masa crítica: esfera y plaza pública (más ruido)
Recibí un correo donde se anuncia de manera discreta que mañana sábado de 5 de agosto es el último día de la exposición “Masa crítica” de Fernando Uhía en la Galería Santa Fe del Planetario de Bogotá. He ido dos veces a la exposición y las dos veces he pensado en el ruido. El suelo de la Galería esta invadido por más de treinta grabadoras con sus cables de conexión sepenteando y que emiten cada una grabaciones diferentes de audio de programas de televisión que han sido doblados al español. La sala está a oscuras y cada grabadora tiene una pequeña lámpara que la ilumina. Uno pensaría que al pasar más tiempo en la Galería el oído se acostumbrará al ruido y será capaz de distinguir las voces de cada grabación y lo que dicen -de manera similar a cuando se pasa un tiempo en un cuarto oscuro y se siente como el ojo va encontrando tonos donde antes solo había oscuridad- pero esto no es así: el ruido sigue y nada lo detiene, es indiferente al espectador.
Las dos veces que he ido a la exposición he pensado en el foro de internet Esfera Pública y en el ruido: al correo, o a la página de Esfera Pública, llegan mensajes y cada texto tiene una voz, hace un sonido; a veces las voces hablan entre ellas (se citan) y generan más ruido; a veces el ruido es excesivo y en un mismo día se oyen muchas voces -alguien, en una intervención en el foro, comparaba el ruido al de un café donde se dan muchas discusiones al tiempo-.
Fernando Uhía ya había citado voces en otras de sus obras, en una hizo una pintura donde pinto los nombres de varios de los curadores de un evento; en otra obra contrató a un actor, le puso un vestido de traje y corbata, lo subió a un podio y lo puso a recitar fragmentos de textos de las voces que han ejercido alguna forma de crítica de arte: Aguilar, Arciniegas, Barbero, Cerón, Eiger, Escallón, Gaitán Duran, Gil, Giraldo Jaramillo, Gómez, González, Gutiérrez, Iovino, Jaramillo, Lozano, Medina, Pabón, Peñaranda, Pini, Ponce, Pombo, Roca, Rubiano, Ruíz Gómez, Serrano, Sokoloff, Tavera, Traba y Valencia (el actor impostaba la voz imitando la dicción enérgica de un político curtido en la plaza pública).
En la obra “Masa crítica” hay una distancia con respecto a las dos obras anteriores: las voces ya no son las de la institución arte y pertenecen a lo que circula por el aire que todos respiramos. La obra se aleja del género de crítica institucional de las otras obras y se acerca a una crítica que se inscribe en lo cotidiano.
Es saludable que desde una obra se hagan preguntas sobre el ruido y que estas preguntas puedan relacionarse con la vida diaria, inclusive con el ruido de un pequeño foro de discusión sobre arte; la obra “Masa crítica” hace una critica que incluye a Esfera Pública, siendo Esfera Pública un espacio para la crítica.
La masa crítica de participaciones en Esfera Pública puede ser una condición para decir que “si hay crítica de arte en Colombia”, pero no se debe olvidar que la crítica no es solamente crítica institucional sino también lectura de las obras. El ruido de “Masa crítica” recuerda que es la crítica la que acompaña a las obras y no viceversa. No se puede negar que la efusividad de la crítica institucional es útil para las obras pues crítica todo aquello que perjudica la percepción del arte, el problema estaría cuando toda la crítica es institucional, siendo indiferente a la forma en como se hacen las obras, generando una inmensidad de comentarios cuyo destino parece ser el de vagar eternamente por el espectro electromagnético pues son incapaces de tener una presencia material definida: puro ruido.
“Durante un tiempo la Crítica acompaña a la Obra, luego la Crítica se desvanece y son los Lectores quienes la acompañan. El viaje puede ser largo o corto. Luego los Lectores mueren uno por uno y la Obra sigue sola, aunque otra Crítica y otros lectores poco a poco vayan acompasándose a su singladura. Luego la crítica muere otra vez y los Lectores mueren otra vez y sobre esa huella de huesos sigue la Obra su viaje hacía la soledad. Acercarse a ella, navegar a su estela es señal inequívoca de muerte segura, pero otra Crítica y otros Lectores se le acercan incansables e implacables y el tiempo y la velocidad los devoran. Finalmente la Obra viaja irremediablemente sola en la Inmensidad. Y un día la Obra muere, como mueren todas las cosas, como se extinguirá el Sol y la Tierra, el sistema Solar y la Galaxia y la más recóndita memoria de los hombres. Todo lo que empieza como comedia acaba como tragedia.”
-Roberto Bolaño (en Los Detectives Salvajes)
Lucas Ospina
lucas opina
Si hay un participante en Esfera Pública que se ha perfilado con nitidez como animador de las discusiones, es Lucas Ospina. Hace cuestión de semanas nos reclamaba por la poca atención prestada al texto de José Roca sobre el patrimonio. Y más aún, nos exhortaba adebatir activamente, con la promesa de que nuestras opiniones serían escuchadas.
El contrapunto Roca-Salazar contrastó con otras discusiones donde hay voces que se quieren hacer escuchar sin tener en cuenta lo que dicen los otros. En este dialogo hubo momentos de gran reflexión y me parece que cada uno de ellos dio sobradas muestras de lo que es confrontar sus ideas en público con la mayor seriedad.
Por qué convertir todas estas voces en ruido?
Después de invitarnos tan animosamente a tomarnos en serio el artículo de José Roca sobre el patrimonio, uno podría esperar de L.O. una reflexión sobre ese debate, donde se cuestionó el efecto crítico de aquellas propuestas críticas financiadas desde los espacios culturales del estado: léase Salón Nacional, salones regionales y el Premio Nacional de Crítica, que L.O. promociona efusivamente.
L.O. advierte sobre la necesidad de referirse a las obras para que la reflexión no quede reducida a ruido que vaga eternamente en el espacio’. No parece una buena idea ponerlas a decir cosas que más bien L.O. quiere decir.
Gabriel E. Merchán
el arte de la oscilación
Pido disculpas a los que creemos en Esfera Pública por dudar de Esfera Pública (a la vez extiendo estas disculpas a los que creemos en el dibujo, en la docencia o en la crítica pues cuando dibujo, estoy en clase o critico, también dudo del dibujo, la docencia o la crítica).
