Querido Lucas,
Quizá no captaste que el formato de los discursos panamericanos que se han escrito como parte del proyecto (ver Vancouver, Portland, San Salvador, Tegucigalpa, etc ), sin necesidad de comprometer su mensaje, se apropian consistentemente de una estructura que utilizan los discursos políticos históricos. El formato ¨ficticio¨ decimonónico por otra parte respondía a tu crítica disfrazada de fábula (o de sátira, también decimonónica, según dice Francois). Pero de la misma manera en que crees que caigo en la ¨sensiblería¨, a mí en cambio lo que sí me parece manipulativo es recurrir al formato de un cuento para insinuar críticas que no serías capaz de sustanciar en una verdadera reseña o crítica normal, puesto que no cuentas con la información de lo que ocurrió o no ocurrió ni asististe a los eventos de la escuela.
Este proyecto ha incorporado en su página las críticas de todos aquellos que han comentado acerca del proyecto, en todos los países en que ha estado – muchas de ellas en extremo negativas, pero con posturas concretas. De hecho, en el primero de los treinta debates que incluye este proyecto, se cuestionó fuertemente la premisa misma de la escuela (consultar a primera página del blog). Pero el tratar de desacreditar arbitrariamente un proyecto sólo por inferencias subjetivas y aleatorias ni siquiera se puede considerar como crítica, sino como mala leche.
En todo caso, las preguntas que creo que se podrían originar de aquí y que serían más útiles, incluyan a este proyecto o no, tendrían que ver acerca de la manera en que se gestan proyectos de arte público en Colombia, cuál es el público al que este arte se dirige, cómo se perciben las problemáticas nacionales dentro y fuera de Colombia, cómo se percibe la presencia de un artista extranjero en Colombia, etc.
Pero en lo que respecta a este intercambio, no me parece ni interesante ni útil hacerle perder el tiempo de los lectores de esferapublica alegando algo que no contribuye a armar ninguna clase de reflexión.
Pablo Helguera