404 History not found

¿Por qué las instituciones del arte (como el Ministerio de Cultura, por ejemplo) han dejado que el silencio sea el que opere y no ha existido una posición clara en defensa del Museo de Memoria de Colombia? Nuestro ejercicio como artistas nos lleva a darle un lugar supremo a la memoria…. ¿Por qué la apatía de muchos frente lo que anda pasando?

Resultado al visitar el portal del Centro de Memoria Histórica. Captura de pantalla

404 History not found es un escrito a cuatro manos que recoge opiniones y reflexiones que proponen Natalia Guevara y Ana Karina Moreno como artistas y agentes culturales dada la preocupación y la necesidad de manifestarse en la urgencia del país. El escrito es generado a partir de Sería fácil llamarlo censura. Detrás de los cambios del guion del Museo de Memoria de Colombia texto de Cristina Lleras que hace parte de Escenas del arte | Seminario Modus Operandi organizado por el Departamento de Arte de los Andes.

Iniciando el intercambio sobre el texto, la primera palabra que aparece es: censura… esa palabra que nombramos muchas veces en el 2019, y muchas veces refiriéndonos penosamente al Centro Nacional de Memoria Histórica. De acuerdo con Lleras más allá de esa acción de censura, hay un responsable que se sabe viene del liderazgo del país, que es aberrante y toca las fibras más profundas de la memoria, de la historia y el ejercicio ciudadano (¿cómo escribir esto para transmitir lo terrorífico que es?). No son distantes las amenazas de las “Águilas Negras”; el asesinato sistemático de defensores de Derechos Humanos; de lideresas, y líderes sociales, además de los 186 ex-combatientes de las FARC también asesinados. Lamentablemente hay vidas perdidas y con esto vacíos descomunales que dejan sus muertes en la familia y en la sociedad. Y también es lamentablemente las voces que se han y siguen callándose. Ejemplos de censura hay muchos y vergonzosos en esta “democracia”, recuerdas el caso de Los Puros Criollos, Santiago Rivas, censurado como se develó por medio del audio del gerente de RTVC, Juan Pablo Bieri. Otro caso, el de Nicolas Cassey y Federico Ríos periodistas del New York Times, tuvieron que abandonar el país, sintiéndose amenazados luego de las opiniones y señalamientos en twitter iniciados por María Fernanda Cabal. También inolvidable lo acontecido con el mural que borraron: ¿quién dio la orden?, el cual, señalaba los responsables de los “falsos positivos” como mal se les ha llamado a estos crímenes de Estado (aunque en este caso hubo una estrategia contracensura que funcionó, ya que se reprodujo la imagen de diversas formas, siendo expuesta en los muros de la ciudad, utilizada en las manifestaciones y en las redes. Sobre este tema Mónica Eraso, hizo un texto también en el marco del seminario de Modus Operandi que vale la pena leer: La censura de la imagen en época de la posverdad.

Otro caso, el de la intimidación y el abuso policial a la revista Cartel urbano y con las denuncias que ellos hicieron, se unieron otros reclamos como los hechos por el colectivo Puro Veneno, Pirotecnia, Congreso de los Pueblos, Sindicato de Maestros de Antioquia, Grupo Estudiantil Anarquista, entre otros…  En fin, son varios episodios aunque aparentemente separados nos hablan de ese gran censor “el gobierno” y de los funcionarios de distintas instituciones que siguen el plan que de nuevo, silencian voces de oposición frente al gobierno o contra personalidades del mismo. En serio ¿hablamos de democracia? Concuerdo con el texto de Lleras, nombrar fugazmente censura en el caso del guion del Museo de Memoria (Histórica) es reducir ese “plan” que quiere ocultar verdades, distorsionar, excluir, limitar las opiniones, el ejercicio profesional de periodistas, artistas, ciudadanos y lo más cruel… la voz de las víctimas. Limitar la libertad de expresión y la información conlleva a graves consecuencias: perpetuar los vacíos en la historia, una historia que no nos sitúa en el reconocimiento de la guerra interna del país, si no en el reconocimiento de buenos y malos, negando versiones que nos compromete a todos y por omisión, por indiferencia, por miedo hemos ignorado, construyendo así, una memoria funcional, útil para la gobernabilidad del país que logra adormecer las ciudadanías y nos mantiene (y ha mantenido) a sus anchas sin ninguna posición crítica sobre nuestra inhumana realidad.

Natalia, te detuviste en el hecho que en la actualidad se contemple el nombre de Museo Nacional de Memoria sin la palabra “Histórica” ¿cómo es esto?

