A nivel cultural, las múltiples posibilidades virtuales vienen dadas por el orden simbólico, que se actualiza en una sociedad particular o en un individuo social determinado. De los componentes del orden simbólico, el principal es el lenguaje, que tiene infinidad de posibilidades, pero ya no para la mera supervivencia o adaptación sino para la anticipación y la creación. Cada sujeto actualiza un conjunto determinado y pequeño de posibilidades simbólicas y lingüísticas. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre a nivel cuántico - la partícula no sabe - y biológico - el organismo sólo sabe -, es propio del orden simbólico la reflexividad - el sujeto sabe que sabe -, y por tanto, el sujeto no es sólo el resultado de un evento o de un mecanismo de supervivencia o de adaptación. Al ser reflexivo, el sujeto puede recobrar activamente muchas de las virtualidades que aún no se le han dado, a partir de las cuales puede anticipar y crear. El sujeto no es, pues, el mero colapso de virtualidades simbólicas o lingüísticas, sino que interactua dinámicamente con ellas. No se puede ser un sujeto actual, sin ser, a la vez, un sujeto virtual.
(*) Alfonso Florez es filósofo de la Universidad Nacional de Bogotá. Fue Decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad Javeriana de Bogotá.