Un meme que circula, en este año del fin del mundo -como lo conocíamos- dice que el 2020 fue escrito por Stephen King y dirigido por Tarantino. La versión colombiana contó, además, con la producción ejecutiva de la Policía Nacional. En efecto este ha sido el año del terror y de la violencia, aunque lo realmente Gore, la escena más sangrienta del año llegó a Colombia la semana pasada. El año fue un in crecendo de angustia. Podríamos decir que esta película de terror a la que asistimos, y que al tiempo protagonizamos, comenzó cerca del 26 de Noviembre de 2019 cuando el ESMAD asesinó a Dylan Cruz. Aunque el año pasado el paro nacional se fue disolviendo con las natillas, los buñuelos y nuestra persistencia de bajo calibre, lo cierto es que la violencia que el estado ejerció, en Bogotá, antes y durante las manifestaciones, fue la cortinilla adecuada para ir armando el ambiente emocional para lo que vendría este año.
El toque de queda decretado en Bogotá el 22 de Noviembre, día en el que montaron la escena de los vándalos asaltando los conjuntos, sería el episodio-presagio. Todos, desde el encierro, fuimos viendo cómo el terror se expandía. Ese terror se ha magnificado este año porque, mientras que estamos encerrados por una pandemia global, hemos presenciado las escenas más atroces, protagonizadas por la Policía Nacional. Estas escenas, a diferencia del relato de los vándalos (que fue un rumor escrito o difundido por notas de audio) fueron grabadas en video y reproducidas masivamente por redes sociales. Un video que estaba transmitiendo en vivo una de las protestas a las que llegó la policía, terminó grabando y transmitiendo en directo el momento en el que una persona fue asesinada. Yo vi, por primera vez, a alguien morir en vivo en una transmisión audiovisual. Espero que NUNCA MÁS, tenga que ver algo así.
A pesar de la gran cantidad de videos que atestiguan el horror y la barbarie cometida por el estado colombiano (la alcaldesa habló de hora y media de grabaciones de video) tanto la policía como el gobierno nacional dijeron que iban a investigar, individualmente, a quienes habían disparado. También mencionaron que cada policía puede disparar cuando, también individualmente, lo considere conveniente. Teniendo tanto material audiovisual a la mano, no se entiende muy bien qué es lo que van a investigar. Visto lo que hemos visto, no parece necesaria una investigación para saber que la policía está asesinando ciudadanos con armas de fuego y eso debería ser suficiente para plantear una reforma estructural a la institución.
En contraste con su falta de interés por los videos documentales, la policía es una institución aficionada a los videos de ficción. Un reporte de Noticias Uno (https://www.youtube.com/watch?v=7GYenakD5OQ) cuenta el modo en el que la policía nacional crea videos ficcionales en los que patrulleros arrestan delincuentes. Sabemos que son montajes por una investigación llevada a cabo en 2011 por el Tribunal Superior de Bogotá, pero también porque, todo hay que decirlo, los actores no son demasiado convincentes.
Existe un área audiovisual de la policía y en ese momento el sargento Guillermo Unigarro era el encargado de la producción de videos para el área metropolitana. Los directores/policías tienen como misión crear piezas de ficción audiovisual en las que la policía atrapa ladrones, incauta drogas y armas y desmantela bandas delincuenciales para que sean transmitidas por los medios de comunicación. Aunque estas prácticas policiales anteceden a la desafortunada llegada de Duque a la presidencia, éstas parecen unir dos de sus pasiones: su lealtad incondicional a la policía y su afición por la economía naranja. El reportaje de noticias UNO del que les hablo se titulaba Poli Hollywood. Yo, como estoy tan triste y desganada, le puse a este texto “Pollywood”.
Mónica Eraso
Bogotá, Septiembre 16 de 2020