Para mi la polémica de Gabriel Merchán, Libardo Archila y Gabriel Salazar en torno a la Carta de los artistas antioqueños en el 41 SN ha sido la gota que rebasó el vaso. El último empujón que me hacía falta para intervenir en el muy amplio y fecundo debate que se desplegado en torno a la edicion ¨caleña¨ del SN con el único propósito de preguntar. ¿Donde están los curadores del mismo? O sea, ese cuarteto dirigido con pulso tan firme por Victoria Noorthoorn, que habrá dicho muchas cosas en el Encuentro de curadores realizado en Cali en los inicios del SN pero que se ha abstenido cuidadosamente hasta la fecha de decir esta boca es mia, a propósito de los debates abiertos en esfera pública sobre el salón nacional. Y la verdad es que no lo entiendo, porque no debe ser por falta de interés en los asuntos controvertidos en esos debates, si nos atenemos al hecho de que el pintor Jose Horacio Martínez -otro del cuarteto- se ha prestado a moderar la discusión sobre «la estructura del SN como espacio de diálogo y traduccion de propuestas regionales» adelantada por las curadoras Sofía Hermández de México y Mariángela Méndez de Colombia. ¿O sea que otros curadores si pueden polemiza en torno al SN, intervenir en polémicas públicas referidas al mismo, fijar posiciones, aclararlas o enmendarlas, pero no pueden hacerlo los del célebre cuarteto? Concedo que entre las clausulas del contrato que firmaron con el Ministerio de Cultura cuando aceptaron su nombramiento no figure la obligacion de responder en todo lugar y en todo momento a las críticas, cuestionamientos e impugnaciones de su labor ¿Pero acaso esfera pública no ha realizado sartreanamente su proyecto de convertirse en eso, en una esfera pública, donde en los últimos años se han debatido con entera libertad tanto las teorias y propuestas como los problemas y miserias que conciernen, interesan y afectan al mundo del arte en Colombia? ¿Acaso no se ha ganado esfera pública el derecho a que los curadores de la 41 edición del N digan, en esta esfera y a este público, esta boca es mía? Pienso que una curaduría de la importancia de la del SN implica una responsabilidad intelectual y politica que, para bien y para mal, sobrepasa los terminos de su ejercicio profesional fijados estrictamente en un contrato. Si hay algo ¡Urgente! aquí y ahora es el diálogo y me resulta muy difícil de entender porqué el cuarteto de curadores lo ha eludido hasta la fecha.
Carlos Jimenez