Todo perfectamente calculado II
“La crítica de arte en Colombia (1974–1994)” por Carolina Ponce de León:
[Serrano brevemente]
“Si el protagonismo fuera una medida de calidad, se podría decir que Eduardo Serrano es el crítico de la década […] Serrano se apoya en los mecanismos de la (auto)publicidad, como cuando otorga “dimensión histórica” a los eventos que él organiza.
Un ejemplo palpable surge a raíz del Salón de la Tadeo:
‘Este certamen pasa a ocupar un puesto definitivo en la historia del arte colombiano, y entra en inapelable relación con la oportuna y fundamental redefinición y cuestionamiento de objetivos que ha caracterizado permanentemente la celebración de los certámenes independientes’*
Palabras más, palabras menos, en cada uno de los eventos organizados por él —Salón Atenas, bienales, etc.— enuncia a priori, desde la presentación misma en el catálogo, el carácter “controvertido” de lo que el pública verá, y eso se cumple con una campaña de prensa proporcional que propaga “la controversia por la controversia” como criterio artístico y publicitario.
“Se sabía —por la demostrada calidad de las obras de los artistas invitador así como por su sobresaliente, aunque relativa corta figuración —que la primera Bienal de Arte de Bogotá sería una exposición enriquecedora y refrescante. Se sabía igualmente —por la coherencia de sus estructuras, el número de obras presentadas por cada artista y la seriedad de los críticos involucrados— que la bienal sería un evento de difusión artística excepcional. También era de esperarse —dada su orientación hacia el arte más innovador e iluminante —que la bienal provocaría cierta angustia y resquemores entre los más inseguros. Y se sabía también —dado su carácter intencionalmente polémico y clarificador— que el premio, no importa quien lo hubiera merecido, causaría la más viva discusión y una que otra impugnación fuera de tono. Lo que no se sabía era que la Bienal se convertiría —tanto por su contenido como por las reacciones que habría de suscitar— en verdadera radiografía de las escena artística nacional en estos turbulentos años ochenta”.**
El texto de presentación del catálogo anticipó su propio balance. Constituía un soplo al oído para los periodistas que copian los remitidos de prensa al pie de la letra. Este texto ilustra no sólo la falta de crítica sino también de autocrítica.”
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Una critica de arte por Lucas Ospina:
[Escuela Panamericana del desasosiego —E.P.D.— brevemente]
“Si el protagonismo fuera una medida de calidad, se podría decir que la E.P.D. es el evento del mes […] la E.P.D. se apoya en los mecanismos de la (auto)publicidad, como cuando otorga “dimensión crítica” a los eventos que organiza.
Un ejemplo palpable surge a raíz de la reacción de la E.P.D. a una crítica que circuló en esferapública:
“Tanto por su formato híbrido por la naturaleza de esta empresa, se busca romper con los formatos predecibles de discusión propios del ámbito académico y del mundo del arte […] Este proyecto ha incorporado en su página las críticas de todos aquellos que han comentado acerca del proyecto, en todos los países en que ha estado – muchas de ellas en extremo negativas, pero con posturas concretas. De hecho, en el primero de los treinta debates que incluye este proyecto, se cuestionó fuertemente la premisa misma de la escuela (consultar la primera página del blog). Pero el tratar de desacreditar arbitrariamente un proyecto sólo por inferencias subjetivas y aleatorias ni siquiera se puede considerar como crítica, sino como mala leche.”***
Palabras más, palabras menos, en cada uno de los eventos organizados por la E.P.D se enuncia a posteriori, el carácter “controvertido” de lo que el público ya vio, y eso se cumple con una campaña de Internet en un blog unipersonal que propaga “la controversia por la controversia” como criterio artístico y publicitario.
“Algunas de las paradojas que describe Francois [Bucher] en su último texto son bastante certeras, aunque éstas estaban contempladas dentro de la misma estrategia de la EPD […]Por otra parte, también tenía muy claro desde el principio que las enunciaciones performáticas de índole sentimental, romántico y /o utopista del proyecto iban a generar toda clase de sarcasmo, como en una típica dinámica de escuela secundaria […]Tanto por su formato híbrido por la naturaleza de esta empresa, se busca romper con los formatos predecibles de discusión propios del ámbito académico y del mundo del arte […] Es comprensible el desconfiar de todo, pero el nihilismo es nuestro veneno contemporáneo, un hoyo negro, así como la ruta más fácil del autoengaño. […] Todos somos los otros y todos somos nosotros mismos, pero en el mundo del arte todos somos neoyorkinos.”***
Los textos de respuesta de la E.P.D. en esfera pública siempre precluían a favor de su propio balance. Constituían un soplo al oído para los lectores que copian los remitidos al pie de la letra. Estos textos ilustran no sólo la falta de crítica sino también de autocrítica.”
*Eduardo Serrano “El primer salón independiente de Universidad Jorge Tadeo Lozano”, en “Un lustro visual: ensayos sobre arte contemporáneo colombiano, Tercer Mundo, Bogotá, 1976.
** Eduardo Serrano “La bienal de Arte de Bogotá: una exposición innovadora y visionaria”, en “Revista Arte, No.5, p 68.”
*** Edición de textos enviados por el Maestro Helguera a esferapública (Editado por Lucas “el estudiante malcriado” bajo la tutela de Pedro Manrique Figueroa «Precursor del collage en Colombia»).
Lucas Ospina