Pido disculpas a la obra “Masa Crítica” de Fernando Uhía por comparar el ruido de las voces de la obra con el ruido de muchas otras cosas donde también se oyen voces; por ejemplo, esas cosas que son los foros de discusión en Internet donde una “inmensidad” de voces, más no “todas” las voces, hacen ruido: ¡Vaya uno a ver! ¡Relacionar una obra de arte con una pequeña cosa cotidiana como lo es navegar por la red! ¡Pardiez! ¡Qué descache el mío! ¡Pido disculpas!
Pido disculpas porque una lectura rápida de mi texto “Masa Crítica…” puede llevar a confusiones: confundir duda con escepticismo y llevar al lector afanado a no reconocer que, más que contradicciones, lo que tiene enfrente son paradojas.
Por mi culpa, por mi culpa y por mi gran culpa.
Lucas O(s)pina
p.d.: creo que Catalina Vaughan también debería pedir disculpas, pues como podría decir alguien con suspicacia: “no parece una buena idea poner a la obra “Untitled” de Andrea Fraser a decir cosas que más bien C.V. quiere decir.”
http://catalinavaughan.blogspot.com/
¿quién puede refutar a Bolaño?
Al hablar de la obra no solo se corre el riesgo de hacer que las obras digan lo que uno quiere decir. La cita se toma la libertad de poner al autor a decir lo que uno quiere decir, y además de todo, es como tener al autor en un “bondage intelectual”: ¿Cómo estar a la altura de Bolaño? ¿Habla Bolaño a favor de Lucas Ospina? ¿Habla Lucas por Bolaño o Bolaño por Ospina? ¿Cómo contradecir a Bolaño que habla sabiamente a través de Lucas Ospina? ¿Habrá medido alguna vez Bolaño el alcance de sus palabras? ¿Podría haber previsto que iba a ser citado por Lucas? ¿Y qué pasa con Uhía y la inspiración que causa en Lucas? ¿Será que después de estar en esa exposición uno se da cuenta -o adquiere por primera vez- la conciencia de un entorno atronador y ruidoso? ¿Quién separa el ruido del trino? ¿Quién trina? ¿Quién truena?¿Y entonces cómo escuchar la voz de Lucas Ospina en este superpoblado y ruidoso esferapública? ¿Será que su voz no es ruido sino pura armonía? ¿armonía con quién?
En el café todo suena al tiempo, pero en esferapública no todo se lee al tiempo. ¿Quién puede arrebatarle a otro el silencio de su tiempo de lectura?
Pablo Batelli
PD. ¿Qué daño hacen X años de crítica que no son mero comentario frente a toda la historia XXX (triple equis) de la crítica que sí ha sido mero comentario?
“tenemos una casa siempre abierta a todos los artistas”
“El imitador de voces, que ayer por la tarde fue huésped de la Asociación de Cirujanos, se mostró dispuesto, después de su representación en el Palais Pallavicini, al que lo había invitado la Asociación de Cirujanos, a ir con nosotros al Kahlenberg, para allí, donde tenemos una casa siempre abierta a todos los artistas, exhibirnos también su arte, naturalmente a cambio de unos honorarios. Rogamos al imitador de voces, que procedía de Oxford, Inglaterra, pero había ido al colegio en Landshut y había sido en otro tiempo armero en Berchtesgaden, que no se repitiera en el Kahlenberg, sino que nos representara algo totalmente distinto de los de la Asociación de Cirujanos, es decir que imitase en el Kahlenberg voces totalmente distintas de las del Palais Pallavicini, lo que nos prometió a nosotros, que habíamos estado entusiasmados con el programa que presentó en el Palais Pallavicini. Realmente, el imitador de voces nos imitó en el Kahlenberg voces totalmente distintas, más o menos famosas, de las de la Asociación de Cirujanos. Pudimos formular también deseos, que el imitador de voces satisfizo con la mejor voluntad. Con todo, cuando le propusimos que, para terminar, imitase su propia voz, nos dijo que eso no sabía hacerlo.”
-El imitador de voces
Thomas Bernhard
enviado por Lucas Ospina
ejercicio de agrimensura
Se percibe en el ambiente un miedo solapado hacia los objetos. La ley del arte determinó que ahora sólo tiene sentido leer andamios, aquellos que sostienen los objetos, aquellos que los rodean, los nombran, los definen, les dan sentido. Realmente es dificil llegar al objeto cuando está envuelto en mantos impermeables y opacos porque así lo dicta la ley, o mejor porque los mantos son la ley. Y sus guardianes se esfuerzan en opacar los objetos, o en divulgar la ley, o como se ha escrito en esfera pública, hacer ruido y desviar la atención. Cuando alguien hace el esfuerzo de leer un objeto, rápidamente le recuerdan que ese territorio es prohibido, que solamente se está permitido llegar hasta el manto que lo cubre, maniobrar dentro de la ley. Algunos argumentos que sostienen esta ley son la muerte del autor, el matrimonio del arte con la vida y la muerte del arte.
Otra prohibición, además de acercarse a los objetos, es delimitar territorios, porque ante los ojos de la ley no hay diferencia entre arte educación, cultura, vida, comunidad, país, artista y sociedad. Todo es lo mismo, así tiene que ser, y quien se esfuerza en leer objetos está cruzando el límite de lo permitido y entrando, paradojicamente, al terreno de los límites. El oficio del agrimensor ayuda a entender algunos fenómenos, especialmente los relacionados con la repartición de tierras del latifundio artístico. Por ejemplo, ante los ojos de la ley el autor murió hace tiempo. El agrimensor diría que el autor no ha muerto, o que si murió reencarnó en otro cuerpo, o en términos de propiedad de tierra, se efectivó una reforma agraria. También diría que la reforma no es tan democrática como la quieren mostrar.
Un ejemplo es el pasado Salón Regional. Tres artistas reconocidos en el medio y con el necesario capital reputacional fueron encargados de repartir tres parcelas (las sub curadurías de pintura, escultura y dibujo), que fueron designadas para los artistas más jóvenes y por ende, menos responsables o con menor conocimiento de la ley. Y como las tierras no son igualmente deseables (unas son mejores que otras), a uno de los tres grupos, el único que participó de la versión Boyasence del gran evento, se le designó el corredor de un edificio que tendrían que administrar conjuntamente (si no me equivoco entre 11 jóvenes artistas). Como todavía no tenían la edad legal para hablar solos, lo cual estaba completamente claro para la curadora general, sus nombres no figuraron en la primera publicidad del evento, y en una demostración admirable de honestidad, la subcuraduría en torno a la escultura figuró como proyecto del sub-curador. En otras palabras el autor es el sub-curador (quien se sorprendió con la decisión) y no tanto los participantes “individuales”.