Ana Karina, partamos desde la premisa que la Cátedra de Historia como materia autónoma y extensa de estudio desapareció en 1984 bajo el Gobierno de Belisario Betancourt, convirtiéndose ésta en ciencias sociales, este cambio se da por el debate continuo entre historiadores, educadores y gobierno sobre el cómo se debía enseñar la Historia en ese momento, más cuando el país se encontraba en medio de unos de los momentos más amargos, el auge de la violencia paramilitar y el narcotráfico. La clase de Historia se reducía a datos y fechas, pero no ahondaba en los sucesos, sus causas y consecuencias. En 1994 en el Gobierno de César Gaviria desaparece de la formación básica como Ciencias Sociales para convertirse en «Sociales” aumentando como materia de estudio la Constitución Política hecho criticado en su momento por muchos, pues se afirmaba que se dejaba a los jóvenes prácticamente en la ignorancia histórica. Por más de 32 años la Historia se olvidó para convertirse en geografía, sociedad, Constitución Política y enseñanza democrática, preparados para el futuro, nos regresan un país sin memoria histórica con altos índices de violación en Derechos Humanos pero expertos en Seguridad democrática.

Es hasta el año 2016 que se establece a través de un proyecto de ley impulsado por la senadora Vivian Morales que esta materia debe volver a las aulas, proyecto firmado y acordado bajo el Gobierno de Juan Manuel Santos y el cual debía ser ejecutado dentro de los dos años posteriores; por estos días leímos la noticia que la Historia vuelve a clases pero otra vez no como cátedra independiente, pues aún deben reunirse los expertos a decidir qué se debe contar  y que no, volviéndose la Investigación histórica selectiva o conveniente, será que es esto mismo lo que está pasando en el Museo de Memoria Histórica sin – Historia – hoy llamado Museo de Memoria y que la Historia aún sigue en censura en el país?

La respuesta es SÍ claro que hay censura, algo que llama la atención es que el Museo de Memoria histórica bajo la dirección de Acevedo, aún no ha unido sus investigaciones con la JEP, siendo esta un mecanismo que funciona como reparación para las víctimas, ejerciendo control judicial sobre los victimarios y los hechos, siendo el accionar de Acevedo para nada sorprendente ya que el movimiento político, centrista y democrático que lo puso a la cabeza de este cargo y que en la actualidad rige el País, este mismo que termina validando el No, con el sólo fin de no aceptar un acuerdo de Paz y a la JEP como ente de control, vemos entonces que nada de esto es coincidencia, pues el dilema en el que el País se encuentra actualmente ha sido precisamente  por este tipo de acciones, las cuales  han sido  enfocadas hacia la omisión, la comodidad del verdugo, la carencia de empatía y la manipulación de los lineamientos por los cuales se creó este espacio.

Imagínate que en la Mitología griega que la Diosa Clio era la protectora de la Historia, representada con un libro bajo su brazo, se decía que protegía el tiempo, los recuerdos y la memoria, que cantaba el pasado de los hombres y sus ciudades reflexionando sobre lo acontecido.

Ana Karina, tenemos la Historia en nuestras manos y una verdad a gritos y aun así no entendemos cómo reparar a las víctimas del conflicto, necesitamos entonces 32 años más sin historia o una nueva edición (o la repetición) de Historia de Colombia contada por alguna editorial española colonizadora de saberes para perdernos en la apatía extrema, olvidando nuestras luchas como pueblo y como individuos por un país mejor. ¡El que no conoce la historia está destinado a repetirla dice el dicho popular así entonces que la historia se defienda!, pues es a partir de ella que se construye la memoria.

Natalia, tal cual.., que se defiendan esas otras historias, no ese único relato de historia que se ha mantenido. Creo que eso es lo doloroso que está pasando con el CNMH, pues se han generado otros relatos que van más allá del oficial, se han generado movimientos, conciencias y eso es lo asustador que lo que permanece es el impedimento a pensar, siendo críticos sobre nuestros contextos. Las intenciones son obvias, y de nuevo hago énfasis: perpetuación de la no consciencia, de mantenernos como hemos estado, congelados, indolentes a un país desangrado. La historia oficial (esa que aparece en los libros), y la memoria que siguen construyendo, me hace pensar en Hannah Arendt, “[…] el pensamiento es peligroso” y al parecer eso es a lo que se le tiene miedo, a que se piense, por eso el olvido… campo fértil para la repetición de nuestra barbarie.

