40.000 millones no mejorarán al MamBO

Cada cierto tiempo hay una arremetida contra el MamBO. Desde hace años, mejor décadas, es una constante, un murmullo que suena a reclamo pero que nunca es lo suficientemente inaguantable, como tampoco es tan fuerte como se cree la rabia a la hora de convocar una protesta al frente del museo ante tamaños desmanes que se denuncian en abstracto, ni es capaz de producir un veto de los artistas decidiendo no volver a colgar sus obras allí. Nada de eso pasa. Así que las voces incendiarias se van apagando y terminan siendo calificadas como las niñerías de unos cuantos artistas resentidos. Como las locuras de unos pocos curadores, periodistas o críticos culturales. Como las exageraciones de los “enemigos de Gloria Zea”. Al personalizar el debate, se desvía el foco y eso ha rendido sus frutos, porque al quedarse en la pelea contra la directora, no se mira el verdadero funcionamiento del museo y si amerita o no una ampliación.

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«Cada cierto tiempo hay una arremetida contra el MamBO. Desde hace años, mejor décadas, es una constante, un murmullo que suena a reclamo pero que nunca es lo suficientemente inaguantable, como tampoco es tan fuerte como se cree la rabia a la hora de convocar una protesta al frente del museo ante tamaños desmanes que se denuncian en abstracto, ni es capaz de producir un veto de los artistas decidiendo no volver a colgar sus obras allí. Nada de eso pasa. Así que las voces incendiarias se van apagando y terminan siendo calificadas como las niñerías de unos cuantos artistas resentidos. Como las locuras de unos pocos curadores, periodistas o críticos culturales. Como las exageraciones de los “enemigos de Gloria Zea”. Al personalizar el debate, se desvía el foco y eso ha rendido sus frutos, porque al quedarse en la pelea contra la directora, no se mira el verdadero funcionamiento del museo y si amerita o no una ampliación…»

Artículo completo en la Revista Diners