En el evento de Bogotá la autoría de las sub-curadurías no se delimitó tan claramente. Por ejemplo la parcela de pintura, presentada como proyecto colectivo donde cada joven artista propone y crea individualmente y el sub-curador sólo junta los objetos, no los edita, no los toca, no interviene en sus destinos, ante los ojos de la ley fue un admirable ejemplo de armonía y de trabajo colectivo donde todos los artistas hablaron con voz propia y el subcurador sólo agrupó. Lo cual supone que cada pintura propone singularmente, que se autocontiene, y se sostiene sola. Pero ante los ojos del agrimensor esta obra (una obra y no un grupo de obras) se aproxima más al collage personal que a la obra grupal. Un artista tiene una idea bien clara sobre un tema y se vale de ayudantes para ilustrarla. Después la justifica con un texto claro para quien no entendió su idea. En otro caso paralelo, a los artistas jóvenes de la subcuraduría de escultura se les exigió explicar sus objetos en una publicación que redujera el riesgo de que estos pudieran susurrar algunas palabras con su propia voz (los objetos). Justamente porque ya no existe la voz individual del artista ni del objeto en beneficio de la armonía general.
Y para no generar más ruido voy a aclarar que estas subcuradurías me parecieron lo mejor del Regional, fueron una excelente idea, y el hecho de estar más del lado de la autoría individual que de la obra grupal y pseudo democrática no les quita interés. El hecho que La Gran Pintura Mediática hable más de las ideas en torno a la pintura de Fernando Uhía que de los pintores individuales que participaron, no le resta interés. Delimitar es un ejercicio sano.
Pero la historia no termina aún, con seguridad en Tunja hubo más acción que en Bogotá. Para facilitar la lectura de las obras de la sub-curaduría en torno a la escultura, la curadora general del evento propuso que se montaran todas juntas en un simpático corredor. Pero infelizmente no se logró coherencia en el grupo. También hubo un percance entre una obra, un consumidor de drogas local, un policía y el primer autor de la obra (a quien convencionalmente se llamaría el artista). Fue difícil para el muchacho convencer al agente que alrededor de su obra había algo más grande que la respaldaba, que la contextualizaba, y sobre todo que la neutralizaba. La cocaína, la marihuana y el bazuco de la obra ya no eran droga, eran institución. Al parecer el consumidor que quiso llevarse la droga y el policía fueron los únicos espectadores que por algunos minutos lograron ver el objeto detrás del evento. Después, para resolver tanta incoherencia, la curadora general llegó hasta las últimas consecuencias de su propuesta de autor y corrigió el montaje grupal. Con sus propias manos intervino las obras.
La prohibición de leer objetos dirije la atención al terreno de los nuevos autores.
El autor no está muerto simplemente ya no es el artista.
Néstor Gutiérrez
aclaraciones -a partir del texto del agrimensor
Néstor y Esferapublica,
Muy interesante, muy buen texto, lleno de sugerencias… (¿aunque me deja “como un agrimensor”?). A mi no me interesa “defender la ley en el arte” -lo contrario, pensé que la controvertía-. Tengo que ver de qué manera es posible cuestionar la ley sin proponer una nueva ley: ¿qué distancia existe entre la crítica a las instituciones, la crítica institucional y la crítica instituída? Yo creo que para cada una de estas expresiones existen definiciones distintas con profundas repercusiones sobre el poder. ¿Es la crítica institucional otra forma institucional? ¿Por qué es tan especial esa forma particular de institución a la que hay que llamar “la institución estatal”? ¿Es el “outsider” otra institución? (yo creo que no, pero podría ser…). Hay que entrar a mirar que si bien la institución parece el lugar inevitable y final de todos los procesos, hay instituciones -o leyes, en términos suyos, Néstor- de diferente índole. ¿Qué diferencias hay entre los distintos sistemas de leyes? Estoy casi seguro de que el problema tiene su origen en afirmaciones de este estilo: el canon es el otro, la ley es el otro; afirmaciones en dónde hay un yo y un “los otros”.
Es importante el giro hacia los nuevos autores, y creo que allí coincidimos, aunque de diferentes maneras. En la intervención “sin edición” dije que las curadurías consistían en la exhibición del curador por el propio curador: el curador es artista, crítico, curador y objeto principal de su exhibición. Toda curaduría vendría a ser un acto de autopromoción en un sentido “espectacular” que pasa desapercibido porque la curaduría es una costumbre -una ley, si lo quiere- en el arte. Me pregunto si Usted (Néstor) cree que yo padezco de ese miedo solapado a los objetos, y le pregunto si el miedo solapado a los objetos es al mismo tiempo un miedo solapado a las “obras”: ¿qué distancia existe en su texto entre los objetos y las obras?
Encuentro una ambigüedad en el texto alrededor de la función del agrimensor, pues como resultado de la lectura dedicada, por un lado asocio al agrimensor al defensor de la ley (¿un valor negativo?) y por otro lado, no entiendo la función “sana” de la delimitación, ejercicio natural del agrimensor.
La crítica debe proporcionar un marco para la obra, pero la crítica se inclina mas a menudo por adherirse a la obra, es decir, por hablar de la obra para decir que es “buena” y promocionarla en un medio intelectual o comercial (o en ambos a la vez, pues están vinculados). Por ejemplo, el ensayo ganador del Premio Nacional de Crítica 2006 (Olor de Santidad/Santiago Rueda Fajardo) obedece perfectamente al esquema de una crítica que es mero comentario de una obra, en este caso de -él sí, una verdadera institución del arte nacional-, Miguel Angel Rojas (bajo la tutela de otra institución poderosa: Natalia Gutiérrez). Leálo con cuidado y mire cómo el texto es un gran comentario, un desbocado “piropo intelectual”. Aquí es donde trato de decir que hacer crítica y hacer “crítica de la crítica” son experiencias distintas, pues la crítica es comentario y la crítica de la crítica es otra cosa, algo a lo que yo aún le busco definición, acción -tal vez, como usted lo señala, algo demasiado en el marcode los objetos-, pero sin duda alguna, el problema es que toda crítica viene a ser al final una “afirmación de la identidad” y como tal, tiene los riesgos de lograr acumulación de poder.
