Tania Bruguera continuará «detenida» en Cuba

Como es de amplio conocimiento, a partir de la convocatoria que hizo Tania Bruguera a discutir públicamente -el pasado 30 de diciembre- los cambios recientes en Cuba, se le detuvo en tres ocasiones en un lapso de dos días y se le confiscó el pasaporte indefinidamente. Desde entonces está a la espera de que las autoridades decidan si se le imputan cargos o se archiva el caso. La decisión del fiscal que lleva el caso se esperaba para estos días y ha sido aplazada por un mes.

A continuación un comunicado que ha puesto a circular Tania Bruguera el el 12 de marzo convocando a una conversación en su casa para «decir la verdad» en torno a la «versión institucional» que está promoviendo el gobierno cubano sobre su caso. Le sigue una nota del periódico 14 y medio sobre la reunión y al final un excelente análisis que hizo Coco Fusco del proceso que ha enfrentó la artista una vez fue detenida y cancelado su performance.

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La Habana, marzo 13 de 2015.

Tania Bruguera convoca a conversatorio en su casa

(Tejadillo #214 -bajos- entre Aguacate y Compostela, La Habana Vieja)

11.03.2015 – La artista cubana Tania Bruguera invita a un Conversatorio este viernes 13 de marzo a las 5 pm (hora de Cuba) en su casa (Tejadillo #214 -bajos- entre Aguacate y Compostela, La Habana Vieja), tras conocer que la Seguridad del Estado de Cuba (servicios de contrainteligencia) ha producido en colaboración con el Ministerio de Cultura un material audiovisual sobre su persona que ha sido divulgado en reuniones realizadas en el Instituto Superior de Arte y en el Centro Wifredo Lam.

El Conversatorio está dirigido principalmente a quienes fueron invitados a esos encuentros. «Quiero dar mi versión sobre los hechos ocurridos. Responderé dudas y expresaré en un espacio privado mis posiciones artísticas y políticas. Mientras más me presionan, más segura estoy de lo que pienso”, declara Bruguera. «He invitado incluso a la propia instructora de la Seguridad del Estado que lleva mi caso, quien me respondió que no podría asistir por estar fuera de la ciudad ese día.»

En el Conversatorio se podrá copiar el material que se ha generado por la plataforma

#YoTambienExijo y “se establecerá un espacio de diálogo sin miedo porque será transparente y porque nunca me he sentido más libre en mi propio país y me gustaría que otros tuvieran esa sensación.”, afirma la artista.

Quiero tener el derecho a réplica y defensa que hasta hoy me ha sido negado oficialmente en mi país.”, comenta Tania en comunicado publicado por la Plataforma #YoTambienExijo. «Espero tener garantizada la libertad de movimiento hasta mi propia casa en La Habana Vieja, mi derecho de recibir en mi espacio privado a quien yo desee y de conversar pacíficamente sin temor a represalias o actos de repudio.”, demanda Bruguera.

La Seguridad del Estado y el Ministerio de Cultura se han reunido con personas del ámbito de la cultura para “transmitir la versión institucional» sobre la performance del 30 de diciembre en la Plaza de la Revolución y sobre la vida y obra de la artista. En esos encuentros, según Bruguera, participan miembros de la contrainteligencia.

Según ha sabido #YoTambienExijo, las reuniones han sido presentadas por el Presidente del Consejo de las Artes Plásticas, Rubén del Valle, auxiliado por un miembro de la contrainteligencia. “En ellas se ha dado la versión institucional de la obra El Susurro de Tatlin #6 para la Plaza de la Revolución y mis motivaciones políticas.”, comenta Bruguera.

«Vivo una guerra psicológica constante»

“Como artista y como ciudadana me presenté en la oficina de Del Valle la semana pasada. Éste al ver que mi presencia era para indagar sobre esas reuniones y lo que allí se había dicho y mostrado me gritó que él no tenía que someterse a un interrogatorio de mi parte, lo cual siguió con más gritos de su parte y mi expulsión de su oficina.”

