Parece que ha costado 20 millones de euros la cúpula de la alianza de las civilizaciones de Barceló. Un desastre tras otro. Lo de este pintorcete no tiene fin. Ahora me entero que va al museo Correr y al Pabellón Español de la Bienal de Venecia. Me enferma esta especie de conversión de Barceló en el pintor de cámara de la democracia española. Me llaman de Cultura de ABC para el «caso» y escribo una nota dándole el palo. Su versión patética de las cuevas de Drach es la verdadera regresión prehístorica de la política. Al final el PSOE ha vuelto donde estábamos: a la pura y continua adoración del figurón. No tenemos enmienda. Cada poco Calvo Serraller se queda en éxtasis, Juncosa oficia de monaguillo del pintorcete y EL PAIS pone las campanas al vuelo. Él mientras tanto que es un nefasto estéticamente hablando pero no un completo cretino se enfunda la pasta gansa. Se habla de seis millones de euros de honorarios. Tendríamos que tatuarnos su nombre y en la escuela recitar una oración respetuosa en su nombre cada día. La cosa ha tomado una proporción tan delirante que ya no habrá forma de desmontarla. Ni en vida de Picasso se hicieron los desbarres que con Barceló se consuman día tras día. Da risa cuando hablan de buenas prácticas y luego lo que ponen en marcha es la noria de siempre. Es para agarrar y hacer mutis por el foro. Larga vida al rey y a su cortesano.
Fernando Castro Flórez
vía ::salónKritik::