Saludo cordial,
Pablo Batelli
PD. tal vez no exista un canon o una ley mas fuerte en arte que la ejecución de una curaduría. El llamado a mirar directamente las obras pone en riesgo la intermediación del crítico y del curador, pero también corre el riesgo de convertirse en una simple adhesión o comentario.
En esferapublica han circulado unas cuantas intervenciones enfocadas a “reducir” la crítica a una forma de contracanon: a mi manera de ver los envíos mas notorios son “Anticanonización: el saber diferencial de la crítica institucional” (Stefan Nowotny), “La institución de la crítica” (Hito Steyerl), y “El arte se repliega en si mismo” (Peter Sloterdijk). El artículo “Anticanonización” hace una fuerte crítica a un artículo escrito por Isabelle Graw que lamentablemente, puede leerse solo en alemán; sería bueno poder comparar las argumentaciones entre estos dos textos teniendo una traducción al inglés o al español. En el blog Esferapublica hay también enlaces a documentos escritos por Hakim Bey; estos documentos pueden también consultarse desde cualquier buscador.
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El imitador de voces – Transcripción
“El imitador de voces, Pablo Batelli, que ayer por la tarde fue huésped de la Asociación Oficial de Curadores y Artistas Representantes, se mostró dispuesto, después de su representación en el Palais de Tokio, al que lo había invitado la Asociación, a ir a con nosotros al Kassel, para allí, donde tenemos una casa abierta a todos los artistas, exhibirnos también su “arte”, naturalmente a cambio de un interesado honorario. Rogamos al imitador de voces, Pablo Batelli, que provenía de Oxford, Inglaterra, pero había ido al colegio en Bogotá y había sido en otro tiempo busca pleitos en B… que no se repitiera en Kassel, sino que nos representara algo completamente distinto de los de la Asociación Oficial de Curadores y Artistas Representantes, es decir, que imitara en el Kassel voces totalmente distintas a las del Palais de Tokio, lo que nos prometió a nosotros, que habíamos estado entusiasmados con el programa que presentó en el Palais de Tokio. Realmente, el imitador de voces nos imitó en el Kassel voces totalmente distintas, mas o menos famosas, de la Asociación Oficial de Curadores y Artistas Representantes. Pudimos formular también deseos, que el imitador de voces satisfizo con la mejor voluntad. Con todo, cuando le propusimos que, para terminar, imitase la voz de Pablo Batelli, nos dijo que eso no sabía hacerlo.”
Transcripción libre de Thomas Bernhard por Pablo Batelli
¿ruido amigo? ¿vacío crítico?
Definitivamente, hacer obra es una labor solitaria. Más aún cuando una vez se expone al público sólo los muy amigos -en el mejor de los casos- o algunos estudiantes hablan sobre ella. En un espacio como Esfera Pública hablar de lo que hacen los artistas, requiere de mucha más imaginación que cuando se habla de lo que hacen las instituciones y los curadores.
¿Cómo hacer para que lo que se dice sobre X obra no sea tomado como ruido de los amigos para que la obra sume puntos en un concurso y el medio local? ¿o para que el estudiante que participó en un proceso pedagógico del Salón no caiga en afirmaciones como “estas subcuradurías me parecieron lo mejor del Regional”?
La conversación sobre las obras entre amigos y colegas es necesaria e inevitable, pero ante la ausencia (¿crisis?) de una labor crítica, ¿puede el diálogo sobre las obras llenar este vacío? Y digo ‘vacío’ pues en los medios de comunicación la crítica y las reseñas sobre exposiciones están en proceso de desaparición por otra ley: la del mercado.
Ya no es una cuestión del editor ni del periodista, eso de hablar sobre arte, tiene desde los medios masivos cada vez menos espacio. Para ello anexo una respuesta de la Defensora del Lector del periódico El Tiempo, publicada hace un par de semanas.
Mery Boom
carta >
La cultura de la frivolidad
“¿Qué pasa con los temas culturales?”, pregunta una lectora.
“La sección de Cultura & Gente le da todo el espacio a la farándula”, remata eufórica al otro lado de la línea telefónica.
La Defensora pregunta al Editor cultural del periódico si los temas de Gente no les estarán robando protagonismo a los de Cultura: “Decir que se publica más Gente que Cultura es errado ‘responde’. Si se restringe la concepción de la palabra ‘cultura’ a la música clásica, el cine finlandés o sueco, el teatro y la literatura, y todo lo demás es Gente, podría decirse; pero eso valdría para el ciento por ciento de los medios. Culmino con la pregunta de siempre: si escribimos del musical Cabaret, que obtuvo varios premios Oscar, y que se monta en Colombia, ¿eso es Cultura, Entretenimiento, Gente o Teatro?”.
Desde luego que muchos temas caben bajo el genérico de ‘Cultura’; pero, a instancias del reclamo de la lectora Carmenza Reyes, la Defensora quiso determinar si en el periódico los artículos sobre la farándula están siendo privilegiados sobre las notas culturales. añillo
En su libro Por un periodismo independiente, H. Eugene Goodwin dice: “… en la mayoría de los periódicos, una creciente porción del espacio no publicitario se ha desviado hacia las ‘noticias blandas’ (…) estas secciones nuevas y emergentes tienen en común un contenido que es diseñado no solamente para atraer segmentos de audiencias especiales sino a los anunciantes interesados en alcanzar el público con esos intereses”. También lo señala Jack Fuller en el libro Valores periodísticos: “Un periódico debe decidir qué parte de sus recursos editoriales dedicar a las secciones diseñadas para satisfacer la curiosidad de segmentos específicos de público a los cuales los anunciantes quieren llegar. Si un periódico dedica demasiado esfuerzo a esos proyectos, puede quedarse corto en sus coberturas. Por otra parte, si hace ese trabajo con eficacia deberá producir los ingresos necesarios para sustentar el informe de noticias básicas. El truco es encontrar el tono y el equilibrio correctos…”.