«Esta semana, entregué una carta en el Ministerio de Cultura pidiendo oficialmente una cita con el Viceministro de Cultura Fernando Rojas, quien, según me han contado varias fuentes, aparece en el video explicando la perspectiva institucional”, detalla la artista. “En ella le solicito acceder al material que sobre mi obra y sobre mi persona están siendo divulgados sin mi consentimiento y por fuera de cualquier proceso o espacio legal.»

«Un abogado me informó que yo tenía derecho a ver ese material porque había sido divulgado en público. Es una vulnerabilidad legal crear exprofeso un estado de opinión negativo sobre una persona que está esperando una medida de un fiscal ante aquellas personas que pudieran ser llamadas a un juicio para testificar», expresa Bruguera.

“Ninguno de los que me comentó sobre la información diseminada sabía, ni había sido informado en esa reunión que yo todavía estaba en Cuba, que me habían quitado el pasaporte, que me habían vestido de presa, que había sido detenida tres veces, que había pasado dos noches en un calabozo de la estación de Acosta y 10 de Octubre o que estaba esperando la medida del fiscal varias veces aplazada”.

En una nueva cita con la Seguridad del Estado esta semana fui informada que se pidió otra prórroga por 30 días para bajar la medida del fiscal. También los agentes se refirieron a mi familia. Están preguntando por mi sobrino, están monitoreando las llamadas con mi hermana, vivo una guerra psicológica constante. Ya han trabajado arduamente en bloquear las relaciones con los artistas, ahora el tour de fuerza es con mi círculo íntimo.”, concluye Bruguera.

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Tania Bruguera durante el conversatorio en su casa de la Habana Vieja (14ymedio)
Tania Bruguera durante el conversatorio en su casa de la Habana Vieja (14ymedio)

Ningún representante oficial asiste al conversatorio con Tania Bruguera

La artista cubana Tania Bruguera ofreció este viernes en la tarde un conversatorio en su domicilio para ofrecer su propia versión de lo ocurrido el 30 de diciembre, alrededor de la performance El Susurro de Tatlin #6.

El encuentro tuvo como objetivo contrarrestar un material audiovisual producido por la Seguridad del Estado y el Ministerio de Cultura contra Bruguera, que se está mostrando a otros artistas e intelectuales cubanos.

El conversatorio tuvo lugar en la calle Tejadillo #214 entre Aguacate y Compostela y contó con la asistencia de unas 40 personas, entre ellos varios activistas y periodistas independientes. También estuvieron presentes proyectos artísticos independientes como la galería El círculo, Cristo Salvador y miembros del grupo Omni Zona Franca.

«los artistas cubanos tienen muy claro la linea que no se puede pasar, una de ellas es que no se puede hacer nada con la disidencia».

Tal y como había anunciado en la convocatoria, Bruguera respondió dudas y narró los sucesos que vivió a finales del año pasado. Contó como la habían obligado a vestir con el uniforme de presa y su decisión de no probar alimento durante las horas en que estuvo arrestada. Ahondó también en los detalles del registro de pertenencias del que fue víctima y de la actual campaña de difamación en su contra. En sus declaraciones, enfatizó que «los artistas cubanos tienen muy claro la linea que no se puede pasar, una de ellas es que no se puede hacer nada con la disidencia».

Al conversatorio de este viernes no asistió ningún representante del Ministerio de Cultura ni de otra institución oficial, tampoco de la Seguridad del Estado, a quienes Bruguera señala como los principales responsables de la transmisión del material audiovisual que distorsiona los hechos. El encuentro transcurrió con normalidad y no era visible ningún operativo policial en los alrededores de la casa.

Una joven universitaria que participó en el encuentro y con anterioridad había estado en una sesión donde se proyectó el video difamatorio, aseguró que quedó «impactada» al ver todas aquellas acusaciones sobre Tania pero «donde ella no estaba presente para poder dar su visión o defenderse».

Bruguera, que en estos momentos se encuentra imposibilitada de salir de Cuba, pues está siendo procesada legalmente por los sucesos derivados de su intento de organizar una performance, denuncia vivir en «una guerra psicológica constante».  Esta semana ha sido informada por la Seguridad del Estado de que se pidió otra prórroga por 30 días para bajar la medida del fiscal.

