante las próximas semanas el Antimuseo -proyecto independiente español dirigido por Tomás Ruiz-Rivas y María María Acha– estará publicando conjuntamente con Esfera Pública una serie de entrevistas a distintas personas del medio artístico quienes responden a la pregunta: ¿Cuales son las claves para una política cultural progresista?
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¿Cuales son las claves de una política cultural progresista?
Si es a través de la imaginación que hoy el capitalismo disciplina y controla a los ciudadanos contemporáneos, sobre todo a través de los medios de comunicación, es también la imaginación la facultad a través de la cual emergen nuevos patrones colectivos de disenso, de desafección y cuestionamiento de los patrones impuestos a la vida cotidiana. A través de la cual vemos emerger formas sociales nuevas, no predatorias como las del capital, formas constructoras de nuevas convivencias humanas.
Appadurai
La institución arte española ha tenido, como otras muchas estructuras de la modernidad, un desarrollo acelerado y desigual. Su crecimiento, o engorde, como decían hace tiempo en Brumaria, ha estado condicionado además por los políticos; que no por la política y menos aún por lo político. Es un periodo, el que va de la primera edición de ARCO en 1982 hasta nuestros días, dominado por el credo neoliberal. Es decir, un periodo en el que el debate sobre política cultural se ha visto ahogado entre las posiciones de la izquierda más convencional, anclada en una visión ilustrada de las artes y la función del Estado en su protección o promoción, y el engendro neocon de las cultural industries, que vincula el desarrollo de nuevas subjetividades a su capacidad para producir valor.
Ahora que la crisis económica ha dejado al descubierto las insuficiencias del pensamiento neoliberal, cuyos viejos axiomas como “el mercado se regula solo” o “la gestión privada es siempre más eficiente que la pública” caen hechos pedazos, y lo público reaparece con urgencia, ahora es sin duda el momento de pensar qué relación debe establecerse entre la creación artística y el ámbito político. Necesitamos redefinir esta relación en un doble sentido, tanto en el papel político de la cultura, desde nuevos paradigmas, distintos del arte comprometido del pasado, pero también muy diferentes de las cultural industries capitalistas, como en los modelos de decisión sobre el uso de recursos públicos en las administraciones estatales y locales.
La pregunta “¿Cuáles son las claves para una política cultural progresista?” es inabarcable, obviamente, y el formato de la encuesta, una sola respuesta en pocos minutos, hace aún más irreales sus posibles resultados. Sin embargo la imposibilidad misma de contestar hace que una multiplicidad de apuntes, guiños y sugerencias vayan apareciendo para definir el sentido de este debate.
Jesús Carrillo, director del Departamento de Programas Culturales del Museo Centro de Arte Contemporáneo Reina Sofía.
Dario Corbeira, editor del proyecto editorial independiente Brumaria
Lila Insúa, Liquidación total
Isidoro Valcárcel Medina, artista.
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