A juicio de la Defensora, este equilibrio se está rompiendo en el segundo cuadernillo del periódico. El siguiente es el resultado de una simple revisión de la ubicación y el espacio concedidos a los principales temas de la sección Cultura & Gente durante la primera semana de julio:
Sábado 1: ‘El bikini cumple 60 años’ es la apertura de sección. En páginas interiores, un artículo de gastronomía -’Vinos que buscan su queso ideal’- obtiene mayor espacio que la antología poética de Raúl Gómez Jattin y la obra de Juan Gustavo Cobo sobre Gabo y Álvaro Mutis.
Domingo 2: Abre la sección un artículo sobre un documental sobre fauna marina en Colombia. En páginas interiores: la nueva novela de Laura Esquivel, Malinche, y una nota sobre un club “solo para mujeres”.
Lunes 3: Un nuevo parque de diversiones en Bogotá abre la sección. El viaje de la Señorita Colombia a Miss Universo obtiene mejor ubicación que un reportaje sobre el ’sanjuanero’ y que la obra de dos jóvenes artistas plásticos.
Martes 4: La Exposición Internacional de Moda Infantil, en Bucaramanga, abre la sección. Otros temas destacados: El lanzamiento de la telenovela ‘El color del pecado’ y las actrices que quieren estar en Cabaret’.
Miércoles 5: La apertura es un artículo sobre el aumento de espectadores en las salas de cine del país. Otros temas destacados: ‘El amor trillado daña la música’ y ‘Las detectives’ (en las series de televisión) cambian el pantalón por la falda’.
Jueves 6: El relanzamiento de la revista Aló es la apertura de sección. Otros temas destacados: ‘Un canal (de televisión) que no le jugó al Mundial’ y ‘Vuelven los mesías del rock’.
Viernes 7: ‘Shakira y Juanes cerrarán la Copa Mundo’ es la apertura. En páginas interiores: un documental colombiano ganador de un festival internacional de cine; la polémica sobre la elección de la reina de Cartagena y la actriz que protagonizará Cabaret.
Esta mirada a los temas de la sección de Cultura & Gente demuestra que el pulso por obtener la apertura lo ganan temas livianos y más apropiados para otras secciones. Y que en la batalla por el espacio, los vencedores son televisión y espectáculos.
La lectora tiene razón: la frivolidad se impone.
María Clara Mendoza
conversación con jose luís brea
A continuación una entrevista con Jose Luís Brea realizada por el editor del espacio de crítica peruano Arte Nuevo. Creo que puede ser de mucho interés dado que el tema de las posibilidades de la crítica se ha abordado recientemente en esta esfera en sus vertientes de crítica cuyo ‘objeto’ son las instituciones y la cada vez más escasa ‘crítica de exposiciones’.
Camilo Atuesta
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Por fin puedo colgar la entrevista muy amena que sostuve con el crítico y teórico español José Luis Brea, hace dos meses durante su corto paso por Lima. El taller que desarrolló Brea de dos días, centrado significativamente en el papel actual de los Estudios Visuales, permitió diferentes entradas al trabajo de creación y de reflexión sobre la práctica artística desde la actualidad.
Dado el corto tiempo que tuvimos para charla -fue justo antes de su última conferencia en el Centro Cultural de España- se quedaron varias interrogantes pendientes, pero por lo amable de su carácter no dudo en que habrá una segunda oportunidad para seguir intercambiado ideas al respecto. Su visita fue definitivamente uno de los picos altos del pasado Festival, y esta conversación ha sido inicialmente realizada para ser incluida próximamente en el nº4 de la revista de arte contemporáneo Prótesis.
La siguiente es una transcripción del íntegro de la charla, sin ediciones temporales de ningún tipo y suprimiendo las muletillas orales (este…, ehh…, etc.). Espero que lo disfruten y vale todo comentario al respecto.
Crítica desde fuera del campo
Una conversación con José Luis Brea*
por Miguel López (Lima, 14 de junio de 2006)
Miguel: José Luis tú has desarrollado por largo tiempo un trabajo crítico en el espacio virtual, y me parece una de las vías más interesantes como alternativa reflexiva para irrumpir críticamente en espacios donde el texto no parece ingresar habitualmente. Recuerdo por ejemplo la revista de ensayo y teoría Acción Paralela que has dirigido y su versión electrónica, además de diferentes blogs que administras, e incluso la actual página de Estudios Visuales. Mi pregunta inicial sería ¿cómo ves, o cuán pertinente y necesario te parece el trabajo crítico ligado al soporte virtual?
José Luis Brea: No se si conoces pero hace poquito abrí un blog sobre justamente la crítica de arte. Hice uno particular dentro de Agencia Crítica, una especie de sub-blog, específicamente dedicado a la crítica de arte en la era del capitalismo cultural electrónico. Y trata del tema de cómo debería la crítica de arte afrontar la condición de ser publicada on-line y de poder ser dialogada o contestada on-line. Y bueno, hace tiempo que vengo trabajando las posibilidades de la publicación on-line del discurso crítico. En realidad, las versiones electrónicas de revistas como Acción Paralela o Estudios Visuales son como subordinadas, podríamos decir que no son estrictamente publicaciones on-line. Pero sí que he tenido otras revistas de crítica de arte pensadas para la red, y diría pues que el asunto ha ido evolucionando por distintas vías.
La primera revista que empecé a hacer así fue Aleph, y Aleph encontró su razón de publicarse on-line básicamente porque estaba tratando de prácticas on-line, es decir sobre net-art o prácticas artísticas en red. Había como una coherencia que en el propio escenario o dispositivo donde se estaban produciendo las prácticas simultáneamente se produjera la reflexión acerca de ello, y aspiraba a que tuviera una interacción entre el discurso crítico y la propia práctica artística. También hicimos arts.zin, pero éste tenía un carácter más tradicional de revistas de reseñas, y ahora pues tenemos dos proyectos muy on-line: uno es un blog dedicado a crítica de políticas artísticas, no hacemos crítica de arte sino exclusivamente análisis de políticas culturales y artísticas con referencias a temas de universidad, de formación, pero básicamente lo que son políticas culturales; y el segundo que es Salón Kritik, y que ahora mismo quizás se está divulgando más, el cual es un proyecto como una especie de repositorio de textos de crítica de arte enriquecido con unas cuantas aportaciones editadas por nosotros.