Publicado en 14 y medio

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El Estado de detención: Performance, Política, y el público cubano

La detención de la artista cubana Tania Bruguera y las acciones del gobierno cubano para impedir la performance que ésta llevaría a cabo en la Plaza de la Revolución de La Habana han sido titulares de los medios internacionales en la última semana. La indignación pública sobre la censura de la performance y las preocupaciones sobre el paradero de Bruguera han circulado en los medios de comunicación social fuera de Cuba, pero hay muy poca información disponible en inglés acerca del contexto y lo que esta performance implica. La cobertura del asunto ha estado dominada por expresiones de consternación que responden a que una artista reconocida a nivel internacional fuera detenida a consecuencia de un performance, y a que, por consiguiente, «Cuba no ha cambiado» —es decir, que a dos semanas de haber anunciado la restauración de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU., el gobierno cubano aún no permite a sus ciudadanos expresar sus opiniones políticas en público. Si bien la detención de una artista debe ser motivo de preocupación en cualquier lugar, suponer que las políticas y prácticas de un gobierno podían haberse transformado tan rápido es políticamente ingenuo o engañoso.

A raíz de los pronunciamientos de Barack Obama y Raúl Castro del 17 de diciembre en torno a un acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, Bruguera dio a conocer una carta pública dirigida a los dos presidentes y al Papa, en la que proponía reubicar  su performance de 2009, Susurro de Tatlin # 6, en la Plaza de la Revolución, y así ofrecer un micrófono abierto a la ciudadanía cubana para expresar sus puntos de vista en torno al futuro de su país. Según Bruguera, fue alentada por amigos para llevar a cabo su propuesta. Llamando su proyecto #YoTambienExijo, utilizó plataformas de Internet para lanzar su actuación desde fuera de la isla y fue apoyada por una serie de grupos disidentes y blogs de oposición. Bruguera viajó a La Habana el 26 de diciembre y fue convocada inmediatamente a una reunión con el director del Consejo Nacional de las Bellas Artes, Rubén Del Valle, quien le dejó en claro que no recibiría autorización o apoyo de los canales culturales oficiales para su performance. La posición de Del Valle se hizo pública en una entrevista realizada después de la reunión del 27 diciembre, acompañada del repudio por parte de la Union Nacional de Escritores y Artistas Cubanos hacia el performance de Bruguera. El 29 de diciembre, Bruguera trató de obtener autorización de la Policía Nacional Revolucionaria para utilizar la plaza. Su petición fue negada.

Bruguera hizo pública entonces su intención de continuar con el performance sin ningún apoyo oficial, quedando detenida por autoridades cubanas la mañana del 30 de diciembre. Varios disidentes que habían expresado su solidaridad con el proyecto de Bruguera fueron también detenidos o puestos bajo arresto domiciliario. Entre ellos se encontraban Antonio Rodiles y Ailer González de Estado de SATS, la bloguera Yoani Sánchez y su esposo Reinaldo Escobar, el activista Eliécer Ávila, el fotógrafo Claudio Fuentes, y miembros del grupo activista de Las Damas de Blanco. El artista de performance y poeta Amaury Pacheco también fue detenido cerca de su casa en Alamar, aunque no había manifestado ninguna intención de asistir a la actuación, mientras que el artista Luis Trápaga y el cineasta Boris González fueron detenidos en la plaza. Al escribir estas líneas, Pacheco y González siguen detenidos, junto con un corresponsal del blog el Diario de Cuba, con sede en Madrid, y varios activistas de la oposición. Bruguera fue puesta en libertad el 31 de diciembre, pero su pasaporte fue confiscado; y, a pesar de que no ha vivido en Cuba durante más de cinco años, ha recibido la orden de permanecer en la isla durante los próximos dos o tres meses, mientras que las fuerzas del orden determinan si será imputada y juzgada por alterar el orden público y resistirse a la policía. Desde su primera liberación, Bruguera ha sido detenida dos veces más: primero por llamar a una conferencia de prensa y luego por protestar contra la detención de algunos de sus partidarios (La información más detallada y actualizada informes sobre las detenciones se pueden encontrar en diariodecuba.com y 14ymedio.com).