Viste que hay algunos puntos sobre el campo del arte que Lleras aborda en el texto, qué tal si los nombramos para generar mayor eco y sumamos esas otras reflexiones que tuvimos

Hace más de un año el Centro de Memoria Histórica, como su Museo se ha venido defendiendo… sin embargo, la visibilidad que se le ha dado ha sido poca para el fin tan importante que tiene el CNMH. ¿Por qué las instituciones del arte (como el Ministerio de Cultura, por ejemplo) han dejado que el silencio sea el que opere y no ha existido una posición clara en su defensa? Nuestro ejercicio como artistas nos lleva a darle un lugar supremo a la memoria…. ¿Por qué la apatía de muchos frente lo que anda pasando? A veces pienso que nuestros ritmos son lentos, pero ¿cómo hacemos si esto va con un ritmo que nos arrasa?… Me lleno de esperanza ver cómo desde el plebiscito han existido mayores movimientos desde el campo del arte, han existido convocatorias y algunos de la comunidad artística han hecho parte de estas, se han generado mesas de trabajo, reuniones, encuentros y a su vez han existido iniciativas colectivas e individuales para manifestar descontento y apoyo a las movilizaciones sociales, dejando en evidencia conciencia sobre nuestro ejercicio político. Ojalá en este caso específico también se den manifestaciones y estrategias para expresar el perturbador momento y más sobre el CNMH y el museo, estamos en el peligro que se siga limitando las artes y se siga vulnerando nuestro derecho a la libre expresión. Ojalá se sigan fortaleciendo espacios y prácticas de participación (pues mucho hemos perdido…, rubros, espacios de exposición, hay además mucha demanda poca oferta… hay crisis laboral y desde hace rato pensional… te imaginas en unos años, nosotras, nuestros amigos, colegas (que preocupante!!)) 

Por otro lado en el texto de Lleras se expone la investigación y el trabajo juicioso que se realizó (que pesar usar el verbo en pasado!) con un equipo interdisciplinario dándole el lugar de seriedad y trascendencia al ejercicio curatorial, el campo del arte en un país que no es cualquier país, es un país con un proceso de Paz que se ha iniciado y que tiene que avanzar en medio de un genocidio, abandono gubernamental, falta de voluntad política y empoderamiento ciudadano… y en el nebuloso proceso empezamos a darle valor a las gramáticas y el arte en pleno ejercicio de reparación, reconciliación, para la no repetición…. Sin embargo, el arte se presenta de una forma “light”, ligera, superficial. Hay varios ejemplos, pero centrándonos en el texto, se lee como Acevedo y la periodista, le dan al arte un lugar de “obras lindas”: ¡La potencia del arte, su capacidad es de gran aporte en nuestros contextos y esto claro que lo identificaron!! Por eso la domesticación de la expresión, los proyectos, procesos artísticos quieren ser puestos desde lo ligero, lo lindo, lo digerible. Es funcional minimizar su fuerza, es entonces ¿el arte es sumiso al plan de adormecimiento y domesticación? Hay una responsabilidad histórica, una urgencia contextual, ¿cómo hacer originar conciencia sobre la potencia del arte? Entonces, artista, curador, profesxr, y toda la comunidad artística ¿cómo nos paramos en este momento como ciudadanx colombianx, en proceso de paz, de reconciliación y también en un proceso de exterminio de otros ciudadanos? ¿cómo es nuestra posición cuando nos están callando? 

Tu hablabas de algo que a mí me cuesta hablar y es de los rubros, de la platica y también reflexionabas sobre el museo militar ¿cómo nos pensamos esto?

Todo se liga con todo y es preocupante que la historia sea contada desde el lado que oprime, y que sea esta versión la cara oficial o la permitida, volviendo al punto de la conveniencia, te respondo, es entonces que las artes no pueden ser apáticas y si que menos convenientes, así el establecimiento dirija las políticas culturales, los actores culturales son sujetos independientes con direcciones propias, así nos amenacen a diario, los derechos son inalienables y las vivencias únicas, permitir que se limiten las libertades y las verdades a gritos, es otro más de los intentos escalofriantes de un gobierno que no escucha, oye o ve; la NO memoria, el olvido es: censura y aniquilación.

Por eso deberíamos pensarnos con fuerza y posiciones claras: ¡No más presupuestos para la Guerra y los espacios que la validan! No más presupuestos para tapar la violencia con grandes monumentos fríos en esencia y en ejecución, que sólo dejan en alto a un Gobierno de turno pero no a una población que pide a gritos reconciliación y sanación. ¡La población busca redención a través de la memoria histórica del País, es la única forma de mantener encendida la vida de los silenciados, la responsabilidad como artistas la tenemos toda!

No creamos tan banalmente que estamos enfrentándonos a un simple asunto de criterios ideológicos, esto que sucede hoy en el país, el Paro Nacional, las manifestaciones constantes de la población representada en jóvenes estudiantes, trabajadores, campesinos, indígenas, mujeres, son la consecuencia de años de dolor e indiferencia.

Es así que sigamos diciéndonos y actuemos las verdades, a ver si logramos cultivar ese proceso de paz que lleva siglos en mora!