Lo que yo creo que se puede esperar del devenir on-line de la crítica es sobre todo la desestabilización relativa del carácter de autoridad que tiene la palabra crítica cuando está ejercida en medios en los que no es contestable, y simultáneamente, las posibilidades de estar produciendo un cierto efecto de intelección colectiva como sistema también de interpretación, pero eso depende mucho de los comentarios y de las participaciones de la gente. Y aunque el sistema permita que sea participativo, la iniciativa de los lectores de convertirse en contestadores o críticos no siempre funciona. La verdad es que los blogs tienen aún problemas de moderación en última instancia, quiero decir que si no impones algún tipo de filtro para los comentarios se te llena de spam rápidamente, y el nivel de los comentarios baja mucho al punto que las ideas se enredan en peleas e insultos. Y claro, puedes subir el nivel de restricción pero eso ya implica muchísimo más trabajo. Reconozco que ese es un problema que tengo desde Aleph, ya que se creó en el 97 creo, imagínate, llevo diez años peleando con el problema de la moderación…
M. Conversaba hace más de un año con un amigo historiador de arte colombiano llamado William López, y él me comentaba cuán importante le parecía el espacio de red como un nuevo soporte para el trabajo de crítica. Él me señalaba una suerte de democratización del sujeto crítico, o usando tus palabras, un descentramiento del carácter de autoridad que la crítica de arte puede ejercer desde un soporte impreso cada vez más escaso. Y por ejemplo Salón Kritik tiene esta dinámica, un poco más abierta y libre, y permite nuevas entradas… Entonces, me pregunto, ¿es real este crecimiento de espacios? ¿está sucediendo esta democratización para el ejercicio crítico desde las plataformas virtuales?
JLB. ‘Democratización’ yo creo que es un palabra muy connotada, implica una complejidad añadida, y no se si es más democrática esta crítica. Lo que si está claro es que permite que entren voces que normalmente no participan. Y además yo creo que el formato blog tiene un algo interesante también -y que en Salón Kritik eso sí que está funcionando-, y es que como en buena medida recoges de sitios que no son tu propio punto de vista como editor estás metiendo opiniones muy divergentes, y eso sí que enriquece. No se si la palabra es ‘democratizar’, pero sí que pluraliza bastante las voces, lo cual desde luego es un efecto positivo que redunda en un efecto crítico.
Aunque también pienso que es un efecto crítico discutible porque ahora mismo estamos como entrando en un momento donde el efecto de verdad depende del consenso de muchos, parece que una palabra que tiene el acuerdo de muchos es más verdadera que la que tiene el acuerdo de muy pocos, y yo con eso nunca he estado del todo conforme. Me interesa mucho más favorecer la emergencia de disentimientos. Donde se está creando como una especie de acuerdo o de dominancia de punto de vista a mí me parece que ahí enseguida se empiezan a jugar otros efectos de autoridad aunque no lo parezca, con lo cual, es posible que este objeto de acuerdo entre varias personas hasta pueda que sea menos crítico… Creo que habría que revisarlo bastante…
Estos temas los abordo en el blog que te mencioné, de la crítica de arte en la era del capitalismo cultural, y es que hay una cosa que yo llamo el ‘efecto cháchara’: un efecto de suma de voces y que más que apuntar a un proceso de construcción epistemológica de cualidad crítica, realmente lo que hace es banalizar y rebajar el interés hasta el punto en que producen como una especie de falsa plurivocidad, y al final todas las voces son ecos unas de las otras y no hay introducción del pensamiento que rompa…
M. Como una dislocación…
JLB. Claro, yo siempre he creído que la crítica lo que hace es justamente una tarea disruptiva, es la que corta una cuerda más que la que lo produce…
M. Yo no se como será en España pero en Lima siento que los espacios para la crítica de arte, y fundamentalmente la propia crítica está perdiendo terreno. Se disuelve porque no hay un soporte tangible, físico, no hay un interés real de dar oportunidad al pensamiento reflexivo a modo de ensayo e incluso al surgimiento de voces más jóvenes. Y además porque los medios periodísticos ya no permiten alojar un discurso auténticamente crítico de forma extensa. Ahora la ‘crítica de arte’ parece reducida a meras crónicas de muestras, o reseñas que en muchos casos son notas de prensa alteradas. Yo creo que parte de esa emergencia encauza también aquel interés discursivo hacia la propia curaduría, y del mismo modo al espacio virtual que funciona como un espacio de conectividad mucho más veloz y amplio… Y eso me lleva a pensar que efectivamente la labor crítica se está transformando, y de modos divergentes, no se qué pienses al respecto…
JLB. Sí, pero dime, toda la entrevista vais sobre la crítica… (risas)
M. No, no… era solo una pregunta pero me enganché con el tema… (risas)
JLB. Te lo digo porque siento un interés especial ahí, es uno de los temas sobre lo cual más he desarrollado, incluso el blog que te mencioné… Pero bueno, yo no se si la deriva hacia el on-line se está produciendo en otros ámbitos. Pero lo que sí se está produciendo es un descentramiento de la crítica en dos direcciones, uno es hacia la curaduría donde a mí me parece que la crítica se desvanece, convirtiéndose en pura complicidad interesada, y donde rara vez ejerce algo creativo, ni siquiera coloca conceptos propios. La curaduría me parece una de las más graves enfermedades que aqueja a la época contemporánea y, desde luego, a toda la voluntad de hacer un discurso crítico. Y la otra dirección es el periodismo, la suplantación de la crítica de arte por el periodismo cultural. No se aquí pero en España domina el modelo para la crítica de arte del suplemento cultural, un modelo de reseña absolutamente entre banal y cómplice. Yo desde luego creo que esos no son ámbitos en los que con rigor se puede hacer un trabajo crítico serio, me parece que se requiere recuperar principalmente el espacio del ensayo, cierta profundización analítica como plataforma dedicada al análisis cultural.