La protesta internacional por la detención de Bruguera no se ha asociado con la detención hecha el 24 de diciembre de otroartista Cubano, Danilo Maldonado Machado, alias El Sexto, quien fue detenido cuando se dirigía a realizar un performance en el Parque Central de la Habana. El performance involucraba a dos cerdos llamados Fidel y Raúl. El Sexto no ha sido puesto en libertad y no se le concedió una entrevista con los representantes del Estado antes de su detención. Esto se debe probablemente al hecho de que él no es miembro de la Union Nacional de Escritores y Artistas de Cuba y no atrae la atención de la prensa internacional que podría dar lugar a una ola de artículos desfavorables, como los generados por la censura de#YoTambiénExijo .

La cobertura mediática de la actuación de Bruguera en inglés, incluyendo un reciente editorial de The New York Times, ha expresado su decepción en torno a que la libertad de expresión no fue respetada y a que los opositores al gobierno cubano continúen siendo objeto de amenazas, hostigamiento y detención. Para aquéllos que siguen la política cubana, esto no es ninguna sorpresa. En primer lugar, el control del gobierno cubano sobre la cultura, los medios de comunicación, y el discurso público ha sido absoluto durante más de cinco décadas, y vagas promesas de cambio no son equivalentes a las modificaciones reales en las leyes o las prácticas policiales. En segundo lugar, el reciente acuerdo para intercambiar prisioneros políticos y volver a abrir embajadas en sí no es indicativo de una transformación política en Cuba —las negociaciones para la liberación de presos políticos han tenido lugar desde 1962, en el período inmediatamente posterior a la invasión de Playa Girón, y las conversaciones que buscan restaurar las relaciones diplomáticas han ocurrido de forma intermitente desde la década de 1970.

Una consideración más profunda de la situación de Bruguera implica considerar si una obra puede efectuar cambios políticos en el ámbito de los derechos civiles y cómo una obra puede catalizar la acción política colectiva. La capacidad de las manifestaciones del «poder del pueblo» para efectuar el cambio depende de la participación de la gente en gran número, y ningún artista o grupo disidente que actualmente operan en la isla tiene la capacidad de formar a la ciudadanía cubana. Los partidarios de Cuba sostienen que esto se debe a un apoyo masivo para el gobierno actual de Cuba, mientras que los críticos de Cuba argumentan que la voluntad política está suprimida por un Estado autoritario. Uno de los principales obstáculos para realizar acción política colectiva fuera de los canales del estado es técnico, es decir, que la infraestructura de comunicación es débil en Cuba. Es el país con el nivel más bajo de conectividad en el hemisferio. Cualquier intento deconvocar una reunión pública a gran escala en Cuba es frustrado desde el principio, no sólo por el altamente efectivo aparato de seguridad del país, sino también por el hecho de que la inmensa mayoría de los cubanos no tienen acceso a internet,teléfonos celulares, ni líneas de teléfono fijo.

La dependencia de Bruguera en Internet para convocar al público cubano ha provocado un cierto grado de escepticismo por parte de los críticos acerca de sus intenciones. «El pueblo cubano» no se presentó en la plaza y es probable que la mayoría de los cubanos en la isla no tuvieran idea de lo que #YoTambiénExijo es. Los disidentes cubanos que apoyan Bruguera han expresado de manera abierta su decepción por la decisión de Washington de reabrir las relaciones diplomáticas con Cuba. Los disidentes ven esto como una capitulación ante los intereses de su gobierno, y el performance de Bruguera ha sido interpretado por algunos de sus críticos como un medio para interferir en las negociaciones entre los dos gobiernos. Aunque se han hecho comparaciones del proyecto de Bruguera con Occupy Wall Street, no hay evidencia de una organización extendida en Cuba que sea paralela a la movilización de masas que precedió a la ocupación del centro financiero de Nueva York o en la plaza Tahrir en el 2011. La única campaña activista que ha tenido éxito en la elaboración de un amplio apoyo a la reforma constitucional en Cuba fue el Proyecto Varela, encabezada por Oswaldo Payá en 1998; la campaña se vio socavada por las detenciones de numerosos activistas en 2003 y la muerte de Payá en 2012. La represión estatal de las protestas en Cuba, en su mayoría, apunta a un pequeño grupo de activistas de oposición, músicos y artistas disidentes, y el patrón protesta-represión-detención se ha repetido durante varios años sin ningún cambio en las tácticas de ambos lados.

