“La vida, la mísera vida, verosímil y sin interés, reproduce las maravillas del arte”
—La decadencia de la mentira
Oscar Wilde
“El cine se hace con los muertos. Se les coge, se les hace caminar y eso es el cine.”
—Max Jacob
“Jaque: un rescate cinematográfico”
—Periódico El País
La publicación Variety, fuente vital de información para la industria mundial del cine y del entretenimiento, anuncia que varios productores de Hollywood están ansiosos por adquirir los derechos de representación del drama de secuestro y liberación de Ingrid Betancourt. Con anterioridad, el Comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, General Freddy Padilla de León, dijo en declaraciones a la prensa que a los soldados participantes en la operación de rescate Jaque “se les entrenó durante tres semanas en los papeles con profesionales profesores en teatro”. Una vez los productores de Hollywood y otros agentes del teatro, la televisión y la literatura obtengan los derechos de representación, es posible pensar que los miembros de las Fuerzas Militares de Colombia serán quienes ahora entrenen en sus papeles a todos los “profesionales profesores en teatro” o a todos esos productores, actores, escritores y directores que trabajaran en las interpretaciones del drama de Ingrid Betancourt.
El Ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, ha sido enfático en afirmar que la operación de rescate Jaque fue “una operación especial de inteligencia, planeada y ejecutada por nuestra fuerza militar. Fue una operación ciento por ciento colombiana”. Y es cierto, no hay que ir muy lejos (hasta Israel o hasta el Pentágono) para encontrar muestras idénticas de talento histriónico militar y malicia indígena “ciento por ciento colombiana”, en otros escenarios, esta vez no de rescate sino de secuestro: el grupo guerrillero FARC entrenó (¿con “profesionales profesores de teatro”?) a un comando guerrillero para que simulara ser un cuerpo elite de rescate del ejército colombiano. El 11 de abril del 2002 el comando guerrillero se movilizó a Cali y llegó al edificio de la Asamblea Departamental del Valle del Cauca, a las 10:45 a.m. entraron al edificio gritando que había una amenaza de bomba, el comando buscó a los doce diputados y los condujo fuera del edificio a un bus, mientras neutralizaba a los policías que prestaban servicios en el área. Los diputados fueron conducidos fuera de la ciudad y en el trayecto, para su desdicha, les fue anunciado lo siguiente: “Bueno, señores y señoras, nosotros somos un grupo de las FARC”. El grupo de diputados fue trasladado a un camión que los llevó a una zona dominada por la guerrilla. Cinco años después, once de los doce diputados secuestrados fueron asesinados por sus captores, las FARC atribuyeron la masacre a una «falla de seguridad» de sus propios hombres que al parecer confundieron a una cuadrilla del grupo guerrillero ELN que merodeaba por la zona con un comando de rescate del ejercito.
Aquellos que viven del montaje perecen a causa del montaje. El montaje es una estrategia de supervivencia, no podemos vivir sin la tragedia, no sabemos vivir en paz, si el montaje desaparece queda la nada insufrible del aburrimiento; necesitamos del espectáculo. ¿Cómo se educa a un pueblo analfabeta, alcohólico y místico? Con íconos. Un icono como el de Ingrid Betancourt, consolidado a partir de un video en la selva, o en palabras de Antonio Caballero, “una obra de arte involuntaria por parte de su autor material, el esbirro de las Farc que maneja la cámara; arte bruto, habría que llamar a eso: arte sin conciencia. Y arte consciente por parte de la protagonista. Una obra de arte firmada por la voluntad de Íngrid Betancourt.”. No hay que dejar que ese icono, esa obra de arte, ese monumento público, pierda para el colombiano parte de su encanto, si en Europa Ingrid Betancourt ya es una especie de “Juana de Arco Moderna”, en Colombia nos debemos apresurar para elaborar una parábola-himno que pueda ocupar un sitio junto a nuestros símbolos patrios, una muestra de cultura colombiana: convoquemos a artesanos, músicos, poetas, juglares… Porque la esfinge ha hablado, se ha hecho carne, ha mostrado que la pesada cruz que llevaba en su morral era un diccionario (un capricho intelectual incomprensible para el colombiano); necesitamos del arte para congelar el momento un instante antes de que se estropee en la Historia, para poder volver a mirar esta catástrofe, necesitamos de la propaganda para entenderla, justificarla y perdonarla. ¿Por qué sucedió este momento humano de locura?, bueno, al final por lo menos produjo arte, puede que, en última instancia, la catástrofe del secuestro sea solo para eso.
El secuestro es y será una catástrofe recurrente, una industria (tan elaborada, compleja y lucrativa como la industria del cine), un acto de terror capaz de hipnotizar la mirada medioclasista que compone el mayor rating de la audiencia (“audiencia cautiva” la llaman los publicistas). Aunque hay incrédulos y, por ejemplo, al final de la reseña de Variety, un escéptico agente de Hollywood dice que la historia de la operación Jaque no es la ideal para un tratamiento cinematográfico: “Carece de aquello que los americanos aman en las películas: No hay violencia en el rescate”. Y sí, parece ser que no podemos vivir sin el mal (la guerrilla, los paramilitares o las águilas negras, el terrorismo, la corrupción, el diablo); sin el fervor religioso (Jesús, El Padre, El Presidente, La Virgen, La Madre); sin la raza (secuestrados de primera, segunda y tercera clase, secuestrados de primera en la portada de Caras, Gente y , Jet Set, secuestrados de segunda en las páginas interiores de El Tiempo, y secuestrados de tercera en las páginas de El Espacio); sin el mercantilismo (el lucro, la trata de blancas, el servicio doméstico, el patronato, el esclavismo) y, finalmente, sin el entretenimiento (actores principales, actores secundarios y extras, las telenovelas, el reinado de belleza, el fútbol), sin todo eso al colombiano no le queda razón de ser. Dicen que “cultura es lo queda después de que nos olvidamos de todo lo aprendido”, bajo este axioma al colombiano le quedaría poco, solo una crisis de identidad, casi nada, además es propenso al olvido y más allá del mal, la religión, la raza, el mercantilismo y el entretenimiento, escasamente algo se ha aprendido.
Tal vez a la violenta historia del secuestro de los doce diputados o a la tragedia de Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri les podría ir mejor en la taquilla americana, pero lo dudo, estos muertos no tienen aquello que los directores de cine llaman “un buen registro ante la cámara”, además, estas historias carecen de algo que sí tiene la saga de Ingrid Betancourt: un “happy ending”.
—Lucas Ospina
Variety
http://www.variety.com/article/VR1117988578.html?categoryid=13&cs=1&query=ingrid+betancourt
Noticiero sobre el Secuestro de los 12 diputados del Valle del Cauca
http://www.youtube.com/watch?v=PPpJZeroCkk&feature=related
Noticiero sobre la operación Jaque
http://www.youtube.com/watch?v=EGR60v3FYgg
Video hecho por el grupo guerrillero FARC sobre la operación de secuestro de los 12 Diputados
http://www.youtube.com/watch?v=t7ui5fnhqfk&feature=related
Video hecho por el ejercito nacional de Colombia sobre la operación Jaque
http://www.youtube.com/watch?v=oc4d3uZ5CRU
Ecce Homo / Antonio Caballero
http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?idArt=108474
Secuestro de los 12 diputados del Valle del Cauca
http://es.wikipedia.org/wiki/Secuestro_de_los_12_diputados_del_Valle_del_Cauca
A History of the World in 10 1/2 Chapters / Julian Barnes
http://books.google.com.co/books?id=Jy0pGgAACAAJ&dq=julian+barnes+history+of+the+world&lr=