Y es que al final yo defiendo que la única manera de hacer crítica de arte hoy es hacer Estudios Visuales. Eso sería a lo mejor como largo de explicar, y parecería como que estoy intentando arrimar el ascua a mi sardina… a mi propio interés epistemológico… (risas) Pero realmente me da la impresión que en el momento actual de desarrollo del campo de las prácticas artísticas, y con el momento de agotamiento autoreferencial que ha tenido el proceso antitético de las segundas vanguardias, ha llegado un punto en el que -y es lo que he defendido estos días- un trabajo crítico sólo se puede ejercer como saliéndose del… del corralito. Y ese es precisamente una labor que realiza los Estudios Visuales actualmente, dejando de lado la complicidad epistemológica con la práctica. Como te digo, pienso que sólo se puede hacer crítica de arte estando fuera de los dogmas que constituyen el campo en el que las prácticas artísticas se envuelven. Y esa retirada desde luego no es posible por parte de los curadores, ya que ellos están vinculados al sostenimiento del dogma y viven de ello, es como pedirle que haga anti-teología al obispo de Roma…
M. Es bien duro eso último que tú dices…
JLB. Es duro yo se…
M. Yo discrepo porque siento que la curaduría, bien orientada claro, sí debería permitir generar herramientas de interpelación crítica, sobre todo en espacios donde hay una fragilidad institucional, académica e histórico-discursiva alarmante. En nuestro país tenemos aún un tejido histórico completamente endeble, y de alguna manera los pocos intentos recientes que han podido tejer redes interpretativas nuevas han sido justamente desde el espacio de la curaduría, pero como digo, tiene que ser una buena curaduría, cimentada en el análisis y la reflexión. Yo considero, tal como señala el crítico argentino Marcelo Pacheco, que la curaduría debería estar orientada a dislocar el sentido antes que a instalarlo…
JLB. Pero una curaduría que disloca sentido dónde encuentra trabajo. Si realmente hace tal cosa se va a ver sacada del sistema, porque lo que hacen las instituciones es vivir no de la dislocación del sentido sino de una apropiación que lo codifica y lo sitúa en un lugar en el que está bajo control…
M. Pero existen formas de desmontar, de generar espacios de fricción del sentido… ese es el reto del curador auténticamente independiente… En ese sentido el trabajo curatorial debe responder ante las necesidades de su contexto y ser orientado críticamente…
JLB. Pero bueno, yo mismo he hecho curaduría, y hasta las sigo haciendo. En mi vida profesional, que debe tener casi 25 años, he hecho… soy culpable de haber hecho (risas) ocho exposiciones. O sea pese a que le veo una gran dificultad de trabajar ahí con honradez y solvencia crítica no dudo que se pueda hacer. Y hay algunos trabajos que evidentemente sí me parece que lo han conseguido. Pero claro, yo trato en este caso de ponerme a un nivel no local, si entran consideraciones locales es obvio que la óptica y los valores cambian y que hay mucho trabajo por hacer en muchos sitios. Desde ese punto de vista no pongo en duda que efectivamente ciertas situaciones y determinados trabajos interpretativos favorecen desarrollos relacionados con un proyecto crítico, y es que yo te hablo un poco más general y de manera más abstracta, y un poco también a partir de la fatiga y el hartazón que me produce el dominio de la curaduría internacional. Esa curaduría que es papanatas, insolvente, muy mala a nivel de discurso, y que sin embargo es la que tienen la palabra de autoridad máxima en el momento actual del mundo del arte, al igual que los directores de Museos. Y es que en realidad esa es una comunidad muy restringida, la de los nuevos curadores internacionales, que son todos amiguitos y se la pasan todo el día haciendo ju-ju-jú… Yo no se como el mundo del arte ha llegado a tal grado de degradación como para consentir que una pandilla de cantamañanas sin sustancia, sin formación, sin capacidad de elaborar en lo más mínimo un discurso y una idea detrás de otra, esté ejerciendo autoridad… Con toda seriedad te lo digo, me parece patético. Y es que es uno detrás de otro, todos esos señores que están dirigiendo Bienales y Documentas son unos descerebrados integrales… M. ¿Te parece que todos? (risas)
JLB. No todos definitivamente, pero es que no veo que se produzcan ideas. Asumen ideas de quinta fila, pillan por aquí, reconstruyen, se hacen refritos de refritos de refritos… Lo que no se puede hacer es, digamos, atribuirle autoridad de discurso a quien lo que tiene es cierta eficacia en el trato social… Y es que muchos es lo único que saben hacer, o sea tomarse unas copas, hablar idiomas y estar viajando constantemente, y dominar el mundo de los aviones… (risas). Y es que siento que a esa gente no hay que tenerles ningún respeto…
M. Otra cosa que me pareció interesante de tu planteamiento es el filo esencialmente crítico que tienen los Estudios Visuales, esta especie de campo de indagación reflexivo que permite diferentes entradas sobre lo visual y que no ciñe exclusivamente al análisis de ‘lo artístico’, sino que lo comprende dentro de una serie de dinámicas culturales mucho más amplias. Y me parece necesario ese tipo de enfoque dentro de la formación artística. Pero pienso que en nuestro contexto es francamente difícil pensar un tipo de aproximación de esa manera, para comenzar la educación es un problema social bastante amplio, y ya en el aspecto ‘artístico’ pues éste se encuentra anclado en presupuestos románticos de hace casi dos siglos, y entonces…
JLB. Bueno, pero de consuelo te digo que en España la situación es exactamente la misma. Las posibilidades de penetración que están encontrando estos planeamientos de los Estudios Visuales es cero, resistencia absoluta por parte de la institución, y la dominancia es el mismo modelo romántico. La formación del artista en España sigue siendo bajo la convicción de que artista se nace. Realmente la academia está como demás, para aportarle herramienta y desarrollar destrezas, todo lo que tenga que ver con la creatividad, con el genio y todo eso. Si sé que esa no es la situación en otras latitudes, pero entre España y aquí estoy seguro que hay apenas diferencia.
M. También me interesó mucho dentro de tus reflexiones sobre este nuevo libro tuyo de pronta publicación aquello que denominas las Culturas RAM, y especialmente esta idea del Museo RAM. Haciendo esa analogía diferencial entre lo que podría ser la función del Museo actualmente a partir de dos formas de memoria electrónica: por un lado un sistema de memoria archivista, de acopio, de almacenamiento -lo que podría equipararse al disco duro de la PC-, y el otro tipo de memoria que dinamiza, que pone en circulación, que es más volátil y que trabaja sobre conexiones –memoria RAM-. Y esta idea última ya asociada a lo que llamas Museo RAM, es decir el Museo esencialmente como generador de conectividad, me parece francamente precisa y pertinente. Y sobre todo si pensamos en nuestro momento global contemporáneo, pero también me pregunto: ¿cómo aplicar un modelo de ese tipo en un espacio como el nuestro, donde la propia institucionalidad no tiene aún siquiera memoria histórica suficiente -y estoy pensando tanto a nivel de discursos como de obras-?