La respuesta del Estado a la actuación de Bruguera combina elementos usuales e inusuales para el contexto cubano. Nadie en Cuba tiene el derecho legal, de acuerdo con la ley cubana, de usar espacios públicos para manifestaciones o eventos culturales sin autorización —y cabe mencionar que existen restricciones similares en varios otros países, incluyendo los Estados Unidos. Estas restricciones se aplican estrictamente en lo que respecta a las acciones en la Plaza de la Revolución, que es el equivalente cubano de la Casa Blanca. La plaza está rodeada por oficinas gubernamentales clave y es vigilada las veinticuatro horas del día. Las actividades permitidas se limitan a los turistas que toman fotos de la silueta gigante del Che y a las ceremonias oficiales. En 2011, un grupo disidente de cubanos fue condenado a penas que fueron de tres a cinco años por distribuir panfletos en contra del gobierno en la misma plaza. Las Damas de Blanco, un grupo de activistas liderado pormujeres familiares de presos políticos, fueron arrastradas a la fuerza fuera de la plaza por la policía en 2008.

Los ataques retóricos que se pusieron en marcha esta semana en los blogs patrocinados por el gobierno contra Bruguera despliegan una retórica nacionalista y paranoica tristemente familiar. Bruguera ha sido caracterizada como un agente provocador apoyada por fuerzas contrarrevolucionarias de exiliados, que actúan bajo la influencia de las tendencias extranjeras (ver here, here, and here). Los artistas cubanos en épocas anteriores que se atrevieron a llevar a cabo actuaciones no autorizadas en la calle o en galerías estatales también fueron censurados y detenidos: Juan Sí González fue despojado de su membresía de la Union Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, sujeto a la censura pública, y detenido por la realización de actuaciones políticas en las calles de La Habana en la década de los ochenta. Ángel Delgado fue encarcelado durante seis meses en 1990 por defecar en un periódico del partido comunista en una galería de La Habana. Y en 1991, después de escribir una carta pública a Fidel Castro pidiendo reformas democráticas, la cual fue firmada por diez intelectuales cubanos, la poeta María Elena Cruz Varela fue sacada de su casa por la policía para ser objeto de un acto de repudio de una multitud de simpatizantes del gobierno, mientras que páginas de su escritos políticos eran metidas por su garganta. Cruz Varela recibió una pena de prisión de dos años, al igual que dos cineastas que intentaron documentar su arresto.

La relativamente corta duración de las detenciones de esta semana contrasta con el tratamiento de las voces disidentes en épocas anteriores en Cuba. Como ha sido señalado por activistas cubanos de derechos humanos, Raúl Castro emplea una estrategia diferente para la gestión de la disidencia en la isla —las detenciones son más cortas pero la tasa de detención ha aumentado desde 2008. La cantidad de atención de los medios internacionales dada a la maquinaria de represión del Estado cubano también ha aumentado, sobre todo en relación con las figuras disidentes conocidas internacionalmente. Gracias al crecimiento del periodismo independiente y a los blogs sobre Cuba en los últimos cinco años, en estos días es mucho más fácil para la gente fuera de Cuba obtener información acerca de los procesos y procedimientos que constituyen el ejercicio del control estatal. La interacción entre la burocracia cultural y la seguridad del Estado en Cuba es más transparente que nunca, pero esto no ha impedido que el Estado haga uso de la fuerza contra sus oponentes. Dicho esto, laretórica utilizada por los burócratas de la cultura cubana se ha matizado en los últimos años. Los bloggers apoyados por el Estado pueden haber encasillado a Bruguera como una contrarrevolucionaria, pero el presidente del Consejo Nacional de Bellas Artes Rubén Del Valle hizo grandes esfuerzos para explicar que ella es una «hija de la revolución» cuyo error es participar en un «reality show» que es más una provocación política que un gesto estético —en pocas palabras, muestra una capacidad e interés por la interpretación cultural. No obstante, Del Valle insiste en la prerrogativa del Estado para autorizar toda la actividad cultural y para mantener libre el arte cubano de la política, así como en el poder supremo del gobierno para orquestar la transformación de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.

