Estimado Rafael,
“La verdad es un momento de lo falso” afirma Guy Debord en su famosísimo texto La Sociedad del Espectáculo (sin copyright y sin derechos reservados, actualmente disponible en versión multilingüe en Internet).
Escribir un manual para asistir a eventos públicos artísticos en Cartagena sería una tarea inútil, verdaderamente. Pero un pretexto interesante para hablar de lo verdaderamente importante que no es ni usted, ni el crítico, ni el curador, ni el docente, ni la artista es, mi estimado Rafael, el público. Todo esto, el debate, el malentendido, es útil para desmantelar el cómo funciona el arte (el “teatro del arte”) en la ciudad de Cartagena y por extensión, en cualquier parte. Si no ha comprendido el alcance de Internet, aprovecho para explicarle rápidamente: lo local, lo particular, incide en lo global y se relaciona, dialoga, converge, se co-alimenta, se copia, se mira, se reproduce, gracias a los nuevos medios y las tecnologías (televisión, Internet). Es un asunto de narrativas y entonces de representación. La comunidad virtual se crea y se re-crea (los contenidos, los discursos, los signos, los símbolos) y se entiende con el Universo que no es, afortunadamente para todos, exclusivamente Bogotano.
En defensa propia.
Sus afirmaciones contra mí (porque son personales, déjeme decirle) son calumnias, ya que no citan textualmente. El punto que intenta demostrar al principio es un recurso que no aplica a lo largo de su texto (el recurso argumentativo que es citar). El que descontextualiza mi estimado Rafael, y quien habla todo el tiempo de Bogotá, es usted. Tergiversar supuestas frases mías, descontextualizarlas intencionalmente no solo es un acto de mala fe, sino de pésimo gusto.
“Conversatorio” me sigue pareciendo un término antipático. ¿Acaso el término lo engendró usted, acaso usted es conversatorio? ¡Vaya uno a saber! Su texto es mentiroso; una cosa es la subjetividad y otra, muy distinta, la mentira.
¿Mas contexto?
“The spectacle subjugates living men to itself to the extent that the economy has totally subjugated them. It is no more than the economy developing for itself. It is the true reflection of the production of things, and the false objectification of the producers”. (1)
El espectáculo subyuga los hombres a sí mismos, hasta tal punto que la economía los ha subyugado completamente. No es sino la economía desarrollándose para sí misma. Es el verdadero reflejo de la producción de las cosas, y la falsa cosificación de los productores.
Economía no es el precio de los cuadros, no es el precio del objeto (ya no hay objetos). Es el “verdadero reflejo de la producción de las cosas”. El público es el productor y el productor es el público. Y ese rol es intercambiable. ¿Sorprendente no? Marta Rosler una video artista estadounidense importante lo afirmó hace años en un texto importante, “Video: Shedding the Utopian Moment” (se lo recomiendo – también se encuentra en Internet).
El espectáculo que presencié aquella noche en el Claustro de Santo Domingo tiene mucho de novelesco, en eso tiene usted toda la razón. Le pregunto: ¿Quién es el productor de la obra, usted, la artista-curadora, el curador-educador o el público?
El artista y la institución.
Algo es seguro: no estoy de acuerdo con la forma en que los artistas que viven en Cartagena (o cualquier artista) NECESITEN el espacio del Museo de Arte Moderno o cualquier institución respetable para exhibir sus proyectos, a menos que la obra misma trate de deconstruir las relaciones de poder y de dominio existentes entre el artista, las instituciones y el público (la muestra de Los Andes “Esto no es una tesis”, por ejemplo). La decisión de exhibir una tesis en éstos espacios institucionales, o en cualquier espacio es una decisión importante (la pregunta por el espacio y el lugar de exhibición de un trabajo de arte no es gratis, ni se puede obviar).
¿Desde cuando el lugar de exhibición no es importante? Es responsabilidad del artista crear los espacios adecuados para la exhibición de trabajos. Me refiero a “espacios” mas consecuentes y mas ‘realistas’ ¿Qué paradójico no? Como Internet, que por su naturaleza multimedial y su narrativa no – lineal, permite a las personas estar en contacto y participar del discurso global desde cualquier parte. La relación tecnología y arte no es una moda, es una condición.
Prueba de paternidad.
Curioso también es que uno de los panelistas se sienta aludido de manera tan directa. Resulta sorprendente que usted, un artista “importante”, se sienta provocado por algo que no le pertenece y por un comentario escrito, según usted, fuera de la realidad. La tesis, la obra de arte exhibida al público mi estimado Rafael, es más mía que suya. Ahora bien, yo tendría licencia para decir lo que quisiera acerca del evento público al que asistí, usted, en cambio, por haber sido invitado y por educación, le toca callarse. En ese sentido usted, estimado Rafael, está en desventaja.
Su actitud en el texto que pretende ser sarcástico resulta paternalista (renders itself patronizing). Patronizing (condescendiente) es un adjetivo que en inglés significa tres cosas: Adj. 1. patronizing – (used of behavior or attitude) characteristic of those who treat others with condescension condescending, patronising, arch superior – of or characteristic of high rank or importance; «a superior officer»
Es ofensivo porque somete a su interlocutor a una relación de dominio donde usted (su voz narrativa) actúa como patrón, como superior, como el que sabe (el artista importante). El público para usted, es inferior.
La interpretación, como lo inconsciente, no es territorio.
El ego, la vanidad, enturbian los argumentos.
Esa noche, usted habló sobre su experiencia curatorial en Bogotá, sobre el proyecto en el Jardín Botánico. Quien habló de Bogotá todo el tiempo fue usted. En el texto “El curador como manager” reclamo eso: que la referencia haya sido Bogotá. Usted en su intervención no mencionó a Cartagena. El Universo, le recuerdo, no es Bogotá. Cartagena es una ciudad atrapada en la modernidad (la posmodernidad no es una cualidad, es una condición), el crecimiento descomunal de la ciudad, el auge absurdo de la construcción, el desarrollo desenfrenado, los corales se mueren, los peces escasean, los pobres son cada vez mas pobres. Esa sociedad moderna (¿pre-moderna?) que es Cartagena, es una conglomerado de espectáculos: el Congreso de la Lengua, el Hay Festival, la filmación de El Amor en los Tiempos del Cólera, el lanzamiento de una página de Internet en el Claustro de Santo Domingo… todo lo vivido se mueve hacia la representación, todo, mi estimado Rafael, todo.
“In societies where modern conditions of production prevail, all of life presents itself as an immense accumulation of spectacles. Everything that was directly lived has moved away into representation”. (2).
En sociedades donde las condiciones modernas de producción prevalecen, toda la vida se presenta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo directamente vivido se mueve alejándose, hacia la representación. (Traducción libre)
-Maria Posse
Cartagena, diciembre 10 de 2006.
Notas:
1. Guy Debord. «Society of the Spectacle» p. 15
2. Ibidem p. 17
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el curador como manager
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