JLB. Yo no me siento autorizado para responder esa pregunta porque desconozco la situación histórica a la que aludes, y hablar así podría parecer presuntuoso. Y seguramente en el contexto del cual vengo no ocurre del todo lo mismo, pero salvando eso yo tengo la impresión de que los saltos si se pueden producir. A veces siento que se sobrevaloran memorias históricas, desde luego cuando me paseo por sitios donde se están rescatando esas memorias de un trabajo de producción artística normalmente todo lo que veo es basura, y lo digo con toda sinceridad, tal y como lo siento. Me pasa igual cuando he visto esas operaciones en mi país, la mayoría del arte contemporáneo que se ha producido en España es basura, y hay muy poco apenas rescatable porque no le aporta nada ni a la humanidad ni a otras producciones. Por lo cual yo sería perfectamente partidario -y se que este discurso puede sonar muy escandaloso y muy contrario al establecido-, sería partidario de que todo eso se dejara caer como ruina prematura. Me parece que el momento actual admite entrar y participar en discusiones que son relevantes para la época contemporánea, sin tener que hacer un trabajo pesadísimo de rescate de cosas que muchas veces no tienen ningún valor, y que pueden aportar muy poco al debate actual.
Para mí el problema identitario que puede justificar determinadas opciones y determinadas políticas, y en nombre de políticas nacionales hacer esos rescates, son políticas cuyo interés le corresponde valorar al que las promueva. Y desde luego yo no me siento nada cercano a ellas. No me parece que se pueda administrar el valor del sentido bajo este tipo de lógica, y lo que me parece interesante de las formas RAM de la cultura es que producen identidad al paso de las prácticas de enunciación y de producción discursiva, y por lo tanto no hay en ellas ningún vector esencialista que promueva la necesidad de una recuperación de los valores que configuran esa esencia, si no hay esencia para qué recuperarla, cada uno actúa en sus enunciados a través de rescates y de bricollages que toman un poco de donde pueden. Y eso me parece perfecto, yo siendo español nunca me he interesado por la música popular española, y en cambio me gusta la música popular inglesa. Y es fantástico. Un sujeto contemporáneo tiene derecho a proveerse de fuentes de autoconstrucción sin tener la obligación de acondicionarse a entender que hay ciertas que son las ‘propias’. Esos son problemas que afectan intereses de otro orden, a los intereses de los Estados, y de las Naciones, y de maneras de intervenir en la cultura que están dirigidas por esos intereses, yo personalmente no creo en ellos en lo más mínimo…
M. Me parece muy difícil intentar predecir la verdadera relevancia o pertinencia de un trabajo de recuperación histórica antes de empezar a pensarla… a hacerla… Uno como investigador intuye ciertos vacíos y trata de ir hacia ellos…
JLB. Claro, pero es que a veces se pierde tanto tiempo en uno, que cuando te das cuenta que no ha servido para nada has perdido tu vida… Claro que si uno lo quiere hacer me parece excelente… M. Creo que es también cuestión de negociar con el propio contexto, es decir con la re-inserción de determinados sentidos en ese contexto… Además tú mismo has hecho más de un énfasis en esta necesidad benjaminiana de hurgar en las posibilidades relegadas, en los conceptos liminares…
JLB. Hablábamos un poco de la importancia de la genealogía y de arqueologizar los conceptos, pero la arqueología de los conceptos no es lo mismo que una historia que quiere investigar raíces desde la convención de que hay un principio. Si te quieres remontar hacia algo no hay forma de ir siempre más atrás y más atrás, sino que es necesario cortar en algún punto…
Estoy leyendo ahora una novelita que me gusta mucho de Villa-Matas que tiene una reflexión cómo de pronto el cine empieza a ocurrir sin pretender reconstruir toda la lógica del teatro, planteamiento-desarrollo-solución. Y pienso un poco en esta lógica del cine, como cuando te metes en una escena que bien podría haber sido la escena 25… Es decir esta necesidad de cortar en un punto, iniciar el recorrido desde otro punto, hacer el viaje a la velocidad que quieres, ver cosas y buscar enlaces, hasta que llega un punto donde arbitrariamente decides parar. Y es que el trabajo interpretativo hoy por hoy no puedo pensarlo de otra manera. Lo contrario es invocar esencias que hay que descifrar y verdades de esas esencias y de esos códigos. No simpatizo con esa manera de trabajar, no es que la desprecie como puedo despreciar aquellas otras cosas que tienen que ver con la banalización absoluta del trabajo crítico, en ese sentido sí tengo un respeto mayor, pero no es para nada mi manera de trabajar.
*José Luis Brea es Profesor Titular de Estética y Teoría del Arte Contemporáneo de la Universidad Carlos III de Madrid.Es director de la revista Estudios Visuales. Crítico de arte independiente, colabora con diversas revistas nacionales e internacionales, siendo corresponsal para España de la revista ARTFORUM. Entre sus libros más recientes destacan: Estudios Visuales. La epistemología de la visualidad en la era de la globalización, AKAL, Madrid, 2005. El tercer umbral. Estatuto de las prácticas artísticas en la era del capitalismo cultural. CENDEAC, Murcia, 2004. La era postmedia. Acción comunicativa, prácticas (post)artísticas y dispositivos neomediales. Editorial Centro de Arte de Salamanca, Salamanca, 2002. Entre sus exposiciones más recientes destacan: Economías identitarias en la era del capitalismo informacional, Sala Verónicas, Murcia, 2004. La Conquista de la Ubicuidad, Centro Parraga (Murcia), CAAM (Canarias), KM (SanSebastian), 2003-4. , exposición online organizada para el festival de Navarra, Pamplona, 2000. Last (no) exit: net, exposición online organizada para Vid@rte (México) y Ciber@rt, Valencia, 1999.Actualmente dirige además dos nuevos proyectos online: salonKritik (un repositorio de textos de crítica de arte con formato blog) y ::agencia crítica:: (un blog de crítica de políticas artísticas y culturales).