Si bien los entendidos del mundo del arte en todo el mundo se han estado desahogando en Facebook y circulando peticiones en relación con la detención de Bruguera, y los intelectuales cubanos exiliados han estado hablando sobre el significado de#YoTambiénExijo, muy pocos comentarios han surgido de artistas cubanos que viven en la isla. Después de un silencio ensordecedor en los días previos a la actuación, sólo unos pocos artistas han respondido a la prensa con  expresiones lacónicas de pesar sobre la detención de Bruguera. El ganador del Premio Nacional de Artes de Cuba Lázaro Saavedra emitió la declaración pública más extensa hasta el momento a través de su Galería I-mail el 30 de diciembre, en el que criticó la actuación de Bruguera como un intento mal calculado de «acción artivista» que predica a los cubanos sobre algo que ya saben demasiado bien, es decir, los límites a su libertad de expresión, y le permite al artista avanzar profesionalmente con un riesgo mínimo, ya que ella vive en el extranjero y goza de un tipo de cobertura de los medios de comunicación que sirve como un escudo protector. Saavedra afirma que él hubiera preferido que Bruguera creara una zona temporalmente autónoma en la cual las voces de cubanos que viven en Cuba y que no son artistas reconocidos pudieran haber sido escuchadas. Parece que Saavedra presume que el performance de Brugera debía revelar algo desconocido, o que colocar el mecanismo de represión bajo escrutinio en una performance no es necesario si el pueblo cubano está ya consciente de cómo su gobierno ejerce el control de ellos. Hay demasiados ejemplos de obras de arte que han pedido a los espectadores revisar lo ya conocido para verlo y entenderlo de manera distinta para que tales presunciones sean incuestionablemente sostenibles.

Mientras Saavedra señala con razón una distinción entre el significado y el efecto de la actuación de Bruguera dentro y fuera de Cuba, desestima el valor potencial de poner en escena una intervención mediática desde Cuba para un público extranjero más allá de sus usos para la promoción profesional. Cuba puede ser una isla, pero su cultura no existe únicamente para el consumo local. El público extranjero de Bruguera es el único que en la actualidad puede consumir fácilmente el flujo de información acerca de sus propuestas artísticas, opiniones políticas, y las detenciones en serie. El pueblo cubano se mantiene fuera de la imagen, por así decirlo, pero la situación de Cuba como una superpotencia en arte queda en escrutinio. Cuba atrae a miles de extranjeros a sus eventos culturales cada año y el buen funcionamiento de su maquinaria de promoción depende de la aprobación de las alianzas con instituciones, benefactores, luminarias del arte y turistas del mundo exterior. Los artistas cubanos que viven en la isla dependen en gran medida de los ingresos de las ventas a los extranjeros. A la luz del hecho de que en el año pasado, artistas y profesionales de las artes invitados a las bienales de Sao Paulo y Sydney han ejercido voluntad política expresando su oposición al financiamiento de los gobiernos y las empresas patrocinadoras cuyas prácticas son consideradas poco éticas, bien puede ser el momento para que los conocedores del mundo del arte, que durante tanto tiempo han estado encantados por las excentricidades de Cuba, por la retórica anti-imperialista, y por los precios del arte relativamente baratos, consideren lo que, más allá de la convención de cartas públicas indignadas, podría servir como una respuesta válida a un estado que impone medidas draconianas para mantener un control hegemónico sobre el espacio público y el discurso.

Coco Fusco

Publicado el pasado mes de febrero en dr^k magazine Este texto fue publicado por primera vez en inglés en la revista e-flux no. 60.